Portada » Magisterio » Evaluación Integral del Lenguaje: Técnicas y Didáctica Innovadora en el Aula
En el ámbito educativo, la evaluación es un pilar fundamental para comprender el progreso del alumnado. Desde nuestra perspectiva, la observación, la entrevista, la encuesta, la sociometría y el coloquio se constituyen como el núcleo esencial de las técnicas a aplicar. Los instrumentos asociados a estas técnicas destacan por su implicación en la apreciación directa y la valoración cualitativa de las actividades y actitudes del alumnado.
Para llevar a cabo esta valoración, nos serán de gran utilidad los siguientes instrumentos:
Es importante destacar que todas estas técnicas e instrumentos poseen un carácter flexible y promueven la implicación activa de las personas participantes en el proceso educativo.
Hemos establecido directrices claras respecto a lo que debe ser valorado en esta área de conocimiento, centrándonos en la evaluación de la comprensión y la expresión del alumnado.
La evaluación de la comprensión y expresión oral se llevará a cabo mediante:
De igual modo, es crucial evaluar la comprensión lectora y las estrategias que se activan durante el proceso de lectura. Nos centraremos en dos aspectos fundamentales:
Otro aspecto de gran relevancia es la expresión escrita. En este apartado, valoraremos la adecuación entre el tema propuesto para la producción escrita y las opciones lingüísticas y estructurales elegidas por el estudiante.
Además, será necesario comprobar la coherencia del texto, prestando atención a:
Dentro de la evaluación de la expresión escrita, también se incluye el contenido de la producción realizada y el léxico empleado. Estos aspectos están intrínsecamente relacionados, ya que la riqueza de un texto depende de la habilidad metalingüística de la persona para hacer un uso fluido y variado de sus recursos lingüísticos, lo que incluye su bagaje léxico.
En cuanto al aspecto morfosintáctico, es importante observar las coordinaciones y subordinaciones entre las frases, así como su longitud.
Finalmente, el estilo es un elemento clave a considerar, atendiendo a los recursos retóricos utilizados, la creatividad y la originalidad mostrada en la redacción.
Una persona competente debe dominar las dos vertientes principales del discurso: la hablada y la escrita. Para ello, es imprescindible que transite por los ejes fundamentales de la lingüística: la fonética, la morfosintaxis, la semántica y la pragmática.
Por esta razón, los diseños instruccionales deben ser modificados, y se hace más necesaria la presencia de una didáctica crítica en el área de Lengua y Literatura. Una enseñanza de tipo tradicional dificulta enormemente la evaluación del desarrollo de la articulación del discurso.
Esta dificultad surge porque el alumnado, en un modelo tradicional, no puede hacer uso pleno de sus capacidades orales, ya que el profesorado a menudo absorbe gran parte del espacio comunicativo, convirtiéndolo en un monólogo. Por otra parte, no se fomenta la creatividad ni el desarrollo de la expresión escrita, dado que el enfoque memorístico induce a la repetición de estructuras preestablecidas, impidiendo el juego con el lenguaje y el progreso en muchos aspectos del discurso escrito.
En el área de Lengua y Literatura, la observación adquiere una relevancia crucial para monitorear los procesos de enseñanza y aprendizaje del lenguaje. Los diseños funcionales y activos que se proponen en una didáctica crítica generarán un amplio despliegue de datos valiosos.
El carácter dinámico de la enseñanza de la Lengua y la Literatura debe tener su correspondencia en la labor evaluadora, considerándola una parte intrínseca de los procesos didácticos. Con esta idea, instamos a los docentes a considerar la evaluación como un proceso integrado. Realizar una evaluación desde esta perspectiva puede repercutir de manera muy positiva en la formación integral de las personas y, de igual modo, en la satisfacción de cumplir correctamente con la labor docente e investigadora del profesorado.