Portada » Economía » Transformación Empresarial Sostenible: Ética, RSC y Pensamiento Sistémico para el Impacto Positivo
Un sistema deficiente puede rediseñarse mediante el pensamiento sistémico, un enfoque que permite entender cómo las diferentes partes de un sistema se interrelacionan. Este método ayuda a identificar patrones y dinámicas que afectan al sistema, lo cual es clave para rediseñarlo de manera efectiva. Por ejemplo, en el caso del tráfico urbano en grandes ciudades, el problema visible es la congestión en horas punta. Sin embargo, al aplicar la teoría del iceberg, observamos que el verdadero problema radica en causas más profundas, como la dependencia del vehículo privado, la falta de transporte público eficiente y un diseño urbano centrado en los automóviles.
Estas causas subyacentes deben abordarse mediante un rediseño estructural del sistema, fomentando la movilidad sostenible, mejorando el transporte colectivo y planificando ciudades más accesibles a pie o en bicicleta. El efecto mariposa, dentro del pensamiento sistémico, destaca cómo pequeñas acciones pueden tener grandes repercusiones. Por ejemplo, si una ciudad promueve el uso de bicicletas eléctricas mediante incentivos fiscales o carriles seguros, esto podría reducir significativamente el uso de automóviles, mejorar la calidad del aire y aliviar el tráfico.
Rediseñar un sistema como el de la movilidad urbana requiere un enfoque integral, considerando factores como la infraestructura, la educación ciudadana y las políticas públicas. Así, se podría transformar un sistema centrado en los coches en uno orientado a la movilidad sostenible.
Un ejemplo concreto de rediseño es el sistema de acceso al colegio en una comunidad. Al aplicar el pensamiento sistémico, se puede observar que el exceso de coches a la entrada del centro escolar está relacionado con la falta de rutas seguras a pie o en bicicleta. Mejorar la seguridad vial y crear caminos escolares podría fomentar que más familias opten por formas de desplazamiento más sostenibles.
Los planes y memorias de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) son fundamentales para garantizar que las empresas operen de manera ética y sostenible, alineando sus operaciones con las expectativas sociales y ambientales. Las empresas deben ser transparentes sobre sus objetivos y logros en cuanto a sostenibilidad, y estos planes sirven como un medio para comunicar cómo se están alcanzando los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los cuales son una guía internacional para crear un futuro más justo y sostenible.
Aunque las empresas puedan tener desviaciones en su declaración de misión, visión o valores, su enfoque hacia la sostenibilidad debe ser una constante en su estrategia. Por ejemplo, una empresa puede declarar que promueve el trabajo decente (ODS 8), pero podría enfrentar críticas por la precariedad laboral en algunas filiales. El plan de RSC debe explicar cómo se está abordando este problema, como con auditorías laborales, programas de capacitación y compromiso con convenios colectivos.
Danone es una empresa que ha demostrado un fuerte compromiso con los ODS, especialmente en cuanto a salud, bienestar y producción sostenible. En sus memorias de RSC comunica acciones como reducir el contenido de azúcar en sus productos, apoyar a pequeños productores y utilizar envases reciclables, mostrando cómo su modelo de negocio puede contribuir a un desarrollo más sostenible.
La noción de «triple bottom line» (triple cuenta de resultados) implica que una empresa debe medir su éxito no solo en términos financieros, sino también sociales y ambientales. Este enfoque permite a las empresas evaluar su impacto global, considerando no solo el beneficio económico, sino también cómo sus actividades afectan al entorno y a las personas.
En este contexto, la RSC se convierte en un activo intangible crucial porque construye la reputación de la empresa, fomenta la lealtad del cliente y atrae a inversores que valoran la sostenibilidad. Además, ayuda a las empresas a cumplir con las expectativas de sus stakeholders. La gobernanza es clave para asegurar que las decisiones en torno a la RSC estén respaldadas por políticas claras y liderazgo ético.
Interface, una empresa de alfombras modulares, ha transformado su modelo de negocio para ser completamente sostenible. A través de su estrategia «Mission Zero», trabaja para eliminar su impacto ambiental para 2040, reduciendo emisiones, utilizando materiales reciclados y promoviendo programas de economía circular. Su enfoque en la triple cuenta de resultados ha fortalecido su posición en el mercado y la confianza de sus clientes y socios.
La teoría de los stakeholders (grupos de interés) sugiere que las empresas deben tomar en cuenta a todas las partes interesadas en sus operaciones, no solo a los accionistas. Los stakeholders son individuos o grupos que pueden afectar o verse afectados por las actividades de la empresa, y su interés en la empresa puede variar.
Algunos ejemplos de stakeholders incluyen:
La gestión de los stakeholders implica priorizar sus necesidades y alinearlas con los objetivos estratégicos de la empresa. Esto se logra mediante la comunicación abierta, la participación activa y la implementación de políticas que aborden las preocupaciones de los stakeholders.
IKEA ha trabajado activamente con sus stakeholders para mejorar su sostenibilidad. Por ejemplo, escucha a sus proveedores sobre condiciones de trabajo y colabora con ellos para mejorar prácticas laborales. También responde a las demandas de los clientes por productos más sostenibles, como muebles de madera certificada FSC o iluminación LED, y trabaja con ONG y gobiernos para desarrollar políticas más verdes. Este enfoque integral fortalece su reputación y sostenibilidad a largo plazo.
Uno de los casos más polémicos surgió en 2021, cuando la compañía Dyson fue señalada por presuntas violaciones a los derechos laborales en Malasia. Trabajadores migrantes denunciaron condiciones de trabajo forzoso en una de las fábricas proveedoras de la marca. Estas acusaciones generaron un fuerte debate sobre la responsabilidad ética de las empresas en sus relaciones con terceros y la supervisión de sus cadenas de suministro, poniendo en cuestión si la respuesta de Dyson fue adecuada desde una perspectiva ética.
Este caso plantea un dilema ético relacionado con la responsabilidad de las empresas sobre las condiciones laborales de sus proveedores. Desde un punto de vista ético, la empresa Dyson tiene la responsabilidad de asegurarse de que sus proveedores respeten los derechos de los trabajadores y operen bajo condiciones justas. Aunque las violaciones ocurrieron en una fábrica externa, Dyson no puede desvincularse completamente de su cadena de suministro. La falta de una respuesta inmediata y efectiva ante las acusaciones de trabajo forzoso pone en duda su compromiso con los derechos humanos.
Aplicando el marco ético de la justicia, la empresa debe actuar para garantizar que los trabajadores en su cadena de suministro no sufran explotación. Esto implica no solo abordar las condiciones de la fábrica señalada, sino también implementar medidas para evitar que situaciones similares ocurran en el futuro, como auditorías más estrictas y la mejora de la supervisión en toda su cadena de proveedores.
Desde la perspectiva utilitarista, si Dyson actúa para corregir estas violaciones, mejorará el bienestar de los trabajadores, lo que a su vez fortalecería su reputación y confianza con los consumidores. Sin embargo, ignorar el problema o tomar medidas superficiales podría perjudicar tanto a los trabajadores como a la imagen de la empresa a largo plazo.
En resumen, Dyson debe tomar medidas contundentes y responsables para garantizar que sus proveedores cumplan con estándares éticos de trabajo, lo que no solo es necesario para cumplir con sus responsabilidades sociales, sino que también generará un impacto positivo a largo plazo para la empresa y la sociedad.
La afirmación de Ynzo van Zanten resalta la tensión entre los intereses sociales y comerciales en el mundo empresarial. Para él, las empresas que se comprometen realmente con el impacto social deben ser sinceras en sus esfuerzos, lo que puede implicar un sacrificio de beneficios inmediatos para lograr un impacto positivo en la sociedad.
Tony’s Chocolonely es un ejemplo claro de cómo una empresa puede integrar el beneficio económico con una causa social importante, en este caso, la lucha contra la esclavitud infantil en la cadena de suministro de cacao. A través de su RSC, la empresa demuestra que el compromiso con la justicia social puede coexistir con un modelo de negocio rentable. Sin embargo, muchas empresas no toman en serio sus compromisos de RSC, ya que a menudo se convierten en una estrategia de marketing sin cambios significativos en las prácticas operativas.
Tony’s Chocolonely no solo dona un porcentaje de sus beneficios a la causa, sino que también ha reconfigurado toda su cadena de suministro para asegurar que sus productos sean 100% «esclavitud-free». Esto demuestra que el compromiso con un propósito social puede ir más allá de las palabras, impactando positivamente tanto a la comunidad como al negocio.