Portada » Psicología y Sociología » Teorías Psicológicas Humanistas: Orígenes, Terapia Centrada en el Cliente, Ciclo de la Experiencia y Apego
Para el examen, deben revisar todos los contenidos vistos en clases, dando énfasis a:
A fines de los años 60, en medio de importantes transformaciones culturales, floreció una gran cantidad de formas de terapia, predominantemente inspiradas en la filosofía Humanista. En esos años, la recientemente fundada Asociación de Psicología Humanista -cuyos líderes en el ámbito teórico-académico habían sido Abraham Maslow y Anthony Sutich- comenzó a constituir un techo demasiado bajo para muchos buscadores de inquietudes más radicales. Los experimentos con las técnicas meditativas[1] traídas del Oriente y con las drogas «psicodélicas»[2].
Rogers considera a las personas como básicamente buenas o saludables. En otras palabras, considera la salud mental como la progresión normal de la vida, y entiende la enfermedad mental, la criminalidad y otros problemas humanos, como distorsiones de la tendencia natural.
La terapia centrada en la persona establece que los pacientes pueden incorporar cambios en la estructura de su sí mismo cuando el terapeuta los acepta incondicionalmente como personas, sin rechazar sus reportes y experiencias. Esta es la paradoja del cambio.
La técnica del reflejo es la más importante en esta terapia, es la imagen de la comunicación emocional mostrada de forma verbal o no verbal.
Empatía: Se refiere al esfuerzo continuo del terapeuta por apreciar y comunicar a su cliente una comprensión de los sentimientos y significados expresados por éste. Esto se hace mediante un ciclo de tres fases:
Consideración Positiva Incondicional: El terapeuta brinda la oportunidad al cliente a expresar sus sentimientos generalmente inhibidos para facilitar su auto aceptación. Esta actitud conlleva un aprecio hacia los sentimientos y la persona del cliente con todas sus aparentes contradicciones e irracionalidades.
Congruencia: Se refiere a la autenticidad del terapeuta ante su cliente particular. Para que este pueda mostrarse empático ha de ser congruente con sus propios sentimientos generados en la relación terapéutica. Tal congruencia se muestra tanto a nivel verbal como no verbal.
El apego entre cuidador y bebé se comprende como un sistema de regulación diádica.
Las interacciones afectivas entre madre y bebé afectan el sistema de regulación cerebral responsable a su vez de la regulación de conductas, afectos, cogniciones y fisiología del bebé.
Sincronía afectiva: Son encuentros sensoriales y afectivos entre la madre y el bebé que van moldeando la organización mental y creando un «lenguaje sin palabras».
Trauma relacional: Es aquel daño acumulativo que viene de una persona significativa hacia el bebé. Esto perjudica las habilidades biopsicosociales de las personas a lo largo del ciclo vital.
Estructuras de Regulación Vincular: El sistema límbico sufre una reorganización que permite regular el procesamiento emocional básico y conductas socio afectivas, durante el primer año de vida.
Neurobiología del Apego Seguro: El bebé tiene procesos de aceleramiento y desaceleramiento de su estado afectivo interno (sistema simpático y parasimpático) que son regulados de manera externa por la sensibilidad de la madre.
La intervención temprana posee efectos a largo plazo en las capacidades adaptativas del sí mismo en desarrollo.
Nace en la década de los 60 como reacción al psicoanálisis y conductismo, busca leyes que expliquen el funcionamiento entre mente y cuerpo, tiene una visión fenomenológica del ser humano, es reconocida como la tercer fuerza de la psicología.
[1] Para familiarizarse con ellas, recomiendo el capítulo 16 de El experimento ha terminado (Lowe, P., 1996) o The Psychology of Meditation (Naranjo, C. y Or