Portada » Lengua y literatura » Trama y Desarrollo de Personajes en la Hacienda ‘El Altar’ durante la Independencia Venezolana
En este capítulo, Espíritu Santo está reunido con los negros contando cuentos, cuando de pronto llega el mayordomo Presentación Campos. Más tarde, en la tarde, los negros empiezan a hablar sobre la guerra y los verdaderos amos que aparecen en ella. En la casa estaban Fernando, Inés y el capitán David, quien acababa de llegar. Comienzan a hablar; Inés no quería que hablaran sobre la guerra, así que le preguntó sobre sus viajes. Él le habló sobre Venecia. De repente, se escuchan gritos y Fernando dice que quizás es algún esclavo que se ha ido.
En este capítulo, se retrocede al pasado y empiezan a contar cómo Don Juan construyó «El Altar» y cómo fue que llegaron los españoles a Venezuela. Al crearse la hacienda, fueron llegando españoles y se empezó a poblar. Don Juan se casó y murió de viejo. A su bisnieto, Don Carlos de Arcedo, se le murió la esposa y le quedó una hija. En esa época, se mudó cerca de ahí Don José Fonta, el cual tenía un hijo. Arcedo se negó a dos cosas: a casar a su hija con el hijo de Don Carlos y a venderles un pedazo de sus tierras. Don Carlos de un momento a otro se volvió cruel, no respetaba a sus esclavos; estos empezaron a imaginar por qué Don Carlos empezó a tratarlos así.
Enviaron a Fernando a la capital a los 16 años para su formación académica. En la capital, vivió con Don Bernardo y Doña Ana, y se hizo muy amigo de su hijo, el cual se llamaba Bernardo.
Allí conoció nuevos amigos gracias a Bernardo. Al poco tiempo, comenzó a pelearse con Luiz (hijo de cura), el cual se dejaba golpear. Al rato, Fernando y Luiz se volvieron muy buenos amigos y salían juntos a las iglesias.
Al tiempo, en la plaza ofrecían 30.000 pesos por la cabeza de Miranda, quien había enfrentado al rey. Fernando, por escuchar tanto sobre Miranda, estaba confundido sobre si tenerle miedo o rendirle tributo. Fernando pensaba que era increíble que Miranda se enfrentara contra el Rey y Dios, que debía tener una profunda razón para intentar tal insólito crimen; él quería saber quién era Miranda.
Bernardo llevó a Fernando a un lugar donde estaba Miranda, a un lugar donde no existía la discriminación, solo una hermandad para poder vencer la batalla de su país. Aun Fernando está confundido porque no sabía si Miranda era malo o no. Todos le explicaron que no, porque Miranda luchaba; le hablaron sobre el amarillo, azul y rojo que él mismo trajo, charlas sobre la democracia y la felicidad del pueblo.
Así fue como Fernando regresó a «El Altar» ya que su padre había muerto y tenía que hacerse cargo. Habló con un esclavo que lo escoltaba y le preguntó sobre todo lo que pasaba en la hacienda y, por supuesto, sobre su hermana Inés. Cuando llegó, tuvo una bienvenida muy especial; todos lo recibieron felices, menos el mayordomo. Fernando habló con él para poder estar a la altura de su padre.
En la capital pasaron cosas como:
Fernando le dijo al capitán David que no había que darle confianza al mayordomo, aunque David sabía que era malo con los esclavos, pero no quería decir nada. Campos y David se fueron a un lago donde se bañaron y donde él le hizo un pequeño obsequio a Campo: una pistola inglesa como recuerdo. El inglés hablaba sobre sus aventuras por Inglaterra, sus guerras, cuentos y libros. El capitán David le dijo a Inés que aprendiera el idioma, para así cuando él volviera a Inglaterra le mandara todas las cosas de Shakespeare y que jamás volvería a sentirse sola.
En el almuerzo hablaron sobre la guerra y cómo habían atacado por los llanos. David e Inés se fueron al bosque donde la esclava de la madre le contaba cuentos y ahí se dio cuenta de que le tenía miedo a la muerte, así que se puso a llorar, lo dejó solo y se fue a su alcoba.
En la noche, un esclavo llevó los informes de Bernardo, donde decía que había reunión del pueblo y que iban casi todos los dueños de haciendas de los alrededores y contaban con 1000 hombres.
Presentación odiaba a Fernando por el simple hecho de ser su amo, porque él había nacido para mandar. Presentación y todos ya se estaban preparando para salir en marcha; todos los negros estaban preparándose para ir a la guerra. Uno de ellos dijo que él solo era el mayordomo y que él no podía llevarlos de la hacienda; Campos lo mató de un machetazo. Inés le preguntó por qué había reunido a tanta gente y quién había matado al esclavo; él le dijo que no le iba a dar explicación. Inés empezó a gritar. Campos se bajó del caballo y fue donde ella estaba, la golpeó, la desnudo y la violó.
Luego Campos mandó a quemar la casa; el fuego se extendía rápidamente. Se pusieron en marcha. Cuando van en marcha, Campos ve una bandera colorada perteneciente a los realistas. Campos detuvo sus tropas y fue a ver, y estos le preguntaron quién vive y estos respondieron: ¡Viva el Rey!
Aquí es cuando Espíritu Santo le avisa a Fernando que Campos había mandado a quemar la hacienda. Entonces se fue rápidamente hacia «El Altar» y se rompió en llanto. Allí encontraron a diez esclavas llorando y preocupadamente preguntó por su hermana Inés. Viendo todo esto, se fue con un grupo de esclavos hacia la guerra y, cuando habían salido de «El Altar», les gritó a los esclavos que eran libres; las mujeres felices le empezaron a decir bendiciones.
Cuando los esclavos llegaron a Magdaleno, se acercaron a una pulpería donde estaban unos hombres tomando, pero se veía que no eran negros puros. Bernardo, tratando de convencerlos, les brindó un trago a su cuenta, pero no quedó muy a gusto un zambo que estaba cerca de ellos. Entonces Bernardo les dijo que ellos habían ido a buscar ganado para comprar. Se sorprendió porque estaban comprando ganado en Magdaleno, porque el mismo se conseguía en los llanos. Socorriéndolo, Fernando les dijo que pensaba comprar ganado por esos lados porque en los llanos estaba en guerra.
Bajaron la bandera junto con el coronel español Zambrano; el coronel agradeció a Campos por el aporte de hombres. Campos estaba seguro de que podía ser como Monteverde, Bolívar o como Boves. Se orientaba por el sur de Aragua. De repente, los vidrios de la casa se empezaron a romper con fusiles y ahí estaba el comienzo de la guerra.
Fueron cayendo poco a poco ambos bandos. Campos fue herido y lo ayudaba su mujer, La Carvajala. El enfrentamiento duró hasta cuando solo quedaban cadáveres. Campos al despertar se sintió orgulloso de él al ver cómo había quedado el pueblo; así fue como llevó consigo a La Carvajala.
La guarnición había sido destacada precipitadamente hacia San Juan de los Morros. Los habitantes abandonaban sus tierras por temor. Había algunos hombres reunidos para la destrucción de la guerra. Contaban sus historias con amor y se recordaban sus lugares de nacimiento. Fernando, Bernardo y el capitán inglés se acercaron a caballos a la población y un centinela les preguntó quién vive; uno de ellos respondió: republicanos. Fueron llevados ante el coronel Roso Díaz, se presentaron y dijeron que ellos estaban buscando al ejército libertador para reincorporarse. El inglés le dijo que él había venido a luchar por la libertad.
El coronel trató de calmarlo. Un hombre entró agitado y dijo que tenía una orden del general Campos Elías de alistar a todos los hombres y proteger las entradas al pueblo. Mandaron a alistar dos caballos con el pretexto de enviar papeles al general Ribas. Pero fue una decepción al saber que no habían fuerzas; decidieron quedarse y ayudar a la defensa, ya contaban con 70 hombres y acabó con casi todos los soldados y los habitantes. Entró Boves a la iglesia; entre los escoltas, Bernardo vio al indio que les robó los caballos. Boves mandó a fusilar a Bernardo y al inglés.
La Carvajala se sentía respetada por todos, claro, era la mujer de un jefe. Boves y Campos se fueron a atacar a Bolívar en La Victoria. Las calles estaban tan solas, pero en ese momento La Carvajala vio a una mendiga que tenía una cicatriz de una quemadura; le dio de comer y la mendiga le contó su vida y que quería matar a Campos. La Carvajala se sintió destrozada, casi sentía como ella, y nadie venía a ampararla; pero ella no traicionaría a su amado. Le indicó a la mendiga un camino contrario al que se había ido Campos; ella le dio las gracias y se alejó.
En la plaza de La Victoria estaban todos esperando que los realistas atacaran, todos ya preparados. Fernando, al llegar a La Victoria, se sintió salvado; después le comenzó el mismo miedo y las corazonadas que lo habían atormentado en la Villa.
Fernando vio el alcohol, la borrachera de la sangre, le encendieron las venas. Ve con asombro, se obsesionó con lo que estaba observando y sin darse cuenta estaba entrando en ella. Se le llenó la cabeza de recuerdos, ya estaba en la batalla, pero continuaba como si estuviese en un quieto paseo. Sin darse cuenta, estaba rodeado por 3 hombres a caballos y 3 lanzas que fueron hacia su cuerpo inerte; cayó al suelo.
Boves fue herido. Presentación Campos se siente envuelto por los gritos y la confusión; los republicanos toman la victoria, pero él no se da cuenta de los que huyen ni de la derrota. Persiguiendo a un lancero, quedó casi dentro de la ciudad. Va desbocado sobre los soldados; como un solo tiro, estallan 10 disparos y Campos cae con la lanza apretada en el puño. Los indios luchan con arcos y flechas. La batalla llevaba 2 horas; Boves comenzó a impacientarse.
Campos escuchaba voces, tal vez pensaba que estaba loco. Luego escuchó que Bolívar venía; estaba herido, no oía gritos ni tiros. La sola idea de estar herido y preso lo exasperó. El dolor le hizo perder el sentido. Al despertar, llamó a Carvajala; recordaba El Altar. Muchas cosas pasaron por su mente. Escuchó voces que decían: ¡Viva el Libertador! Continuó el esfuerzo, sube, ya va a llegar, ya sus ojos rozan el borde de la ventana, el sótano se llenó de colores vertiginosos. Llamó a Don Fernando, Doña Inés, a Carvajala, ya iba a ver al Libertador; sintió un gran frío, dejó resbalar la mano de la reja y se desplomó, muerto.
