Portada » Arte » El Esplendor del Renacimiento Español: Arte, Arquitectura y la Era de los Austrias
En España, el Renacimiento coincide con un periodo de gran esplendor de la monarquía que se inicia a finales del siglo XV con el reinado de los Reyes Católicos, con quienes se produce la unificación de los reinos peninsulares, con la excepción de Portugal. Los contactos con Italia favorecen la introducción de las formas renacentistas.
En el Cinquecento (siglo XVI) se suceden los Austrias Mayores, Carlos I y Felipe II, grandes mecenas del arte. Durante su reinado se vive el espíritu de la Contrarreforma; los reyes españoles se convirtieron en grandes defensores del catolicismo en alianza con el Papa, frente al protestantismo. La nueva religiosidad coincide con el desarrollo de la corriente artística manierista, cuyo máximo representante es El Greco.
El arte del Renacimiento rechaza las formas góticas y recupera las formas arquitectónicas clásicas, como los órdenes de columnas y el arco de medio punto romano. Se abandonan los arcos ojivales y se busca el orden y la simetría. La Iglesia sigue siendo en España gran promotora del arte, por lo que se construyen numerosos edificios religiosos, al tiempo que adquieren gran desarrollo otras edificaciones como hospitales, palacios y universidades. Los encargos van asociados al clero y a la nobleza. Las familias de los Mendoza y Fonseca fueron grandes mecenas del arte.
En esta etapa existe una gran variedad estilística. A finales del siglo XV y comienzos del XVI se levantan todavía obras en estilo gótico, como la Catedral de Segovia o el cimborrio de la catedral de Burgos. Al mismo tiempo, se desarrolla una arquitectura que mezcla elementos góticos, mudéjares y renacentistas, denominada plateresca.
La arquitectura plateresca se caracteriza por el recargamiento decorativo. En el exterior se levantan las fachadas-telón o retablo, divididas en calles verticales en las que la decoración cubre enteramente el espacio, produciendo un efecto de horror vacui. Elementos característicos del plateresco son:
Esta decoración fue muy utilizada por Diego de Siloé, autor de la escalera dorada de la Catedral de Burgos, de tipo imperial y diseño espectacular, en el que vemos esa tendencia ornamental. El material es piedra para los peldaños y bronce y hierro para los pasamanos.
La Universidad de Salamanca (anónima) presenta una fachada-retablo realizada en piedra y totalmente llena de relieves decorativos. En ella predomina el valor escultórico ornamental sobre el arquitectónico. También son ejemplo de fachada-telón el Colegio de San Gregorio y la Iglesia de San Pablo en Valladolid.
Coincide con el reinado de Carlos I, en el que triunfa el clasicismo italianizante, con el que se abandona definitivamente el gótico. Los edificios siguen el esquema geométrico del Quattrocento, con fachadas de tendencia horizontal y empleo de columnas de órdenes clásicos, pilastras y frontones como remate. Autores y obras destacados son:
Autor de la Universidad de Alcalá de Henares, cuya fachada se ordena de forma simétrica, con tendencia a la planitud. En la parte superior se remata con una galería de ventanales de gusto español.
Discípulo de Miguel Ángel y artista polifacético, ya que también fue pintor destacado. Autor del Palacio de Carlos V en Granada, construido en el interior de la Alhambra. Combina las formas geométricas básicas: la planta es cuadrangular y en su interior se abre un patio de planta circular. El exterior presenta el característico almohadillado renacentista.
Fue mandado construir tras la victoria en San Quintín de las tropas españolas dirigidas por el rey contra los franceses. El edificio se dedicará a San Lorenzo, al coincidir el martirio del santo con el día de la victoria.
Felipe II eligió para su construcción un lugar algo apartado, pero al mismo tiempo bien comunicado con Madrid, ciudad que acabaría convirtiendo en capital del reino. Los primeros planos del edificio fueron realizados por el arquitecto Juan Bautista de Toledo, pero la construcción definitiva se debe al gran arquitecto, matemático y humanista Juan de Herrera.
Los rasgos arquitectónicos nos muestran un estilo muy peculiar que ha dado paso al calificativo de herreriano para definir edificios de planta muy geométrica, fachadas planas y sencillas en las que resaltan las entradas, con esquinas rematadas por torres cúbicas cubiertas con chapiteles piramidales en pizarra. Los tejados inclinados y abuhardillados también son característicos, y fueron importados de la arquitectura de los Países Bajos, unidos a la monarquía Habsburgo. El material empleado es el granito, que contrasta en el exterior con los tejados de pizarra negra. En el interior se abren patios como el de los Reyes y el de los Evangelistas.
Formas geométricas como esferas, círculos, cuadrados, cubos y pirámides se repiten por el edificio. En las esquinas se levantan torres. La función del edificio es múltiple:
Se introduce tardíamente. Se prefiere la técnica óleo sobre tabla, y a diferencia de Italia, escasean los frescos. Para la decoración de los muros y bóvedas de El Escorial fueron contratados artistas italianos. La pintura evoluciona a partir de los modelos flamencos e italianos del Quattrocento en los estudios de perspectiva y volumen. En España escasean los motivos mitológicos y abundan los religiosos.
Nacido en Creta, Doménico Theotocópuli, conocido como El Greco, desarrolló un estilo único. Entre sus obras destacan:
También realizó numerosos retratos para los hidalgos y personalidades toledanas. El caballero de la mano en el pecho es uno de los más famosos, en el que se refleja la austeridad de la moda en la España de Felipe II.
