Portada » Historia » Historia de Guatemala: Sociedades Precolombinas, Conquista y Legado Colonial
Este documento explora la rica historia de lo que hoy es Guatemala, desde sus complejas sociedades precolombinas hasta la profunda transformación impuesta por la conquista y la colonización española.
Antes del arribo de los españoles, la geografía de lo que hoy es Guatemala formaba parte de un complejo mosaico étnico.
Las ciudades-Estado habían existido por varios siglos, a diferencia del resto de Mesoamérica, donde el desarrollo había sido más limitado.
En el territorio de la actual Guatemala, el Estado más poderoso y más grande era el Reino K’iche’, cuya capital era Q’umarkaj.
Los K’iche’s habrían ejercido dominio sobre una región de unos 25,000 kilómetros cuadrados y una población aproximada de un millón de habitantes.
La diversidad étnica y cultural de los habitantes del actual territorio guatemalteco data de antes de la llegada de los españoles.
Sus formas de organización estaban impresas también con rasgos de estratificación social; es sabido que además existieron luchas y rivalidades por el control territorial y de los recursos.
Todas estas dinámicas fueron abortadas con la conquista y la colonización, iniciándose con ello una etapa histórica profundamente diferente a la conocida hasta entonces.
Los Mayas Kaqchikeles y los Tz’utujiles subsecuentemente se separaron para formar estados independientes.
El estado K’iche’ se expandía hacia el norte y el este. Los pequeños estados de los Tz’utujiles y los Kaqchikeles se expandían hacia el sur y el este, dentro del territorio de los Xinkas y los Poqomames.
Estos últimos se encontraron con la expansión hacia el oeste de los Pipiles en el actual El Salvador.
La sociedad antes de la conquista había llegado a un nivel de producción ya compleja, tanto en materia agrícola, mineral como artesanal.
Estos animales también tenían otros usos para la industria.
Eran utilizados para la construcción de casas, canoas, bancos, ídolos y para la elaboración de medicamentos.
Entre las fibras textiles destaca el algodón.
La producción agrícola y artesanal permitió el desarrollo de intercambios comerciales en el territorio mesoamericano, estableciendo rutas clave:
Dada la limitación de los medios de transporte, se hizo necesario el empleo de fuerza humana para asegurar la vida comercial. De ahí que el esclavo fuera instrumento y objeto de comercio.
Los esclavos realizaban trabajos agrícolas y domésticos.
También servían como víctimas de sacrificios rituales.
Además de la guerra, la esclavitud podía ser resultado de castigos.
La esclavitud estaba profundamente arraigada.
Los hijos nacidos de estos esclavos, incluso si sus padres estaban casados con mujeres libres, heredaban la condición de esclavitud.
Quien mataba a un esclavo no enfrentaba ninguna pena legal.
Los primeros esclavos africanos llegaron desde 1524, con los conquistadores. Pedro de Alvarado, al conquistar Guatemala, trajo consigo una cantidad considerable de artesanos, carpinteros, herreros y calafateros africanos, con el fin de construir barcos en el Pacífico.
En 1543, Alonso de Maldonado trajo aproximadamente 150 esclavos africanos, destinados a trabajos vinculados al comercio.
Poco después, López de Cerrato ordenó la liberación de los esclavos indígenas y autorizó la llegada de otra cantidad significativa de esclavos africanos.
Los grupos más numerosos de africanos esclavizados se establecieron en el Valle de las Mesas, la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala, los ingenios azucareros de Amatitlán y Verapaz, La Gomera, Gualán y otros lugares.
Hacia finales del siglo XVIII, el número de esclavos africanos había disminuido, pues algunos habían obtenido su libertad y trabajaban como artesanos libres. Otros se habían fugado y vivían como cimarrones en lugares alejados de los centros urbanos.
En 1824, la Asamblea Nacional Constituyente de las Provincias Unidas del Centro de América decretó la abolición de la esclavitud.
Quienes poseían plantaciones de cacao eran considerados figuras de gran poder económico, equiparables a banqueros.
Esta propiedad individual era un atributo de los jefes de grandes linajes, algunos altos funcionarios y capitanes.
También existían las tierras realengas, que eran arrendadas a los más pobres (los miembros de las ‘casas’).
Las tierras del Estado se destinaban al sostenimiento de la guerra o del culto, así como a la repartición del botín entre los capitanes, lo que propició la formación de una nueva nobleza guerrera, dueña de tierras.
El número de conquistadores era reducido, pero los caballos, las armas de fuego, las ballestas, las espadas y lanzas de acero incrementaban su poder ofensivo.
Al llegar a Soconusco, Alvarado envió mensajeros indígenas a los K’iche’ y Kaqchikeles, instándoles a someterse al Rey de España, pero no obtuvo respuesta. Cruzó el río Suchiate y se adentró en las tierras gobernadas por los K’iche’.
En Zapotitlán se libró la primera escaramuza significativa. Alvarado contaba con aliados indígenas mexicanos que conocían el territorio.
Guiado por ellos, inició la difícil subida de la montaña, sin encontrar resistencia militar hasta los Llanos de El Pinal, donde se enfrentó con un fuerte ejército K’iche’. Aquí, dice Alvarado, murió en combate «uno de los cuatro señores de Utatlán, quien fungía como capitán general de toda la tierra». La leyenda popularizó a este jefe indígena como Tecún Umán.
Alvarado tomó Quetzaltenango y venció a otro ejército en los Llanos de Urbina. Continuó hasta la capital de los K’iche’, conocida por sus huestes como Utatlán, y después de aprisionar a los señores Oxib Queh y Beleheb Tzí, los ejecutó y posteriormente incendió la ciudad.
Días después, partió hacia Iximché, la capital de los Kaqchikeles, cuyos reyes lo recibieron como aliado. Sometió a los Tz’utujiles y luego se dirigió a Izquintlán, ciudad que también destruyó.
Pedro de Alvarado decidió fundar una ciudad de españoles, a la que denominó Santiago. El asentamiento inicial fue en Iximché, la capital de los Kaqchikeles. Este evento tuvo lugar el 27 de julio de 1524. Con el paso de los años, la ciudad adoptó el nombre de Guatemala.
Pasaron varios años y fue necesaria la participación de otros capitanes y soldados para consumar la conquista. Posteriormente, se produjo una heroica rebelión de los Kaqchikeles, que culminó con el ahorcamiento de sus reyes.
Pedro de Alvarado recibió el nombramiento de Adelantado y Capitán General de la Provincia de Guatemala.
España era una monarquía, y el Rey era su más alta autoridad, extendiendo su poder también sobre las Indias. Todas las leyes, ordenanzas, nombramientos y acuerdos se promulgaban en nombre del Rey.
La capitulación se convirtió en un contrato otorgado entre la Corona y el jefe de la expedición.
Los invasores transmitieron a la población enfermedades contagiosas que se propagaron rápidamente en todas direcciones.
Se trataba de los virus de la influenza y la viruela, que afectaron masivamente a la población indígena, la cual carecía de defensas inmunológicas para enfrentarlas, dado que estos virus no existían previamente en el continente americano.
El fenómeno del mestizaje tuvo sus orígenes en las tomas violentas de mujeres, utilizadas como botín de guerra y esclavas.
Las relaciones interétnicas entre personas de los distintos grupos originaron una compleja diversidad de mestizos: español e indígena, español y africano, indígena y africano, mestizo y mestizo.
Al principio, se diferenciaban con denominaciones como mulato, mestizo o zambo. Posteriormente, se les denominó a todos «gente ordinaria» o «casta».
Con el tiempo, se terminó denominando ladino a todos aquellos que no eran indígenas ni españoles. Originalmente, ladino era una palabra con la cual se designaba al indígena culturalmente españolizado.
Los mestizos conformaron castas sociales cuya posición en la escala social dependía de la apariencia física y de los «cruces de sangre» que llevaban en sus venas. Aunque las escalas de esta pigmentocracia se fueron mitigando, sus dictados aún subsisten en la mentalidad de muchos mestizos (o ladinos en Guatemala).
Las formas de explotación y sujeción utilizadas durante la colonización fueron:
Se impusieron diezmos y primicias para la Iglesia, y el tributo para la Corona, este último cobrado permanentemente en especie o en dinero.
La población indígena que no habitaba en las áreas urbanas fue concentrada en los pueblos de indios y dotada de tierras comunales.
Fundado a partir de 1524 por el Adelantado Pedro de Alvarado, la primera fase de la colonización generó como principal dividendo para los colonizadores las ganancias obtenidas de la venta de esclavos, enviados por mar a Panamá.
Cuando estos mercados de esclavos languidecieron, se provocó la primera crisis económica para los recién establecidos colonos.
El inicio de la acumulación de trabajo (a través de esclavos), riqueza (mediante el comercio) y tierra, sumado a las necesidades de defensa y conquista, implicó un proceso de concentración y centralización del poder.
Al momento de la conquista, el poder supremo se repartía entre diversas fuerzas sociales en pugna.
La estratificación social de tipo colonial se consolidó cuando la superioridad militar y técnica española desarticuló la sociedad autóctona.
Tras el despojo de las tierras indígenas, el conquistador inauguró el sistema de caballerías, peonías y encomiendas.
Además de la destrucción de las capitales de los reinos indígenas, como Q’umarkaj e Iximché, se impuso un nuevo tipo de asentamiento territorial, cuya base la constituyó el sistema de pueblos de indios.
De esa forma, se desarticularon los antiguos reinados, resultando en una enorme masa indígena conocida posteriormente como súbditos «indios».
La estructura étnica y social de la colonia descansaba en un sistema estamental complejo y racista, fundamentado en el origen y el color de la piel de la población.
Se imponían diferencias basadas en la limpieza de sangre, lo cual determinaba el estatus social dentro de una jerarquía encabezada por el español peninsular y los criollos.
La primera polarización se fundamentó en un rasgo externo: el color de la piel. Esto derivó en la afirmación de la supuesta superioridad del hombre blanco y la consiguiente inferioridad indígena.
Se denominó castas a las personas que, racialmente, fueron producto de la mezcla de distintas etnias.
En el siglo de la Ilustración (siglo XVIII), se elaboró una compleja clasificación racial de las personas «mezcladas». Algunas de estas son:
La sociedad autóctona precolonial, que transitaba de una economía natural hacia una fase de desarrollo de producción simple de mercancías, vio interrumpido su proceso por la violenta imposición de la estructura colonial.
De esta interrupción nació una nueva sociedad, cuya vanguardia la constituyó el ladino o mestizo.
El indígena ha resistido a su destrucción, defendiendo su identidad amenazada, afirmando su solidaridad y revelándose contra el trauma de la colonización.
La existencia de barrios especiales para la servidumbre nativa, indispensable para la vida poco industrializada de la ciudad colonial, es un reflejo de esta nueva estructura.