Portada » Historia » Historia Económica y Social de América Latina: Del Latifundio a las Reformas de Batlle
El subdesarrollo de Hispanoamérica tuvo sus raíces en el modelo colonial extractivo que solo beneficiaba a las metrópolis europeas y no permitía el desarrollo de industrias locales. La economía se basaba en la extracción de recursos naturales y la exportación de materias primas, sin fomentar la producción interna. La tierra estaba concentrada en pocas manos, lo que impedía el acceso de la mayoría a la propiedad y al capital. Además, la falta de educación, infraestructura y un mercado interno sólido limitó la autonomía económica. La dependencia del comercio exterior mantuvo la región subordinada a los intereses extranjeros y frenó su crecimiento autónomo.
El sistema de latifundio concentraba enormes extensiones de tierra en pocas familias, mientras la mayoría de la población quedaba excluida de la propiedad. La monoproducción implicaba dedicarse a un solo cultivo o producto de exportación, generando dependencia de los precios internacionales.
Consecuencias:
El capital extranjero, principalmente inglés y más tarde estadounidense, financió la construcción de ferrocarriles, puertos y servicios públicos, modernizando parcialmente la infraestructura. Sin embargo, estas inversiones respondían a intereses externos, ya que buscaban facilitar la exportación de materias primas hacia Europa y Estados Unidos.
Los inversores controlaban sectores clave como transporte, exportaciones y finanzas, generando una dependencia económica estructural. Si bien hubo crecimiento y urbanización, las ganancias se concentraban en empresas extranjeras. De ese modo, América Latina modernizó su economía, pero sin lograr un desarrollo nacional autónomo.
Las diferencias entre estos dos modelos de producción ganadera son fundamentales para entender la modernización rural:
Característica | Estancia Cimarrona | Estancia Empresa |
---|---|---|
Organización | Desorganizada, con ganado suelto, sin cercos ni control. | Planificada, con alambrados, selección de razas y mejoras técnicas. |
Producción | Escasa o informal, basada en la captura de animales. | Eficiente, alta rentabilidad, uso de maquinaria. |
Mano de Obra | Precario, informal. | Asalariada estable, profesionalizada. |
Este cambio permitió una producción más eficiente, aumentó la rentabilidad y transformó la estructura rural hacia una economía ganadera moderna.
La Asociación Rural del Uruguay (ARU) surgió como una organización de grandes estancieros para defender sus intereses económicos y políticos. Su principal objetivo era promover el desarrollo ganadero y asegurar la propiedad privada de la tierra.
La ARU tuvo gran influencia en la elaboración de leyes sobre alambrados, marcas de ganado y protección de la producción. Además, actuó como grupo de presión ante los gobiernos, participando activamente en la toma de decisiones. Gracias a su poder económico y político, orientó buena parte de la política nacional hacia los intereses del sector agroexportador.
El Código Rural de 1875 estableció normas sobre el alambrado de los campos, la identificación del ganado y el control del pastoreo. También reguló la circulación de animales y la relación laboral en el medio rural.
Estas medidas brindaron mayor seguridad jurídica a los propietarios y limitaron el libre uso de la tierra por parte de peones o pequeños criadores. Los estancieros organizados en la ARU fueron los principales beneficiarios, ya que consolidaron su dominio sobre el territorio. El Código fortaleció la producción ganadera organizada y el orden en el campo.
Durante el período del militarismo se impulsaron diversas obras y reformas destinadas a consolidar el poder del Estado. Se promovió el alambrado de los campos, la extensión del telégrafo y la construcción de caminos para conectar mejor el territorio.
En el ámbito educativo, se crearon escuelas rurales y se formaron maestros con una visión nacionalista y modernizadora. El fortalecimiento del Ejército sirvió para mantener el orden y reducir la influencia de los caudillos locales. Todo esto buscó centralizar el poder y modernizar la estructura institucional del país.
En su segunda presidencia, José Batlle y Ordóñez impulsó una serie de políticas económicas que fortalecieron el papel del Estado. Las medidas más importantes incluyeron:
Estas acciones buscaron modernizar el país y distribuir mejor la riqueza entre los distintos sectores sociales.
La segunda presidencia de Batlle se destacó por profundizar las reformas sociales iniciadas anteriormente. Se aprobaron leyes laborales que establecieron la jornada de ocho horas, la protección al trabajador y el descanso semanal. También se promovieron políticas de salud pública y asistencia social.
A diferencia de la primera presidencia, más moderada y centrada en la organización económica, la segunda tuvo un marcado carácter reformista. El objetivo fue mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y consolidar un Estado más justo e intervencionista.
Durante el batllismo se amplió notablemente el acceso a la educación secundaria y universitaria. Se crearon nuevos liceos y facultades, se impulsó la enseñanza laica y se fortaleció la formación docente.
El objetivo era preparar ciudadanos críticos y profesionales calificados para un país en proceso de modernización. Además, se promovió la educación pública como medio de integración social y progreso. Batlle consideraba que la educación debía ser una herramienta central para la igualdad y el desarrollo nacional.
La estatización consiste en la creación de una empresa nueva por parte del Estado para prestar un servicio o producir bienes estratégicos. En cambio, la nacionalización ocurre cuando el Estado adquiere o toma control de una empresa privada ya existente.
En la primera, se construye desde cero una estructura pública; en la segunda, se transfiere la propiedad. Ambas buscan aumentar la soberanía económica y reducir la dependencia del capital extranjero, pero difieren en su origen y en la forma en que el Estado asume la gestión.
La reforma constitucional de 1918 fue un cambio profundo en la estructura política uruguaya. Estableció un sistema mixto con un Poder Ejecutivo dividido entre el Presidente y el Consejo Nacional de Administración. Su objetivo era evitar el personalismo y garantizar la participación de distintos partidos en el gobierno. También se reforzaron los derechos individuales y se amplió la autonomía municipal. El nuevo sistema reflejaba las ideas batllistas de equilibrio institucional, democracia participativa y modernización del Estado.
La Constitución de 1830 presentaba una fuerte concentración de poder en la figura del presidente, lo que favorecía el autoritarismo. No contemplaba la existencia de partidos políticos organizados ni mecanismos modernos de representación. Además, su rigidez hacía difícil introducir reformas necesarias para adaptarse a los cambios sociales y económicos.
Estaba pensada para una sociedad elitista y excluyente, donde solo una minoría participaba en la política. Esto generó conflictos permanentes entre el gobierno central y los caudillos regionales, provocando inestabilidad institucional.