Portada » Filosofía » Teoria de la iluminacion de san agustin de hipona resumen
conocer las cosas, y no de cualquier manera, sino tal como son. El resultado del conocimiento será verdad cuando se adecue a la realidad. El valor de la verdad espera ser alcanzado por nosotros, pero no lo creamos nosotros.
todo hombre guarda en lo más hondo de su ser el deseo invencible de ser bueno y de hacer lo bueno .
Implica la formulación de criterios, abstractos y racionales, desde los cuales evaluar y juzgar las acciones como buenas o no; propone criterios universales desde los cuales poder juzgar los actos morales. Aristóteles decía que «el bien es lo que todos desean». Todos deseamos el bien porque nos beneficia. El bien es relativo, se considera el bien como subjetivo, lo cual es un grave error. El bien depende pues del ser (real, objetivo, que está ahí) y del modo de ser . Y hay algo que el hombre nunca podrá dejar de ser, esto es, precisamente, hombre.
es el que más sentido puede proporcionar a la vida.
Trascendencia remite al verbo <trascender>, que, en dos de sus acepciones, quiere decir “estar o ir más allá de algo” y “extenderse o comunicarse a otras, produciendo consecuencias”. Ahora bien, debido a que poseemos vida racional y espiritual, los hombres estamos de alguna manera destinados a trascendernos a nosotros mismos. La necesidad y, a la vez, capacidad de ir más allá de lo humano y aspirar a algo sobrehumano es lo que entendemos por el valor de la trascendencia (a través de las religiones, que, al dar respuesta a ese anhelo de trascendencia, abren la puerta a un Ser sobrenatural y todopoderoso al que se ha denominado Dios). La aceptación de un Ser superior que presupone nuestra capacidad de trascendencia tiene varias implicaciones para nuestra vida: el reconocimiento de la supremacía de Dios respecto al hombre y, por el otro lado, el de la nuestra dependencia de ese Ser superior que es perfecto, infinito, todopoderoso, omnisciente, etc.
“El tábano de Atenas” (bicho raro) .Es considerado a menudo como el más grande sabio de su época, aunque el se creía un ser ignorante. Fue acusado de despreciar a los dioses del Estado y de introducir nuevas deidades, una referencia al “daemonion”, o voz interior mística, a la que Sócrates aludía a menudo. También fue acusado de corromper la moral de la juventud, alejándola de los principios de la democracia y se le confundió con los sofistas, que, como maestros de la palabra, enseñaban a los jóvenes a hacer que la peor razón apareciera como la razón mejor. Tres ciudadanos: Anito, Melito y Licón. La Apología de Platón recoge lo esencial de la defensa de Sócrates en su propio juicio; una valiente reivindicación de toda su vida. Fue condenado a muerte, aunque la sentencia sólo logró una escasa mayoría.
Contexto histórico: últimos años del Imperio Romano, crisis del imperio y llegada de Constantino al poder (Edicto de Milán).
Él plantea que la verdad se encuentra en un ejercicio que hace el hombre al poner en relación ciertas operaciones del espíritu con lo que perciben sus sentidos y lo que dicta el juicio. Para llegar a la verdad lógica se debe pasar por las operaciones del alma, solo a través de este juicio del alma se puede determinar si algo es verdad o no. Por lo tanto la fuente real de la verdad se encuentra en el alma de cada persona. Agustín plantea la teoría de la iluminación según la cual “la verdad se irradia desde Dios sobre el espíritu del hombre”.
Jesús se identifica a Sí mismo como la verdad y lo testimonia a través de su entrega total, hasta la muerte en cruz, por cada hijo de Dios que hay que redimir. Pero este testimonio verdadero sólo es comparable con Dios Padre como la verdad absoluta. Así, Jesús se autoproclamará “el Camino, la Verdad y la Vida”. A diferencia del resto de los personajes del curso, la relación de Jesús con la verdad no es de búsqueda o hallazgo más o menos imperfecto, sino de identificación; porque se sabe el Camino y la Meta, Él mismo se propone a todos los hombres como única vía de acceso a la verdad.
se identificaría con la justicia, que consiste en el cumplimiento de la voluntad de Dios y de sus mandatos. Tales mandatos se reducen a dos: “Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo”. Así, el bien consistirá en una vida conforme a lo que Dios quiere y espera de sus hijos.
La máxima trascendencia es el encuentro con Dios. En el caso de Jesús se expresa literalmente como estar “sentado a la derecha del Padre”. Esta trascendencia es el sentido último de la vida, en tanto que orienta todo a Dios y, además, como encuentro aquí y ahora siempre que se hace presente el Reino de Dios, y después, en plenitud, en la otra vida.
El ser humano naturalmente apetece, como requisito para ser feliz, el bien. Vemos de esta manera que todo lo vivo en nosotros tiende a un fin específico que es su bien y esto mismo podemos decir del ser humano como unidad: tendemos a un bien como seres humanos. Ese bien es nuestra plenitud como personas e implica que cada una de nuestras facultades y potencialidades logren el fin que les es propio: su propio bien.
fin u objeto de una de las inclinaciones más profundas del ser humano: la de conocer. El punto de partida para alcanzar la verdad es la realidad misma, el ser objetivo de las cosas. Es por todos admitido que las cosas son, con una realidad objetiva independiente de nuestra razón. La verdad es la adecuación del ser y el entendimiento.
En su experiencia personal él siempre tuvo la certeza de la existencia de Dios y de su cercanía real. Gracias a la relación personal, a través del diálogo sobrenatural de la oración, Tomás creció en el conocimiento de quién y cómo es Dios, desde su fe católica. Su punto de partida es la admisión de que se puede conocer a Dios, no sólo por fe, sino también por la sola razón. A partir de la razón, se puede afirmar que el alma humana, por el hecho de ser espiritual, solamente puede comenzar a existir por la acción creadora de Dios.