Portada » Psicología y Sociología » Salud Mental y Bienestar Psicosocial: Abordaje Integral del Envejecimiento, Violencia y Consumo de Sustancias
Los problemas psicosociales se refieren a las dificultades que experimentan las personas en sus vidas, con una dimensión psicológica y social. Afectan el bienestar emocional y la calidad de vida. Ejemplos incluyen: ansiedad, depresión, estrés, violencia, acoso escolar, discriminación, pobreza, exclusión social, abuso de sustancias y trastornos alimentarios. Estos problemas no son exclusivos de una edad o grupo social y pueden afectar a personas de todas las edades y condiciones.
La población geriátrica está en constante crecimiento. Entre 2020 y 2030, el porcentaje de habitantes del planeta mayores de 60 años aumentará un 34%. Actualmente, el número de personas de 60 años o más supera al de niños menores de cinco años. En 2050, se estima que el número de personas de 60 años o más será superior al de adolescentes y jóvenes de 15 a 24 años. Cerca del 65% de las personas mayores vivirá en países de ingresos bajos y medianos. La pauta de envejecimiento de la población es más rápida que en el pasado, y todos los países enfrentan retos importantes para garantizar que sus sistemas sanitarios y sociales estén preparados para este cambio demográfico.
Según la OMS, entre 2000 y 2050, la proporción de los habitantes mayores de 60 años se duplicará, pasando de 605 millones a 2000 millones en el transcurso de medio siglo.
La edad cronológica se refiere a los años que han transcurrido desde tu nacimiento.
La edad biológica mide el estado de salud y función de tus órganos y tejidos, y puede ser mayor o menor que tu edad cronológica debido a factores como el estilo de vida.
La edad funcional combina la edad biológica, psicológica y social, y refleja tu capacidad para realizar actividades diarias.
Integridad versus desesperación: Culminación de siete crisis del desarrollo a lo largo de la vida (Erickson).
Teoría de la Actividad: Una mayor actividad en personas mayores contribuye a un mejor envejecimiento; la satisfacción proviene de roles como trabajo, cónyuge y padres, siendo la viudez y la enfermedad las mayores pérdidas.
Teoría de la Desvinculación: El envejecimiento se caracteriza por una separación voluntaria y disminución de actividades, lo que ayuda a mantener el equilibrio personal y social.
Deterioro de al menos dos funciones cerebrales, como memoria y razonamiento, con olvidos y limitaciones sociales.
Enfermedad progresiva que causa pérdida de memoria, desorientación y deterioro intelectual.
Cambios en la vida pueden aumentar el riesgo de depresión, que no es parte normal del envejecimiento.
Se identifican factores biológicos y la historia personal que influyen en el comportamiento de los individuos, aumentando las probabilidades de convertirse en víctimas o perpetradores de actos violentos.
Se abordan las relaciones más cercanas, como las mantenidas con la familia, amigos, parejas y compañeros, investigando cómo estas relaciones incrementan el riesgo de sufrir o perpetrar violencia.
Se exploran los contextos comunitarios donde se desarrollan las relaciones sociales, identificando características de estos ámbitos que pueden aumentar el riesgo de actos violentos.
Se consideran factores generales de la estructura social que contribuyen a crear un clima que puede alentar o inhibir la violencia, incluyendo la accesibilidad a armas y las normas sociales y culturales.
Actuaciones dirigidas a prevenir la violencia antes de que ocurra.
Medidas centradas en las respuestas más inmediatas a la violencia a través de servicios de urgencia.
Intervenciones centradas en la atención prolongada después de actos violentos.
A nivel individual, la prevención de la violencia se centra en dos objetivos: primero, fomentar las actitudes y los comportamientos saludables en los niños y los jóvenes para protegerlos durante el desarrollo; en segundo lugar, modificar las actitudes y los comportamientos que ya se han hecho violentos o corren el riesgo de atentar contra sí mismos.
Consumo que causa efectos negativos sin dependencia.
Consumo en situaciones de riesgo que puede llevar a problemas adicionales.
Estado de alteraciones agudas que afectan el funcionamiento normal.
Consumo problemático que impacta gravemente la vida diaria y puede llevar a la dependencia.
Según el DSM-V, los trastornos por abuso de sustancias incluyen tanto el abuso como la dependencia. Se estima que 205 millones de personas consumen sustancias ilícitas. La OMS reporta que la dependencia implica un patrón desadaptativo de consumo que causa un malestar clínicamente significativo.
Según el CIE-10, los criterios de dependencia incluyen al menos tres de los siguientes durante 12 meses: deseo intenso de consumir, disminución del control sobre el consumo, síntomas de abstinencia, tolerancia, abandono de otras actividades y persistencia del consumo a pesar de consecuencias perjudiciales.
El DSM-4 también establece criterios similares y reporta que la carga mundial de morbilidad atribuible al consumo total de sustancias psicoactivas, incluidos el alcohol y el tabaco, es del 4.1% y 4% (8.9% en total).
Anualmente se producen más de 55,000 millones de cigarrillos, y existen 1,200 millones de fumadores en el mundo. Se espera que esta cantidad se incremente a 2,000 millones para 2030. En el Pacífico Occidental, el consumo anual per cápita en adultos es de entre 5 y 9 litros de alcohol puro.
Según Hawkins y cols., los factores de protección incluyen: