Portada » Psicología y Sociología » La Adolescencia: Transformaciones Biosociales y Desafíos para el Bienestar Juvenil
El desarrollo biosocial abarca el periodo de transición entre la infancia y la adultez, caracterizado por profundos cambios físicos, cognitivos y socioemocionales. Este proceso se subdivide en varias etapas clave:
La pubertad es un proceso biológico complejo que marca el inicio de la maduración sexual. Se desencadena por una señal del hipotálamo a la hipófisis, que a su vez estimula las glándulas suprarrenales y las gónadas (testículos en chicos, ovarios en chicas). Estas gónadas liberan hormonas clave: testosterona en los chicos y estradiol en las chicas. Estas hormonas no solo influyen en el estado de ánimo, los impulsos sexuales y el pensamiento, sino que también interactúan con las reacciones sociales y culturales, moldeando la conducta sexual y los cambios visibles.
En las chicas, la secuencia de cambios físicos visibles incluye:
La menarquia representa la primera liberación de óvulos, indicando la capacidad reproductiva.
En los chicos, la secuencia de cambios físicos visibles es:
Durante la maduración sexual, podemos diferenciar entre:
El momento de la maduración puede tener implicaciones psicosociales significativas:
El estirón puberal es un período repentino y rápido de crecimiento físico. Durante este tiempo, las mujeres tienden a ganar más grasa corporal, mientras que los varones desarrollan más masa muscular. Órganos internos como los pulmones y el corazón también aumentan de tamaño, optimizando su funcionamiento. Curiosamente, el sistema linfático (incluyendo amígdalas y vegetaciones) disminuye de tamaño, lo que puede hacer a los adolescentes menos susceptibles a afecciones como el asma y los resfriados.
La piel se vuelve más grasa y sudorosa, lo que la hace más propensa al acné. Además, se producen cambios en el ritmo corporal; muchos adolescentes prefieren el sedentarismo y dormir hasta tarde, aunque a menudo no duermen lo suficiente para el intenso crecimiento corporal que están experimentando.
Los científicos sugieren que muchas características del pensamiento y comportamiento adolescente tienen su origen en la maduración cerebral. Dos desarrollos neurológicos clave contribuyen a que la excitación emocional sea más atractiva y el pensamiento lógico más desafiante durante esta etapa:
La mielinización de la corteza prefrontal mejora progresivamente con la edad, lo que se traduce en una mejor toma de decisiones, una mayor capacidad para elaborar argumentos racionales y un tiempo de reacción más eficiente ante diferentes estímulos.
En general, la adolescencia es un período de salud óptima: la reproducción suele ser sin problemas, el rendimiento deportivo es alto, hay mucha energía y resistencia, y los sistemas corporales funcionan a un nivel óptimo. La muerte por enfermedad es rara en esta etapa.
Sin embargo, esto no exime a los adolescentes de adoptar conductas que pueden poner en peligro su salud. Los riesgos incluyen trastornos de la alimentación, accidentes fatales, suicidios y homicidios. Las muertes accidentales durante la adolescencia se atribuyen probablemente a una combinación de factores:
La actividad sexual temprana se asocia a dos peligros biosociales principales: el embarazo y las enfermedades de transmisión sexual (ETS). Los efectos psicológicos de un embarazo adolescente pueden ser problemáticos, y a nivel físico, el embarazo puede interferir con el desarrollo hormonal, la altura y la nutrición de la joven, además de que su útero podría no estar completamente maduro.
El consumo de drogas es frecuente, especialmente a partir de los 18 años. Las razones que llevan a un adolescente a consumir sustancias suelen ser:
Es crucial destacar que todas las drogas psicoactivas pueden interferir potencialmente con el desarrollo cerebral. El alcohol, en particular, puede deteriorar la memoria y el autocontrol al dañar el hipocampo y la corteza prefrontal con una ingesta constante.
La nutrición durante la adolescencia es de suma importancia para sostener el rápido crecimiento corporal. Aunque la mayoría de los adolescentes consumen grandes cantidades de alimento, no siempre hacen elecciones saludables. La obesidad es cada vez más frecuente, al igual que las deficiencias de vitaminas.
Los adolescentes son muy conscientes de los cambios en su cuerpo y algunos tienen dificultades para aceptarlos. La imagen corporal es un predictor crucial de la autoestima en esta etapa, lo que en ocasiones puede conducir a trastornos de la alimentación.