Portada » Lengua y literatura » La Evolución de la Narrativa Española: De la Posguerra (1940) a la Novela Experimental (1970)
Culturalmente, la Guerra Civil (1936-1939) supuso una violenta ruptura con aquellos avances artísticos conseguidos hasta entonces, quedando abortados los empeños por transformar la literatura española con recursos técnicos renovadores y temas más representativos del siglo XX por parte de nuestros novelistas (los miembros de la Generación del 98 y el Novecentismo, ante todo).
Tras la guerra, el panorama fue desolador: algunos escritores habían muerto, muchos permanecían en el exilio, y otros esperaron tiempos mejores en silencio, atravesando por una desorientación intelectual. Nuestra literatura y, en concreto, la novela, se recuperarían lentamente a través de una notable evolución que cuenta con diferentes fases o etapas:
La narrativa de la inmediata posguerra se desarrolló de manera autárquica, al margen de su propia tradición nacional (que o bien había muerto o partido hacia el exilio) y de la extranjera, debido a la férrea censura impuesta por el régimen. En estas condiciones, lo más fácil fue la vuelta a modelos tradicionales de corte realista o costumbrista, donde era patente la ausencia de experimentación narrativa.
No faltaron novelas comprometidas con la causa ideológica del bando vencedor, ni una interesante tendencia que reivindicaba el humor y la evasión, en la que se encuadra la obra de Wenceslao Fernández Flórez y Álvaro Cunqueiro.
Sin embargo, este panorama se rompió con la publicación de tres novelas clave:
En este proceso de cambio, la convocatoria del Premio Nadal jugó un papel importantísimo, siendo un verdadero animador de la narrativa durante este siglo. Aunque se trata de tres novelas muy distintas, las une el punto de vista (la primera persona) y su alejamiento del triunfalismo imperante, teñidas de cierto desencanto existencialista que, en el caso de la obra de Cela, llegaría a lo “tremendista”. Este término, muy de moda en la época, hace referencia al realismo violento, desagradable y sórdido de los ambientes retratados.
Una parte de los autores que, por fecha de publicación de sus novelas, habrían de figurar junto a Cela, Delibes y Laforet estaban en el exilio, donde desarrollaron la mayor parte de su obra. Es el caso de Max Aub, Francisco Ayala y Rosa Chacel.
Desde mediados de la década de los años 50 se impuso el Realismo Social: de la angustia existencial se pasó a las preocupaciones sociales.
Contando con las influencias de la Generación del 98 y, especialmente, de Pío Baroja, la novela social pretendía poner al descubierto realidades sociales españolas muy concretas (la situación del campo, la emigración, el paro, la escasez de viviendas, la abulia o pasividad de algunos grupos sociales, la marginación, el regreso del exilio), a modo de documentos que pudieran servir de testimonio, protesta y denuncia, a la vez que intentaba transformar el mundo.
Llevada a cabo por la Generación del Medio Siglo, la novela social se inicia con La colmena de Camilo José Cela (publicada en 1951, en Buenos Aires; esta obra contiene abundantes recursos renovadores que no tuvieron continuidad en nuestra narrativa hasta tiempo después). Siguen publicando autores de la época anterior como Miguel Delibes (El camino y Mi idolatrado hijo Sisí).
Durante la década de los años 60, al mismo tiempo que triunfaba el Realismo Social, algunos escritores empezaron a cuestionar su calidad literaria.
Además, el descubrimiento de la narrativa hispanoamericana de Mario Vargas Llosa (La ciudad y los perros), Julio Cortázar (Rayuela), Gabriel García Márquez (Cien años de soledad) y la influencia de los grandes renovadores de la novela universal (Marcel Proust, James Joyce, Franz Kafka, William Faulkner) consiguieron que surgiera en España una novela que se decantó por la completa experimentación de los recursos técnicos narrativos.
Tiempo de silencio (1962) de Luis Martín-Santos marca el inicio de esta renovación total de la novela española, que continuaron tanto los propios novelistas de la Generación del Medio Siglo como otros nuevos narradores:
Establecidas en obras como Tiempo de silencio, destacan las siguientes características:
