Portada » Ciencias sociales » Desafíos a la Ortodoxia: La Perspectiva Crítica del Terrorismo y su Redefinición
La posición crítica, cuyo principal autor es Jackson, sostiene que el terrorismo no es el problema principal en Occidente, sino más bien las causas que lo generan. Además, los estados también pueden llevar a cabo políticas de terror. Uno de los autores señala que el principal acto de terror del siglo XX fue perpetrado por EE. UU., debido a la muerte de numerosos civiles indefensos con propósitos políticos. La interpretación depende de cómo se vea el objetivo: si se busca infundir miedo, el objetivo inmediato era que la población sufriera tanto que su apoyo se viera reducido. El fin último, en este contexto, era derrotar a Alemania.
Los Estudios Críticos sobre el Terrorismo (ECT) plantean cuatro objeciones fundamentales a los enfoques tradicionales:
Estos estudios han utilizado procedimientos de investigación y métodos metodológicos deficientes, dependiendo excesivamente de fuentes secundarias y careciendo de fuentes primarias. Se observa una ausencia de una definición aceptada de terrorismo y una formulación de teorías sólidas, así como una falta de historicidad. También se ha notado un enfoque restringido en temas de actualidad y un fracaso en comprometerse plenamente con una gama de otros temas importantes.
Los ECT tienen sus orígenes teóricos e institucionales en estudios de seguridad ortodoxos y de contrainsurgencia. Esto provoca que gran parte de la investigación sobre terrorismo adopte prioridades y perspectivas estado-centristas, generando muchos supuestos y narrativas preestablecidas sobre la naturaleza, las causas y las respuestas al terrorismo.
En la medida en que los académicos del terrorismo están directamente vinculados a las instituciones estatales y las fuentes de poder, resulta difícil distinguir entre las esferas estatal y académica. Estos académicos, al tener un proyecto estatal hegemónico, crean una red de especialistas con una visión común del mundo acerca de las relaciones de causa y efecto, influenciada por su experiencia y sus valores políticos compartidos sobre el tipo de políticas que deben aplicarse.
El conocimiento dominante en el campo es un tipo ideal de “teoría de resolución de problemas”. El problema de este enfoque es que no cuestiona hasta qué punto el statu quo está implicado en el problema del terrorismo y otras formas de violencia subalterna. Como señala Cox, esta teoría “toma al mundo tal como lo encontró”, con sus relaciones de poder prevalecientes intactas.
Los ECT entienden el conocimiento como un proceso socio-construido a partir del lenguaje, los discursos y las prácticas intersubjetivas. La idea del terrorismo refleja el contexto en que se crea, lo que explica la visión a menudo eurocéntrica. Los ECT son una literatura que se critica mucho a sí misma y cuestiona todos los supuestos de los estudios sobre el terrorismo debido a la subjetividad inherente. Esto conduce a un pluralismo metodológico y disciplinario, con una negación a privilegiar enfoques materialistas, racionalistas y positivistas sobre la interpretación reflexiva.
Existe un escepticismo frente al rótulo “terrorismo”, porque en la práctica es un término peyorativo más que analítico. El terrorismo es un hecho fundamentalmente social, más que un hecho brutal: mientras que la violencia física se experimenta como un hecho brutal, su significado político-cultural es decidido por un acuerdo social y prácticas intersubjetivas. El terrorismo tiene un propósito definido; es decir, quien utiliza el terror como arma política tiene objetivos políticos. Los ECT se niegan a definir el terrorismo de una forma que deslegitime a algunos actores mientras que, simultáneamente, legitima la violencia de otros. Se concibe como una estrategia o táctica de violencia política que puede ser, y frecuentemente lo es, usada por actores estatales y no-estatales durante tiempos de guerra y paz. Lo importante es que el terrorismo es una herramienta empleada en un tiempo específico, durante períodos determinados, por actores específicos y para objetivos políticos.
Los ECT adhieren a los valores de la seguridad universal y humana, por encima de la visión tradicional de seguridad nacional. Se critica la definición del “terrorist other” (el otro terrorista), ya que a partir de esta se puede justificar quién puede ser encarcelado, torturado y asesinado. Los ECT se comprometen con una práctica crítica que busca terminar con el uso del terror por parte de todos los actores y promover la exploración de maneras no violentas de transformación del conflicto.
Los Estudios Críticos sobre el Terrorismo (ECT) no deberían aislarse de los estudiosos del terrorismo ortodoxo y los funcionarios de seguridad. En su lugar, es crucial evitar que evolucionen hacia una sociedad excluida y marginada. Será responsabilidad tanto de los académicos críticos como de los ortodoxos del terrorismo asegurarse de que esto no ocurra, sino que, mediante un diálogo riguroso y respetuoso, el campo más amplio se vigorice y revitalice, fomentando una comprensión más profunda y matizada del fenómeno del terrorismo.