Portada » Arte » Civilizaciones Medievales: Al-Ándalus, Bizancio y el Imperio Carolingio
En Al-Ándalus, las ciudades tuvieron una vida próspera, destacando entre todas ellas Córdoba, que en época del Califato llegó a ser la ciudad más importante de Europa Occidental. La mayoría de estas ciudades eran de origen romano, como la propia Córdoba, Sevilla, Zaragoza y otras muchas, pero las hubo también de nueva fundación.
La parte principal de la ciudad era la medina, generalmente rodeada de murallas. En ella se encontraban los edificios más importantes, ya fueran religiosos como la mezquita o comerciales como la alcaicería, un gran patio rodeado de tiendas que pertenecían al Estado y eran alquiladas a los mercaderes. En realidad, todas las calles en torno a la gran mezquita constituían un mercado o zoco, pues estaban llenas de pequeñas tiendas y talleres. El trazado de la medina y de la ciudad en general era irregular y de calles estrechas, aunque de la mezquita solían partir algunas vías principales que iban hasta las puertas de las murallas.
Al crecer la ciudad, se construían fuera del recinto inicial nuevos barrios o arrabales, que podían tener sus mezquitas y sus zocos y que, si alcanzaban un tamaño considerable, incluso se amurallaban. En estos barrios solía agruparse gente de un mismo oficio o de una misma religión; este era, por ejemplo, el caso de las juderías, aunque en estas, en lugar de mezquitas, encontramos sinagogas.
Entre los edificios públicos destacaban los baños, una herencia de las termas romanas. En las viviendas de las familias acomodadas solía haber bañeras y en las más lujosas, baños de vapor, pero la mayor parte de la gente acudía a los baños públicos, llamados hammam. Los hammam eran centros de reunión y vida social. Por la mañana acudían los hombres y por la tarde, las mujeres. Unos y otros dedicaban mucha atención a su aspecto personal, utilizaban perfumes, aceites y tintes para la barba y el cabello, estando esta costumbre muy extendida entre las mujeres.
En el ámbito familiar, el hombre tenía una posición dominante. Según la ley coránica, este podía tener hasta cuatro esposas legítimas, pero en realidad esto solo afectaba a los más ricos. Entre las clases más altas, la mujer llevaba una vida muy recluida. Tan solo las visitas semanales a los cementerios para reunirse ante las tumbas de los parientes y las dos tardes al mes pasadas en los baños constituían oportunidades para abandonar la casa. Dentro de la misma, las mujeres tenían sus propios aposentos, el harén, donde convivían esposas legítimas, concubinas y esclavas.
La sociedad de Al-Ándalus estaba compuesta por diversos grupos:
Estos grupos conformaban una compleja jerarquía social.
El arte musulmán se refiere a la unidad creativa de un arte y una arquitectura propios de una civilización de enorme extensión geográfica, que no se limita solo a una etnia específica, sino que abarca áreas tan diversas como gran parte del África negra, el Magreb, Indonesia, el Golfo Pérsico y algunas zonas del Cáucaso, Europa, China o India. Bajo este signo de auténtica identidad supranacional, existen muchas diversidades culturales que toman formas locales o regionales.
En los primeros tiempos del Islam, surge pronto un arte rico y variado basado en la tradición clásica, en el arte bizantino, en el persa y en el de los pueblos orientales sometidos. Sin embargo, la originalidad de las estructuras arquitectónicas y los motivos ornamentales dan como fruto un arte propio, típicamente musulmán. En todas las creaciones artísticas islámicas se advierte un indiscutible parentesco y vocabulario común.
La religión de los musulmanes se basa en el Corán. Creen que el último profeta es Mahoma, quien es el mensajero de Alá, pero Jesús fue otro profeta más. Existe la sumisión completa a ese Dios, es decir, a la palabra del Corán. No creen en imágenes.
La religión de los cristianos se basa en la Biblia. Creen que el único profeta es Jesucristo, pero este Jesús se divide en tres personas: a) el Padre, b) el Hijo, c) el Espíritu Santo. El cristianismo se ramifica en ortodoxos, católicos, protestantes (entre muchas otras denominaciones). Creen en el fin del mundo y sí creen en las imágenes.