Portada » Lengua y literatura » Teatro del Siglo XX: De Mihura y las Vanguardias Europeas a la Posguerra Española
Tres Sombreros de Copa narra lo que le sucede a Dionisio, de 27 años, durante la noche que pasa alojado en un hotel del pueblo de su novia, Margarita, con quien se casará al día siguiente. En este mismo establecimiento, regentado por don Rosario, se alojará una compañía de music-hall. Paula, una de las muchachas de la compañía, irrumpirá en la habitación de Dionisio, propiciando una serie de encuentros disparatados. Dionisio, tras conocer la vida de los artistas, tan divertida y de valores tan diferentes a los suyos, se replanteará su futuro y su relación con Margarita.
La estructura externa se divide en tres actos, respetando la regla de las tres unidades clásicas:
La estructura interna se corresponde con el planteamiento, el nudo y el desenlace.
La obra tiene un trasfondo dramático, pues aborda la imposibilidad de alcanzar la felicidad y la libertad. Muestra cómo la sociedad empuja a comportarnos no como nos gustaría, sino como debemos, según se espera de nosotros. Aunque, para mayor tristeza, nada garantiza que materializar ese cambio en el modo de vida conlleve la felicidad.
Pensadores relevantes en este momento son Jean-Paul Sartre, Karl Marx y Sigmund Freud. Los tres reflexionan sobre la responsabilidad individual y consideran que Dios es una creación del ser humano, por lo que todo está por hacer:
Estas ideas se ven reflejadas en los tipos de teatro que surgieron:
Busca la verosimilitud y el parecido con la realidad. Destacan Antón Chéjov (autor de Tío Vania y El jardín de los cerezos) y Henrik Ibsen, quien influirá en el teatro europeo de la época gracias a su obra Casa de muñecas.
Pretende mirar más allá de la realidad aparente. Obra clave: El pájaro azul de Maurice Maeterlinck.
Se trata de mostrar el interior del ser humano, sus partes más profundas.
Huye del realismo para plasmar un mundo absurdo, onírico e irracional. Obra inicial: Ubú Rey de Alfred Jarry. Corrientes destacadas son el Surrealismo, con figuras como André Breton y Antonin Artaud.
Este periodo se caracteriza por presentar la parte trágica de la existencia y la dificultad de la comunicación humana. La obra cumbre es Esperando a Godot de Samuel Beckett. El español Fernando Arrabal también es importante con su obra Pic-Nic.
Surge una corriente que cuestiona las formas establecidas. Sus autores, conocidos como los «jóvenes airados», destacan a Harold Pinter. Más tarde, Peter Brook funda el Centro Internacional de Investigación Teatral; su ensayo El espacio vacío es un hito.
Intelectuales de la época lucharon por la cultura fundando las Misiones Pedagógicas. Este proyecto llevó la cultura a todos los rincones del país, sobre todo a los más desfavorecidos. Se fomentó la creación de bibliotecas públicas, se organizaron exposiciones itinerantes y lo mejor del teatro español (Calderón, Cervantes, etc.) alcanzó a muchos pueblos gracias a Federico García Lorca y otros colaboradores.
Se distinguen cuatro corrientes principales:
Triunfa entre la burguesía y es aristocrático. Autor: Jacinto Benavente.
Costumbrista, intrascendente y divertido. Autor: Pedro Muñoz Seco.
Antirrealista, modernista, y exalta valores nobiliarios e imperiales. Autor: Eduardo Marquina.
Renovación de formas (lenguaje verbal y escénico). Se atreve a cuestionar valores y tiene una mirada más crítica. Autor: Federico García Lorca.
Tras el golpe de Estado de 1936 y la Guerra Civil, comenzó la dictadura del Generalísimo Francisco Franco, que duró cuarenta años. El franquismo conllevó la desaparición de proyectos como las Misiones Pedagógicas y la pérdida de muchos artistas por fallecimiento (como el asesinato de Lorca) o por el exilio.
La generación de posguerra (escritores nacidos entre 1905 y 1920), especialmente los dramaturgos que habían pertenecido al bando de los vencidos, escriben un teatro existencialista con las siguientes características:
También se desarrolló la comedia burguesa, un teatro más cómico que buscaba la evasión. Aparece un grupo de autores llamado La otra generación del 27 (Miguel Mihura, Antonio Lara, etc.).
A finales del franquismo y principios de la Transición, se vivió un periodo de teatro innovador:
Se pregunta sobre la libertad, la culpa y la muerte. Muy vigilado por la censura. Autor: Alfonso Sastre.
Humor absurdo y aires vanguardistas. Autor: Enrique Jardiel Poncela.
Costumbrista, intrascendente y divertido. Busca la evasión. Autor: Joaquín Calvo Sotelo.
Renovación de formas, antirrealismo y provocación al público. Autor: Fernando Arrabal.
En este periodo convivieron el clasicismo y la innovación. Se suceden tres generaciones:
Muchos grandes nombres del teatro que ya lo eran en el franquismo y la posguerra siguen siéndolo (Realista: Alfonso Sastre; Vanguardista: Fernando Arrabal).
Se da importancia a asuntos sociales y a la solidaridad. Los escenarios son urbanos y reflejan, con humor, el desencanto de los perdedores.
Orbita alrededor de la RESAD (Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid), la Sala Beckett de Barcelona y el Premio Bradomín para autores menores de 30 años. Presentan personajes inadaptados, usando el humor como herramienta de crítica y contemplando la fantasía como elemento distanciador.
