Portada » Arte » Sainte Chapelle de París: La joya del gótico radiante
La Sainte Chapelle de París, ubicada en la Isla de la Cité, es una obra maestra de la arquitectura gótica radiante, construida entre 1242 y 1248. Comisionada por el rey Luis IX, esta capilla real albergaba las reliquias sagradas adquiridas por el monarca, incluyendo la corona de espinas de Cristo.
En 1239, el rey Luis IX, imbuido de un profundo fervor religioso, adquirió la corona de espinas de Cristo y un fragmento de la Vera Cruz. Para custodiar estas preciadas reliquias, encargó la construcción de la Sainte Chapelle al arquitecto Pierre de Montreuil. La construcción se completó en un tiempo récord para la época, dando lugar a una joya arquitectónica sin parangón.
La Sainte Chapelle se compone de dos plantas: una capilla inferior, a modo de cripta, dedicada a la Virgen María y accesible al público, y una capilla superior, reservada a la familia real y la corte, donde se resguardaban las reliquias. La capilla superior destaca por su altura excepcional y su diseño innovador. Las bóvedas de crucería, pintadas de azul con estrellas doradas, parecen flotar en el aire gracias a la casi total ausencia de muros, sustituidos por quince magníficas vidrieras y un rosetón. La audacia constructiva se extiende al exterior, con delgados contrafuertes en lugar de arbotantes, creando una estructura esbelta y etérea.
Las impresionantes vidrieras, que ocupan más de 600 metros cuadrados, narran la historia bíblica desde la creación del mundo hasta la vida de Jesús. Su rica coloración crea un juego de luces que realza la atmósfera sagrada del espacio, concebido como un santuario único en la cristiandad.
La flor de lis, símbolo de la realeza francesa, se repite en la decoración de la capilla, especialmente en las bóvedas, subrayando la importancia del edificio para la monarquía.
Durante la Revolución Francesa, la Sainte Chapelle sufrió saqueos y las reliquias se perdieron o dispersaron. Sin embargo, el edificio se mantuvo en pie y fue restaurado en el siglo XIX, preservando su valor histórico y artístico.
La Sainte Chapelle de París es un ejemplo excepcional del gótico radiante, caracterizado por la verticalidad, la luz y la profusión de vidrieras. La ambición de Luis IX de crear un espacio sagrado digno de las reliquias que albergaba se materializó en esta obra maestra de la arquitectura gótica, que continúa fascinando a visitantes de todo el mundo.