Portada » Geografía » Patrones Urbanos y Geografía de Ciudades Históricas: Toledo y Barcelona
El plano del casco antiguo de Toledo es marcadamente irregular, con calles estrechas y tortuosas que conservan en gran parte el trazado musulmán. No obstante, también se observan plazas y avenidas más amplias, resultado de reformas urbanísticas posteriores realizadas en la Edad Moderna o en el siglo XIX. La trama urbana es cerrada y compacta, una consecuencia directa del crecimiento de la ciudad, que durante siglos se concentró en el espacio intramuros.
Históricamente, Toledo ha sido un crisol de culturas. Tras la dominación romana, en la Edad Media fue capital del reino visigodo, posteriormente conquistada por los musulmanes y reconquistada por los cristianos. En la Edad Moderna, alcanzó su mayor esplendor como ciudad imperial. El casco antiguo estaba protegido por murallas, de las cuales se conservan hoy amplios retazos. Estas fortificaciones cumplían una triple finalidad: defensiva, fiscal y sanitaria.
La edificación tradicional es de baja altura, aunque se observa una progresiva tendencia a la verticalización. En esta zona se encuentran destacados edificios históricos y artísticos, vestigios de diversas épocas y culturas: musulmanas, judías y cristianas.
Toledo se asienta sobre un cerro semirrodeado por el río Tajo, lo que le confiere un marcado carácter defensivo. Además, su ubicación junto a un paso natural, reforzada por el histórico Puente de Alcántara, facilita el cruce del río y las comunicaciones en un punto estratégico de las rutas hacia el sur peninsular.
Históricamente, su situación ha resultado ventajosa al encontrarse en el eje natural de comunicación entre las zonas occidental y oriental de la Submeseta Sur, y entre las capitales de los dos estados peninsulares, lo que ha favorecido su relevancia a lo largo del tiempo.
Los usos del suelo tradicionales en el casco antiguo eran predominantemente residenciales, comerciales y artesanales. Actualmente, esta zona experimenta una pérdida del uso residencial tradicional debido al deterioro de muchas viviendas. En su lugar, se observa un incremento de importantes usos terciarios (oficinas, comercios, restaurantes), muchos de ellos vinculados al significativo turismo que atrae la ciudad, tanto por su singular configuración urbana como por su excepcional patrimonio histórico y artístico.
En conclusión, los principales problemas que afectan hoy al casco antiguo de Toledo son:
Todo ello provoca un progresivo envejecimiento de los grupos sociales que residen en esta zona. Estos desafíos exigen una planificación urbana integral, que debe quedar recogida en las políticas de ordenación del territorio, con los siguientes objetivos:
La estructura urbana de Barcelona se puede dividir en tres grandes zonas:
El Centro Histórico presenta un plano irregular, característico de las ciudades medievales que estuvieron amuralladas, lo que propició el hacinamiento de los edificios en un espacio limitado. Su trazado se distingue por calles estrechas e irregulares. La ciudad tiene su origen en la urbe romana, buscando la cercanía al mar, y fue construida antes de la fase preindustrial. Aunque no se conservan muchos restos del plano romano, aún se pueden apreciar vestigios del cardo y decumanus dentro del casco histórico. Actualmente, en esta zona predomina el sector terciario.
El Ensanche de Barcelona surgió del visionario Plan Cerdà de 1859, diseñado para expandir la ciudad más allá de sus antiguas murallas ante el notable crecimiento poblacional. Se caracteriza por un trazado en cuadrícula (plano ortogonal), con calles que se cruzan en ángulo recto, formando manzanas de edificios amplias y ordenadas. Este diseño reflejaba las ideas de higiene y modernidad propias del siglo XIX, dotando al barrio de infraestructuras esenciales como alcantarillado, pavimentación, abastecimiento de agua y espacios verdes. Además, se incluyeron calles diagonales para agilizar el tráfico y mejorar la conexión de esta zona con el resto de la ciudad.
El origen de Barcelona está intrínsecamente ligado al mar, como demuestra la proximidad del casco histórico al puerto de la ciudad. La urbe se ubica en la llanura costera, y su crecimiento está determinado por las cuencas de los ríos Llobregat y Besòs –entre los que se encuentra– y la cercanía de la Cordillera Litoral Catalana. Algunos montes cercanos, como el de Montjuïc, contribuyeron históricamente a la defensa de la ciudad y de su puerto.
Esta ubicación condiciona a la ciudad, obligándola a aprovechar todo el espacio disponible y creando una estructura urbana continua que, en su desarrollo, ha acabado alcanzando los municipios vecinos. La zona cercana al puerto, uno de los más importantes del Mediterráneo, destaca por el uso industrial. Asimismo, la periferia próxima a la costa alberga otros usos del suelo que requieren grandes extensiones, como el aeropuerto de El Prat. Esta relativa falta de espacio también ha favorecido la expansión de barrios residenciales por las laderas que rodean la ciudad.