Portada » Geografía » Transformación Urbana: Historia y Modelos de Ciudades en España
La remodelación urbanística que se produce en todas las ciudades europeas y americanas durante los siglos XIX y XX. La primera ciudad en realizarlo fue Perú, que fue totalmente destruida y reedificada. Este modelo se trasladó a Barcelona en 1859 y a Madrid en 1860. A diferencia de París, estas ciudades conservan su casco histórico. Posteriormente, a partir del siglo XX, se extendería al resto de ciudades de España, especialmente a las capitales de provincia.
Todos tienen un plano en cuadrícula casi perfecto. Existen una o varias avenidas ajardinadas que unen la ciudad (como la Diagonal de Barcelona). Las nuevas viviendas se construían en pequeños bloques de pisos en forma de manzana y de poca altura, con amplios espacios y destinados a la burguesía. El exterior de las viviendas suele estar decorado de manera lujosa (estilo art déco o modernista) y su uso era residencial.
Cambios experimentados en el siglo XX: aparece la circulación de vehículos, tranvías, etc., que reducen los bulevares y espacios verdes. Los edificios crecen en altura y se densifican; en ellos comienzan a vivir el proletariado. En el siglo XXI se ha intentado limitar la circulación para favorecer el resurgimiento de espacios verdes. Muchos edificios están degradados en fachadas e interiores, y han pasado a ser habitados por inmigrantes y otra población de bajo poder adquisitivo. En sus plantas bajas se han instalado servicios de toda índole.
Los barrios obreros se deben a la expansión industrial: surgen nuevas fábricas y amplios espacios para acoger grandes masas de obreros. En el siglo XIX, las industrias abandonaron los cascos antiguos para trasladarse a la periferia. Así, los barrios obreros surgieron en las zonas de centralización de fábricas o cerca de los medios de comunicación. Carecían de planificación urbanística; las viviendas eran de mala calidad o incluso chabolas; las infraestructuras y servicios más básicos eran escasos o inexistentes.
En el siglo XXI se han diversificado los barrios obreros. Los más favorecidos por su posición más céntrica se han habilitado para uso terciario, donde se instalan personas de mayor poder adquisitivo. Los barrios obreros menos céntricos (como Vallecas en Madrid), en su proceso de degradación, han visto desaparecer el antiguo uso industrial, dejando edificios en ruinas y siendo habitados por población marginal.
No existen muchos ejemplos. El principal conservado es la Ciudad Lineal de Arturo Soria en Madrid, que fue un gran proyecto donde se concibió una gran calle de 40 metros de ancho y en cuyo alrededor existían viviendas unifamiliares con grandes espacios de jardín. Estaba pensado para dotarse de servicios de todo tipo, pretendiendo establecer población obrera.
El gran proyecto original de 1882 pretendía construir una ciudad de 50 km de largo, pero apenas llegó a los 8 km y pocos obreros llegaron a instalarse. Actualmente ha sido absorbida por la expansión urbana, quedando degradada. Comenzaron siendo proyectos de principios del siglo XX en los que se pretendía solventar la masificación y las malas condiciones de los barrios obreros; así surgieron en Inglaterra.
Primeras actuaciones de planificación urbana, aunque limitadas a los espacios ocupados por la burguesía en ciertas zonas del casco antiguo y los ensanches. Las más destacadas fueron:
Reconstrucción de las ciudades más dañadas por la Guerra Civil (Gernika, Guadalajara, Oviedo). Las actuaciones realizadas por la Dirección General de Regiones Devastadas fueron lentas y limitadas por la mala situación económica del país.
Se llevó a cabo la elaboración de leyes sobre la vivienda (viviendas protegidas, Arrendamientos Urbanos de renta limitada). También la organización del crecimiento urbano (Ley del Suelo de 1956), que establecía una planificación a diferentes escalas: nacional, provincial, urbana y para cada área urbana.
Los más utilizados fueron los Planes de Ordenación Urbana, que dividían la ciudad en zonas con funciones distintas y preveían para cada una los equipamientos y servicios necesarios, aunque en la mayoría de los casos las realizaciones prácticas se alejaron bastante de los proyectos.
Se mantuvo la Ley del Suelo y la zonificación urbana, pero no impidieron nuevos problemas (se eliminaron algunos edificios históricos valiosos, se crearon barrios de poca calidad con deficiencias en equipamientos y accesibilidad, y aumentó la congestión por la excesiva altura y densidad de los edificios en la periferia, entre otros).
Ha descentralizado la planificación urbanística. Su legislación debe ser seguida por los ayuntamientos. Sus instrumentos son los planes de diferente ámbito:
No obstante, la Constitución atribuye al Estado la competencia de garantizar los derechos de la ciudadanía sobre el suelo.
Participación de la ciudadanía en la planificación urbana, reclamando medidas para paliar las desigualdades heredadas y mejorar la calidad de vida de sus barrios.
Se refleja también en la creciente competencia por resultar atractiva y atraer inversiones con planes de revitalización y de promoción. La mayoría se centra en la implantación o mejora de infraestructuras y equipamientos, y en la calidad medioambiental. Aunque a veces costosas infraestructuras resultan infrautilizadas o generan elevados gastos de mantenimiento, estrategias más innovadoras fomentan la construcción de redes de ciudades complementarias que se potencian entre sí y reparten los equipamientos, los gastos y las ventajas.
Insiste en el uso racional de los recursos como el agua y el suelo, en la calidad medioambiental y la sostenibilidad económica.
Se proponen mejorar la calidad de vida de sus habitantes usando la innovación y las nuevas tecnologías en diferentes ámbitos (gobernanza, movilidad urbana, sostenibilidad medioambiental, economía y cohesión social). En España se creó en 2012 la RECI (Red Española de Ciudades Inteligentes) para intercambiar experiencias y trabajar conjuntamente los aspectos de las nuevas tecnologías relacionados con la mejora de la calidad de vida de la ciudadanía.