Portada » Religión » El Sacramento del Bautismo: Significado, Ritos y Compromisos en la Fe Católica
Es un sacramento por el cual renacemos a la gracia de Dios y nos hacemos cristianos.
El Bautismo confiere la primera gracia santificante, que produce los siguientes efectos:
La materia es el agua natural que se vierte sobre la cabeza del bautizando, en tal cantidad que corra.
La forma son estas palabras: «Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo».
Administrar el Bautismo pertenece por derecho al Obispo y a los párrocos. Sin embargo, en caso de necesidad, cualquier persona puede administrarlo, sea hombre o mujer, e incluso un hereje o infiel, con tal que cumpla el rito del Bautismo y tenga la intención de hacer lo que hace la Iglesia.
Debe bautizar el sacerdote, si lo hay. En su ausencia, un eclesiástico de orden inferior; en ausencia de este, el varón seglar con preferencia a la mujer, si la mayor pericia de la mujer o la decencia no demandasen otra cosa.
Debe tener la intención de hacer lo que hace la Iglesia al bautizar.
Se administra derramando agua sobre la cabeza del bautizado o, si no se puede en la cabeza, en otra parte principal del cuerpo, y diciendo al mismo tiempo: «Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo».
No, la persona no quedaría bautizada. Es preciso que sea la misma persona la que vierta el agua y la que pronuncie las palabras.
Hay que bautizarla condicionalmente, diciendo: «Si estás vivo, yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo».
Hay que llevar a los niños a la Iglesia para que los bauticen lo más pronto posible.
Hay que darse prisa en bautizar a los niños porque, por su tierna edad, están expuestos a muchos peligros de muerte y no pueden salvarse sin el Bautismo.
Sí, señor; pecan gravemente porque les privan de la vida eterna. También pecan gravemente dilatando mucho el Bautismo, porque los exponen al peligro de morir sin haberlo recibido.
Ha de tener, además de la fe, la intención de bautizarse, dolor (a lo menos imperfecto) de los pecados mortales que hubiere cometido y suficiente instrucción religiosa.
Recibiría el carácter del Bautismo, mas no la remisión de los pecados ni la gracia santificante. Estos efectos quedarían en suspenso hasta que quitase el impedimento con el dolor perfecto o con el sacramento de la Penitencia.
El Bautismo es absolutamente necesario para salvarse, habiendo dicho expresamente el Señor: «El que no renaciere en el agua y en el Espíritu Santo no podrá entrar en el reino de los cielos».
La falta del Bautismo puede suplirse con el martirio, que se llama Bautismo de sangre, o con un acto de perfecto amor de Dios o de contrición que vaya junto con el deseo, al menos implícito, del Bautismo. Este se llama Bautismo de deseo.
Está obligado a profesar la fe y a guardar la ley de Jesucristo y de su Iglesia.
Se renuncia para siempre al demonio, a sus obras y a sus pompas.
Se entienden los pecados y las máximas del mundo, contrarias a las máximas del santo Evangelio.
Para colocarlo desde luego bajo la protección de un celestial patrono y para que se aliente a la imitación de sus ejemplos.
Son aquellas personas que, por disposición de la Iglesia, tienen a los niños en la sagrada fuente, contestan por ellos y salen fiadores ante Dios de su educación cristiana, especialmente si en esto faltasen los padres.
Sí, estamos obligados, porque solo con esta condición nos recibió Dios en su gracia.
Deben elegirse personas católicas, de buenas costumbres y obedientes a las leyes de la Iglesia.
Están obligados a procurar que sus hijos espirituales sean instruidos en las verdades de la fe y vivan como buenos cristianos.
Los padrinos contraen un parentesco espiritual con el bautizado, y este parentesco produce impedimento de matrimonio.
