Portada » Historia » Revolución Rusa de 1917: Orígenes, Eventos Clave y Legado Histórico
Para comprender la Revolución Rusa de 1917, debemos conocer la situación del país antes de que se produjera. La estudiaremos desde el punto de vista social, político y económico. Rusia era el país más extenso del mundo y uno de los más poblados, con 125 millones de habitantes. En la época de la Revolución, todo esto convertía a Rusia en una gran potencia, pero también en uno de los países más atrasados de Europa.
Políticamente, Rusia era una autocracia. El zar acumulaba todos los poderes del Estado y mantenía el control del país con la ayuda de la burocracia, el ejército, la policía, la nobleza y la Iglesia ortodoxa. La oposición política que aspiraba al cambio era duramente perseguida.
Económicamente, Rusia era un país atrasado. La base de la economía era la agricultura. A pesar de que el 80% de la población eran campesinos, la agricultura era tan primitiva que apenas producía lo suficiente para alimentar a la población. La industria era escasa y se concentraba en las grandes ciudades; sin embargo, su crecimiento se había acelerado gracias al desarrollo del ferrocarril, especialmente el Transiberiano.
De los 125 millones de habitantes rusos, unos 100 millones eran campesinos pobres. La gran mayoría eran siervos, es decir, carecían de libertad y estaban sometidos a sus amos, que eran la nobleza y la Iglesia. Aunque en 1861 se abolió la servidumbre, los campesinos tenían que pagar por su libertad, en plazos de hasta 49 años. Existía una pequeña clase media, educada y moderna, que vivía en las ciudades y que aspiraba a cambiar el país. Finalmente, existía una clase alta formada por la nobleza, el alto clero y la burguesía más adinerada.
Todo comenzó el 9 de enero de 1905, conocido como el Domingo Sangriento. Se produjo una manifestación pacífica del pueblo frente al Palacio de Invierno (residencia del zar). El pueblo protestaba por la escasez de alimentos, la falta de trabajo y expresaba su descontento por la derrota frente a Japón. Pero el zar ordenó a los soldados disparar contra los manifestantes, lo que causó más de un millar de muertos. La represión provocó una oleada de manifestaciones y huelgas por toda Rusia. Incluso los marineros de la flota rusa se amotinaron en junio de 1905.
El zar, temeroso de que triunfara una revolución, firmó el Manifiesto de Octubre. En este manifiesto, el zar se comprometía a establecer un nuevo régimen político, traer la libertad y la democracia.
El zar de Rusia, Nicolás II, declaró la guerra a Alemania en 1914. Al principio, la guerra fue un desastre. Aunque el ejército ruso era muy numeroso, estaba mal dirigido, mal armado y mal alimentado. Rusia movilizó 15 millones de hombres, de los que murieron 5 millones. Esta situación provocó un gran descontento social y la población culpaba al zar de ser el responsable.
En febrero de 1917, la guarnición militar de Moscú se sublevó contra el zar. Se formó un soviet de soldados y obreros para dirigir la ciudad. El ejemplo de Moscú se extendió por toda Rusia. Ante esta situación, el zar decide abdicar. Se formó un Gobierno Provisional que tenía un doble objetivo: por un lado, modernizar el país y convertirlo en una verdadera democracia; y por otro lado, continuar la guerra contra Alemania, respetando los compromisos contraídos por Rusia con sus aliados.
Este gobierno tenía un carácter burgués, pero incluía a los socialistas. El Gobierno Provisional hubo de enfrentarse, además, a un nuevo enemigo interior: los comunistas o bolcheviques, dirigidos por Lenin. Nada más llegar, Lenin hizo tres promesas:
Las medidas del gobierno de Lenin provocaron el rechazo de aquellos que consideraban que firmar la paz con Alemania era un error y una traición, especialmente los militares de carrera que querían seguir la guerra. También se oponían a Lenin los aristócratas, la Iglesia ortodoxa y los burgueses partidarios de una democracia liberal.
Finalmente, estalló una Guerra Civil entre el gobierno de Lenin (el Ejército Rojo) y el Ejército Blanco, enemigo de la Revolución. Este último contó con el apoyo de los aliados. Durante la Guerra Civil, toda la familia imperial fue asesinada. Tanto los rusos rojos como los blancos utilizaron el terror y los asesinatos para vencer al enemigo. Durante la guerra, el régimen de Lenin se radicalizó y se persiguió toda oposición.
La guerra provocó una catástrofe humanitaria y económica: la pérdida de las cosechas y la muerte por hambre de millones de personas. El pueblo protestó, pero Lenin aplastó cualquier oposición. Finalmente, ganó el Ejército Rojo en 1921.
La NEP (Nueva Política Económica) fue una solución de emergencia, un conjunto de medidas económicas ideadas por Lenin para superar las crisis económicas y sociales causadas por la Guerra Civil. Se había producido una intensa emigración de población y el nivel de vida de la población era muy bajo.
La NEP supuso una vuelta a la economía de mercado y a un capitalismo controlado por el Estado:
El Estado proporcionó simientes a los agricultores para aumentar la producción y mantuvo los precios agrícolas altos para procurar el beneficio de los campesinos.