Portada » Medicina y Salud » Riesgos para la Salud y Enfermedades Frecuentes
Un sonido se genera por una superficie en movimiento que se transmite a través del aire, disminuyendo su intensidad con la distancia y el entorno físico. El ruido es sonido no deseado, un sonido inarticulado que resulta desagradable y que, en la actualidad, se encuentra entre los contaminantes más invasivos. El ruido del tránsito, de aviones, de camiones de recolección de residuos, de equipos y maquinarias de la construcción, de los procesos industriales de fabricación, de cortadoras de césped, de equipos de sonido fijos o montados en automóviles, por mencionar solo unos pocos, se encuentran entre los sonidos no deseados que se emiten a la atmósfera de forma rutinaria. Aunque el ruido no se acumula o mantiene en el tiempo como otros agentes contaminantes, también puede causar grandes daños. El problema con el ruido no es únicamente que sea no deseado, sino también que afecta negativamente la salud y el bienestar humanos.
Para medir el ruido se utiliza el sonómetro, un equipo que mide la variación de presión que se produce en un punto concreto cuando se propaga la onda sonora, expresado en decibelios (dB) y calculado a través de una fórmula logarítmica.
En principio, los ruidos no son ni positivos ni negativos, solo una sensación subjetiva cuyo nivel de molestia está influido por la calidad, duración y, por supuesto, la tolerancia de cada individuo.
Los seres humanos no percibimos el sonido de igual modo, ya que el oído convierte las ondas sonoras en sensaciones auditivas que dependen de diversos factores (frecuencia, intensidad de onda, la acústica del lugar o la sensibilidad del individuo).
Son radiaciones con la energía necesaria para arrancar electrones de los átomos.
Cuando un átomo queda con un exceso de carga eléctrica, ya sea positiva o negativa, se dice que se ha convertido en un ION (positivo o negativo).
Son radiaciones ionizantes:
Ejemplos de radiaciones naturales que generan dosis muy pequeñas que aparentemente no causan daño:
Las radiaciones ionizantes son un riesgo físico medible, considerado crítico por el daño genético que pueden causar a las personas.
Sin embargo, al ser utilizadas en dosis justificadas y controladas, aportan grandes beneficios a la humanidad.
Las diferentes formas de radiación ionizante no son posibles de detectar por medio de los sentidos, ya que la energía radiactiva no es visible, carece de color y olor y no se puede tocar.
Son capaces de atravesar algunos materiales con mayor facilidad que otros, por lo que si no se utilizan adecuadamente pueden producir daños irreversibles en el material biológico del organismo humano.
Las lesiones provocadas por las radiaciones ionizantes se pueden considerar bajo dos aspectos:
El cuadro clínico dependerá de si la fuente es externa o interna, de la dosis, tiempo de exposición, superficie (generalizada o localizada) y de la sensibilidad del tejido.
Síndrome agudo generalizado: característico de los accidentes de reactores nucleares por exposición a altas dosis con muerte por daño hematológico, digestivo, cutáneo, etc. En dosis menores, puede presentarse supervivencia y recuperación, pero es de esperar complicaciones futuras.
Síndrome agudo localizado: por aplicaciones indiscriminadas de rayos X se producen quemaduras cutáneas y destrucción de partes profundas (manos). Casos excepcionales de contacto corporal con cápsulas de radionúclidos se inician con síndrome localizado para pasar a generalizado y muerte.
Por exposición a fuente externa (rayos X y gamma) se han producido leucemias y anemias aplásicas por altas dosis.
En grado menor se han presentado leucopenia, púrpura trombocitopénica y poliglobulia.
Existe un cuadro inespecífico de irradiación crónica en el cual se presentarían adinamia, cansancio, cefalea y otros síntomas.
Por exposición a fuentes internas debido a la absorción digestiva de sustancias radiactivas en trabajadores de diales luminosos se han observado sarcomas óseos generalizados.
Por inhalación de radón en mineros de minas de uranio se ha observado aumento de cánceres pulmonares.
Dermatosis crónica de las manos, de grado variable, no reversible, en médicos y trabajadores que se exponen sin protección a los haces directos de Rayos X.
Cáncer cutáneo que complica la dermatosis crónica de las manos y eventualmente de la cara.
Cataratas por acción de neutrones (personal de Reactores y Aceleradores).
Genitales: En el hombre, probabilidad de esterilidad por deficiencia u oligoespermia. La esterilidad completa no se observa.
Los equipos individuales de protección para trabajar con radiaciones ionizantes llevan una protección de plomo. Incluyen el delantal plomado (para órganos vitales), el protector de tiroides, el protector de genitales, guantes, manoplas y gafas.
Es una enfermedad infecciosa causada por una bacteria que ataca al ser humano, generalmente a personas que trabajan con animales (ganado ovino, equino, porcino) o con productos derivados que están infectados (ej. sangre, orina, fluidos, leche cruda o productos elaborados con leche cruda). Está relacionada con tareas rurales o veterinarias.
Las primeras manifestaciones pueden ser cefalea, fiebre, artralgias o sudoración nocturna.
El diagnóstico es difícil, ya que puede afectar al sistema gastrointestinal, respiratorio (produciendo neumonía), cutáneo (produciendo celulitis) o neurológico.
Los microorganismos pueden viajar por vía sanguínea y afectar otros órganos (ej. hígado, bazo).
El tratamiento consiste en la ingesta de antibióticos.
Se puede prevenir mediante la vacunación de animales, higiene y tratamientos adecuados a derivados de animales.
La hepatitis es una enfermedad inflamatoria que afecta al hígado. Su causa puede ser infecciosa (viral, bacteriana, etc.), inmunitaria (por autoanticuerpos, hepatitis autoinmune) o tóxica (por ejemplo, por alcohol, venenos o fármacos). También puede ser considerada una enfermedad de transmisión sexual.
La afección puede remitir espontáneamente o evolucionar hacia una fibrosis (cicatrización), una cirrosis o un cáncer de hígado.
Está presente en las heces de las personas infectadas y casi siempre se transmite por el consumo de agua o alimentos contaminados. Se puede propagar también por ciertas prácticas sexuales. En muchos casos, la infección es leve, y la mayoría de las personas se recuperan por completo y adquieren inmunidad contra infecciones futuras por este virus.
Se transmite por la exposición a sangre, semen y otros líquidos corporales infecciosos. También puede transmitirse de la madre infectada a la criatura en el momento del parto o de un miembro de la familia infectado a un bebé. Otra posibilidad es la transmisión mediante transfusiones de sangre y productos sanguíneos contaminados, inyecciones con instrumentos contaminados durante intervenciones médicas y el consumo de drogas inyectables. El VHB también plantea un riesgo para el personal sanitario cuando este sufre pinchazos de aguja mientras asiste a personas infectadas por el virus. Es mortal, pero existe una vacuna segura y eficaz para prevenir esta infección.
Se transmite casi siempre por exposición a sangre contaminada, lo cual puede suceder mediante transfusiones de sangre y derivados contaminados, inyecciones con instrumentos contaminados durante intervenciones médicas y el consumo de drogas inyectables. La transmisión sexual también es posible, pero mucho menos común. Es altamente mortal y no hay vacuna contra la infección por el VHC.
La infección aguda puede acompañarse de pocos síntomas o de ninguno; también puede producir manifestaciones como la ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), orina oscura, fatiga intensa, náuseas, vómitos y dolor abdominal.
Las fuentes de exposición son: el hombre infectado por VIH (sintomático o asintomático, infección por VIH demostrada o SIDA confirmado) y sus materiales biológicos de riesgo, donde pueda encontrarse el virus, con cuyo contacto es posible la transmisión: sangre, líquidos (amniótico, pericárdico, peritoneal, pleural, sinovial, cefalorraquídeo, semen y fluidos vaginales), además de cualquier fluido biológico visiblemente contaminado con sangre.
No se ha demostrado transmisión a través de heces, secreciones nasales, esputos, sudor, lágrimas, orina y vómitos.
Los objetos contaminados con materiales biológicos de riesgo (pueden vehiculizar el virus y facilitar la entrada al torrente sanguíneo), especialmente los instrumentos utilizados para realizar técnicas invasivas y los residuos clínicos.
La clave está en el conjunto constituido por la información, formación y modificación de las actitudes de riesgo.
Siempre, en todos los puestos de trabajo con riesgo, se deben adoptar las precauciones generales para la prevención de infecciones y las denominadas precauciones universales, para evitar en lo posible las exposiciones accidentales.
Prevención primaria: medidas destinadas a disminuir la probabilidad de que ocurra la enfermedad antes de que esta aparezca, en el periodo prepatogénico de la enfermedad. El objetivo es disminuir la incidencia al reducir el riesgo de aparición de nuevos casos.
Medidas de protección de la salud sobre el medioambiente mediante actividades para controlar los factores causales en:
Medidas de promoción de la salud y prevención de la enfermedad sobre las personas: sobre el posible huésped.
Incluyen asistencia sanitaria, servicios de aislamiento, anatomía patológica, odontología, podología, acupuntura, servicios de ambulancia, asistencia a enfermos a domicilio, laboratorios clínicos de diagnóstico, investigación y docencia, personal de limpieza y lavandería, y tatuadores.
Las fuentes son múltiples. Quizás las más relevantes son las relacionadas con el contacto directo con personas accidentadas.
La EPOC es un trastorno pulmonar que se caracteriza por la existencia de una obstrucción de las vías respiratorias generalmente progresiva e irreversible. Esta limitación se asocia con una respuesta inflamatoria anormal de los pulmones y la vía aérea, cuyos factores de riesgo más importantes son la exposición a partículas nocivas y gases, principalmente derivados del consumo de tabaco y la exposición a humo de leña.
Los síntomas más frecuentes de la EPOC son la disnea (falta de aire), la expectoración anormal y la tos crónica. A medida que la enfermedad empeora, pueden hacerse muy difíciles actividades cotidianas como subir unos cuantos escalones o una breve caminata.
El tabaquismo es el principal factor de riesgo para la EPOC. Aproximadamente el 40-50% de las personas que fuman durante toda su vida desarrollarán EPOC, frente al 10% de los no fumadores. No todos los fumadores desarrollarán esta enfermedad, lo que sugiere que los factores genéticos también influyen en que unas personas sean más susceptibles que otras.
Alrededor del 15-20% de los casos de EPOC se asocian a la exposición al polvo, productos químicos, vapores u otros contaminantes en el aire en el lugar de trabajo que pueden causar la EPOC.
Las personas con EPOC corren un alto riesgo de empeoramiento de los síntomas en presencia de altos niveles de contaminación en el aire. La contaminación del aire interior causada por la utilización de combustibles de biomasa para cocinar y calefacción también supone un factor de riesgo para el desarrollo de la EPOC.
Las infecciones pulmonares en las primeras etapas de la vida y el tabaquismo materno son factores de riesgo importantes para la EPOC.
La EPOC se diagnostica con una prueba de espirometría. Esta prueba puede indicar una obstrucción de las vías respiratorias y una fase temprana de la EPOC.
No se conoce ninguna cura para la EPOC, pero puede controlarse de forma eficaz para reducir el impacto de los síntomas sobre la calidad de vida. El control de la enfermedad incluye:
Las personas con EPOC pueden participar en programas de ejercicio conocidos como rehabilitación pulmonar. Estos programas se centran en la mejora de la capacidad de la persona para el ejercicio y la educación para ayudarle a controlar la enfermedad.
El asma es una enfermedad del sistema respiratorio caracterizada por una inflamación crónica de la vía aérea, cuyas manifestaciones clínicas son heterogéneas y variables en el tiempo y consisten en sibilancias, dificultad respiratoria, opresión torácica y tos.
Existen diferentes clasificaciones del asma. En cuanto a su origen, se puede dividir en asma intrínseca y asma extrínseca o alérgica. El origen del asma intrínseca es desconocido y se detecta con mayor frecuencia en la edad adulta. El asma extrínseca, por su parte, consiste en una reacción antígeno-anticuerpo que desencadena el proceso. Afecta principalmente a niños y adultos jóvenes, se caracteriza por ataques reversibles y breves de broncoespasmos con silbidos y dificultad respiratoria, y se controla con un tratamiento adecuado.
El asma también se puede clasificar como leve, moderada o grave, según la frecuencia e intensidad de los síntomas, la manera en la que repercute en la actividad cotidiana y el grado de obstrucción bronquial. El asma leve se puede controlar mediante tratamiento farmacológico y no suele alterar la vida cotidiana de los enfermos; el asma moderada requiere tratamientos más severos e interfiere con las actividades diarias de los pacientes; y el asma grave exige un control continuo y puede poner en peligro la vida de las personas que la sufren.
Aunque el asma no tiene cura, sí se pueden tomar una serie de medidas para prevenir una crisis. Estos son algunos consejos:
Es una enfermedad de la piel caracterizada por la inflamación y el picor. No tiene una única causa y puede tener desencadenantes internos o externos. Es un problema muy frecuente, en especial en los países muy desarrollados. No es contagiosa.
Está provocada por sensibilización alérgica en las personas predispuestas. Existen numerosas sustancias capaces de provocar alergia de contacto. El diagnóstico se realiza mediante pruebas de alergia específicas (pruebas epicutáneas).
Es la forma de dermatitis más frecuente.
Afecta sobre todo a los niños y sus causas descansan en dos alteraciones: por un lado, un defecto de hidratación de la piel que la hace más sensible, y por otro lado, un aumento de la sensibilidad alérgica manifestada en ocasiones también en los bronquios (asma alérgica), la mucosa de la nariz (rinitis alérgica) y el tubo digestivo (alergias alimentarias).
La dermatitis atópica es especialmente frecuente en la infancia y se manifiesta por eczemas que afectan a los pliegues de los brazos y rodillas, la cara y otras zonas del cuerpo. Por regla general, la dermatitis atópica mejora con la edad, excepto en los casos de dermatitis atópica del adulto, una enfermedad que puede llegar a ser grave e invalidante.
Es una enfermedad de la piel en la que aparecen manchas blancas como resultado de la pérdida de pigmento. Cualquier parte del cuerpo puede verse afectada. Normalmente aparecen en ambos lados del cuerpo por igual, de forma simétrica. Las áreas más comúnmente afectadas son la cara, labios, manos, brazos, piernas y las áreas genitales.
No es una enfermedad contagiosa. Afecta a una o dos de cada 100 personas. Aproximadamente la mitad de los pacientes que lo desarrollan lo presentan antes de los 20 años. Un 20% de los afectados tiene algún familiar con esta enfermedad.
La mayoría de las personas con vitíligo no presentan problemas de salud. La causa y la severidad de la pérdida del pigmento difieren en cada persona. Las personas expuestas al sol notan el contraste entre las áreas de vitíligo y las bronceadas. El vitíligo también es más evidente en personas con la piel más oscura.
El vitíligo es el resultado de la desaparición de los melanocitos de la piel. No se sabe por qué se produce, pero existen cuatro teorías principales:
La piel blanca del vitíligo no tiene protección natural del sol, por lo que estas áreas se queman fácilmente con la luz solar. Para evitarlo, es necesario aplicar una crema protectora del sol, con un factor de protección de por lo menos 15, en todas las áreas de vitíligo no cubiertas por la ropa. Hay que evitar la exposición solar intensa para prevenir quemaduras.
El cáncer de piel engloba un conjunto de enfermedades neoplásicas que tienen diagnóstico, tratamiento y pronóstico muy diferente. Lo único que tienen en común es la misma localización anatómica: la piel.
Tomando en cuenta varios casos y estudios realizados, se notaron similitudes en los pacientes que llevan a los siguientes resultados, por lo que hay que tomar en cuenta estas características para la detección: