Portada » Geografía » Gestión del Agua para la Agricultura en Guatemala: Contexto, Retos y Visión 2033
En 2013, la agricultura bajo riego en Guatemala se caracterizaba por una **alta dependencia de la lluvia**, lo que resultaba en una significativa **vulnerabilidad alimentaria**. Solo un **29% de las áreas** con alta necesidad de riego tenían acceso efectivo al agua.
Los cultivos que mostraron mayor productividad bajo riego fueron el **banano** (líder en Centroamérica), la **caña de azúcar** (ocupando el tercer lugar a nivel mundial) y la **palma africana**, especialmente en la Costa Sur del país.
Los principales desafíos que enfrentaba la agricultura bajo riego incluían la **modernización institucional**, la **eficiencia en el uso del agua**, la **ampliación de las áreas irrigadas**, la **sostenibilidad ambiental**, la **equidad** en el acceso y la **gobernanza** efectiva del recurso hídrico.
En 2013, se identificaba un **vacío institucional** significativo debido a la ausencia de una **Ley de Aguas** y de un régimen jurídico integral. Esta carencia limitaba la capacidad del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (**MAGA**) para regular adecuadamente los derechos de uso del agua.
En cuanto a la modalidad de **riego artesanal**, existían sistemas privados de pequeña escala financiados directamente por los productores, concentrados principalmente en los departamentos de **Zacapa, El Progreso y Chiquimula**.
La eficiencia de los sistemas de riego variaba considerablemente: el riego por **superficie** alcanzaba un 50%, la **aspersión** un 75% y el **goteo** un 95%. Se destacaba la urgencia de mejorar la eficiencia en los sistemas de minirriego y los artesanales.
Según la política de ese entonces, el Estado debía asumir el papel de **promotor de infraestructura pública extra-predial**, incluyendo sistemas de almacenamiento y conducción de agua, con el fin de facilitar el acceso al recurso.
Los principales beneficiarios previstos eran los **pequeños y medianos agricultores familiares**, especialmente aquellos ubicados en áreas rurales con altos índices de pobreza y dependencia de cultivos básicos.
En relación con la **equidad de género**, se buscaba considerar la participación equitativa de mujeres y hombres tanto en el acceso como en la gestión del agua para riego.
La estrategia en materia de **sostenibilidad ambiental** se centraba en el **manejo integral del recurso hídrico**, promoviendo la eficiencia y la conservación en todas las prácticas de riego.
Guatemala enfrenta un significativo **déficit de cobertura de riego**: solo **460,000 hectáreas** cuentan con sistemas de riego, lo que representa apenas un **12%** del potencial total de 3.9 millones de hectáreas. Esta limitada expansión se debe a factores como la **insuficiente cobertura**, la **variabilidad climática**, la **debilidad de la gobernanza** y la **lentitud institucional**.
El **cambio climático** agrava el desbalance hídrico estacional, incrementando la frecuencia e intensidad de **sequías e inundaciones**, lo que impacta negativamente la producción agrícola.
Entre las **debilidades de gobernanza** identificadas, destaca la limitada capacidad para la **gestión, operación y mantenimiento** de los sistemas de riego existentes.
La falta de riego genera una serie de efectos adversos en la agricultura, incluyendo la **reducción de rendimientos**, una mayor **vulnerabilidad a pérdidas**, **inseguridad alimentaria** y el incremento de la **pobreza rural**.
En el **desarrollo rural**, la ausencia de riego limita los ingresos, el empleo y la competitividad agrícola, frenando así el bienestar económico y social de las comunidades.
El **objetivo general** del Marco Estratégico 2024-2033 es **incrementar la cobertura de riego** con criterios de **sostenibilidad, resiliencia y equidad**, buscando mejorar la **seguridad alimentaria** del país.
Los principios que guían esta política son la **sostenibilidad**, la **equidad**, la **resiliencia climática**, la **eficiencia en el uso del agua** y la **participación comunitaria**.
Los ejes estratégicos planteados incluyen la **expansión de la cobertura** de riego, el **fortalecimiento institucional**, la **innovación tecnológica** y la **sostenibilidad ambiental**.
Guatemala cuenta con una disponibilidad de agua per cápita de aproximadamente **6,000 m³ por habitante al año**. Sin embargo, a pesar de esta cifra, el país experimenta una **“escasez económica”** del recurso, atribuida principalmente a una gestión deficiente.
El **cambio climático** supone un riesgo adicional significativo para los recursos hídricos, ya que provoca una **reducción en la disponibilidad y calidad del agua**, afectando directamente el acceso y los medios de subsistencia de la población.
En las zonas rurales, el **90%** de la población tiene acceso a **agua mejorada**, pero solo el **68%** dispone de **agua entubada**. Un dato preocupante es que **menos del 5% de las aguas residuales** son tratadas antes de ser descargadas, lo que genera graves problemas de contaminación.
El principal problema jurídico que limita la gestión hídrica es la **ausencia de una Ley de Aguas** que regule de manera integral el uso, aprovechamiento y conservación del recurso.
En cuanto a la infraestructura hídrica, el país cuenta con **solo un embalse de regulación anual**, cuya función principal es la generación hidroeléctrica.
Las regiones que concentran la mayor cantidad de agua superficial son la **vertiente del Golfo de México** (42.1%), seguida por la del **Caribe** (34.2%) y, en menor medida, la del **Pacífico** (23.7%).
Esta desigualdad en la disponibilidad hídrica afecta particularmente a las **zonas más pobladas y agrícolas**, como la costa del Pacífico, que enfrentan una mayor escasez.
Para mejorar la gestión del agua, se recomiendan medidas como el **fortalecimiento institucional**, la **planificación basada en información confiable** y la promoción de **embalses multipropósito**.
El **sector privado y la academia** tienen un papel crucial en la **generación de información** y el apoyo a la planificación, siempre en coordinación con las instituciones públicas.
Aproximadamente el **88% del territorio nacional** de Guatemala presenta un **déficit pluvial**.
Gran parte del potencial agrícola del país no puede aprovecharse plenamente debido a que cerca del **90% de las áreas aptas para cultivo** se encuentran en regiones con problemas de disponibilidad de agua.
La solución planteada para aumentar la productividad agrícola es la **modernización tecnológica** y la **ampliación del riego**, consideradas herramientas clave para este fin.
El volumen anual de agua proveniente de la lluvia se estima en **198,000 millones de m³**, de los cuales **101,000 millones escurren hacia el mar**. Guatemala cuenta con aproximadamente **30 ríos principales**, cuyas características varían significativamente según la vertiente a la que pertenecen.
El uso de los ríos de la vertiente del Pacífico está limitado por sus características: son **cortos, de gran pendiente, inestables y propensos a inundaciones**.
Los cuerpos de agua internos del país incluyen **más de 300 lagos, lagunas y lagunetas**, que en conjunto suman una superficie de aproximadamente **1,000 km²**.
Los principales problemas de **contaminación hídrica** provienen de las **descargas de aguas servidas urbanas sin tratamiento**, los **desechos industriales** y el uso de **agroquímicos** en la agricultura.
Solo el **26.4% del territorio nacional** (equivalente a 2.9 millones de hectáreas) es apto para **cultivos limpios**. De esta superficie, **2.6 millones de hectáreas** presentan un déficit de lluvias, lo que subraya la necesidad de riego.
El **riego** se atribuye un **rol decisivo en la modernización agrícola**, siendo fundamental para **aumentar los rendimientos** y **sostener la producción** frente al constante crecimiento poblacional.