Portada » Arte » Grandes Obras del Arte y la Arquitectura Clásica: De Atenas a Bizancio
El Partenón se encuentra sobre una base de tres escalones que termina con el último escalón sobre el que se levantan las columnas dóricas (ocho en la fachada frontal y diecisiete en los laterales). El entablamento presenta tres secciones horizontales superpuestas, características de la arquitectura griega. Encima de la cornisa se levantaba una cubierta a dos aguas. Es un templo dórico octástilo y períptero, ya que todo el perímetro está rodeado por una hilera de columnas.
En el interior, la planta rectangular del templo está dividida en dos salas separadas por un muro (naos y opistodomo). El acceso a la naos se hacía por el pórtico que servía de antesala al recinto sagrado donde se guardaba la estatua de Atenea. En el lado occidental, un segundo pórtico da acceso al opistodomo, donde se guardaba el tesoro.
Se halla ubicado en la Acrópolis de Atenas; la fachada principal mira al este, donde sale el sol. Marcó el inicio de la reconstrucción de la Acrópolis ateniense tras las Guerras Médicas. El Partenón ha sido una mezquita, un polvorín y ha sufrido bombardeos.
El edificio del Erecteion tiene cuatro fachadas distintas con pórticos de columnas y con la entrada principal orientada hacia el este. En el pórtico este se levantan columnas de orden jónico, igual que las adosadas del pórtico oeste y las seis del pórtico norte. En el pequeño pórtico sur, las columnas se han sustituido por figuras femeninas naturalistas: las Cariátides. Las columnas sostienen un entablamento con un arquitrabe de tres franjas.
El santuario de Atenea tenía un frontón y cubierta a dos vertientes, mientras que el pórtico tenía una cubierta plana o con dintel. La planta del templo se adapta al terreno. El eje principal lo forma un espacio rectangular que une dos templos: el de Atenea y el de Poseidón y Erecteo. El santuario está constituido por un pórtico hexástilo y una celda interior con un altar. El templo de Poseidón y Erecteo posee un vestíbulo que separa las dos celdas para el culto.
Perpendicular al pórtico norte se halla el pórtico presidido por las impresionantes Cariátides, a través del cual se puede llegar a una escalera que desciende hasta la tumba del rey del Ática. Está considerado el máximo edificio del estilo jónico ateniense. Fue la última obra realizada en la Acrópolis. Está situada sobre la roca donde Poseidón hizo brotar agua salada.
El Discóbolo rompe los principios de frontalidad y rigidez de la escultura arcaica, demostrando la inquietud del artista Mirón por mostrar el movimiento. Resulta evidente la habilidad de Mirón para equilibrar la composición, haciendo que el brazo que sostiene el disco esté en contrapeso con la pierna en la que descansa el otro brazo. Si lo vemos de perfil, el cuerpo forma una ‘S’ que se combina con el arco que forman los brazos.
Se aprecia el minucioso trabajo anatómico del escultor, que marca todos los músculos en tensión que participan en el ejercicio. La geometrización del cabello representa la etapa anterior. En la pieza original de bronce no necesitaba ningún apoyo para mantenerse en pie, pero en la copia en mármol sí se necesita debido al peso. El Discóbolo representa a un joven que murió en unos juegos dedicados al dios Apolo.
El Apoxiomeno, el atleta, se encuentra de pie, desnudo y con los brazos levantados a la altura de los hombros. El peso de su cuerpo reposa en la pierna izquierda, apoyada sobre una columna. La pierna derecha está más adelantada y separada, y el brazo derecho se extiende hacia delante, creando un movimiento en el cuerpo. En su cuerpo flexible y nervioso se combina la tensión con el reposo de cada parte del cuerpo.
Se sitúa a medio camino del periodo helenístico, ya que es mucho más ágil en las composiciones. El impulso de los brazos multiplica los ángulos, permitiendo admirarlo desde distintos puntos. Ya no es el atleta heroico en el momento de la victoria o de la hazaña, sino en el momento posterior. Mira a la lejanía, cansado por el esfuerzo, con el pelo revuelto.
La fachada del Coliseo se divide en cuatro niveles levantados sobre un podio, que no se corresponde con los pisos interiores. Los tres primeros están formados por ochenta arcos de medio punto. El cuarto nivel está formado por un muro con pilastras adosadas y ventanas rectangulares. De abajo a arriba se suceden los órdenes toscano, jónico y corintio.
La planta es elíptica. En el centro está la arena, donde se desarrollaba el espectáculo. Alrededor estaba la cávea, donde se situaban las gradas en las que se sentaban hasta cinco mil espectadores. El acceso se realizaba a través de los arcos del piso inferior. Las comunicaciones entre cada nivel se realizaban por escaleras y rampas que daban acceso a las gradas.
Debajo de la arena, en el subsuelo, se hallaba una obra de ladrillos en la que estaban las celdas de los leones y que estaba impermeabilizada, pudiendo transformarlo en una piscina. El Coliseo se construyó sobre las ruinas del parque creado por Nerón alrededor de su palacio.
La basílica de Santa Sofía destaca por su gran cúpula central, que se sostiene con ayuda de cuatro contrafuertes macizos. Tanto el tambor como el muro presentan un gran número de ventanas, y el color rojo del ladrillo aporta una visión sobria del templo que contrasta con el brillo del interior.
En su interior presenta una planta basilical de tres naves. En el centro de la nave principal hay cuatro grandes pilares que delimitan un cuadrado sobre el cual se levanta una cúpula. Esta estructura se aguanta sobre cuatro arcos de medio punto que dan lugar a cuatro pechinas. Para repartir aún más el peso, nos encontramos con dos semicúpulas aguantadas por pilares. Las naves laterales muestran dos pisos.
La luz penetra en el interior gracias al gran número de aberturas de sus muros. A pesar de su gran tamaño, anteriormente estaba en sintonía con el entorno y dominaba estratégicamente el estrecho del Bósforo. Posteriormente, se convirtió en una basílica cristiana y, con la imposición de nuevos elementos, adquirió una imagen caótica.