Los años 40: la novela existencialista.
La novela de los años 30 había tendido a la humanización y al compromiso, frente a
La deshumanización de los años 20. En esta línea se encuentra la literatura de Ramón
J. Sender (Réquiem por un campesino español, Crónica del Alba…), Max Aub (ciclo de
Novelas titulado El laberinto mágico), Francisco Ayala (con sus colecciones de cuentos
Tituladas Los usurpadores y La cabeza del cordero) o Rosa Chacel, quienes al acabar
La guerra marchan al exilio por su apoyo a la República. Su obra se realiza al margen
De la literatura que se hace en España, y en general, tratan con insistencia temas
Como el pasado de España (sobre todo su Guerra Civil) o la propia realidad de los
Exiliados.
En la inmediata posguerra se hace evidente la ruptura de la natural evolución literaria.
Así, la novela no puede enlazar con la novela social de los años 30, prohibida por el
Franquismo, ni parece válida la estética deshumanizada de los años 20.
La novela de los años 40 estuvo marcada por el exilio de numerosos creadores tras el
Triunfo de Franco en la guerra. Este impuso una dura censura artística y estimuló, por
Otro lado, el surgimiento de novelas idealistas que exaltaban los valores del régimen.
En este panorama de desconcierto abundan tres tipos de narraciones, todas de estilo
Tradicional: ideológica, realista y humorística. A ellas se les puede sumar la
Persistencia de cierta novela rosa, normalmente protagonizada por una muchacha que
Ha de pasar muchas dificultades para poder alcanzar finalmente la felicidad (p.Ej.
¿Quién sabe? De Carmen de Icaza).
De estas tendencias, destacan autores como Zunzunegui, autor de La úlcera (novela
Humorística e ideológicamente conservadora sobre un indiano que regresa a su
Pueblo). De carácter propagandístico es Javier Mariño, la primera novela de Gonzalo
Torrente Ballester, quien alcanzaría el éxito en décadas posteriores.
Esta línea idealista se disuelve progresivamente en favor de narraciones más realistas
Y de mayor calidad literaria.
Hasta los años 50 no comenzarán los indicios de renovación. Sin embargo, en la
Década de los 40 hay unos casos excepcionales y aislados, como Camilo J. Cela (La
Familia de Pascual Duarte, 1942) o Carmen Laforet (Nada, 1944). Estas dos novelas
Comparten el tono sombrío y existencial, que contrasta con el triunfalismo o la novela
De éxito de la inmediata posguerra. A estas nuevas voces se les unen poco después
Otras como Miguel Delibes (con La sombra del ciprés es alargada) o Ana María
Matute. En general, estos novelistas coinciden en reflejar el desolado mundo de la
Posguerra desde una perspectiva pesimista y existencial; por eso, abundan en sus
Narraciones los personajes desorientados, tristes y frustrados.
Este Realismo existencial pretende mostrar en sus relatos el malestar social
Transferido a la existencia individual.
Novela española Siglo XX 2º BTO
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Carácterísticas comunes
Lo que en líneas generales permite hablar de una dirección existencial en la novela
Española de posguerra es la comprobación de que en autores y novelas de este
Tiempo se dan con frecuencia y afinidad sintomáticas rasgos verdaderamente
Concordes con ese modo de pensar existencial.
– Autores: los novelistas representativos de lo que hemos llamado Realismo
Existencial de posguerra vivieron la Guerra Civil como adultos y, cualquiera que
Fuese su actuación en ella y después de ella, una actitud ha venido a ser
Común en la mayoría: su escasa o ninguna solidaridad tanto consigo mismos,
Como entre ellos y respecto a la colectividad que los abarca.
– Temas: la soledad, la inadaptación, la frustración, la muerte, la incertidumbre
De los destinos humanos, la ausencia o dificultad de comunicación humana y
Personal. Esta incertidumbre en la comunicación provoca la perplejidad. En
General, podemos observar temas referidos a la miseria y sordidez de la vida
Cotidiana que trasladan el amargo malestar social a la esfera de lo personal.
– Personajes: son marginales y desarraigados, o desorientados y angustiados,
Violentos, oprimidos, indecisos.
– Ambientes: suelen reflejar ambientes urbanos la un que la ahogada ciudad de
Provincias. Así del caos de la gran urbe, la estrechez de la ciudad provinciana.
Se desprende la nota ambiental preponderante: la angustia.
– Técnicas: el propósito de innovar en la estructura externa es muy débil y, salvo
En Cela y Delibes, se observan técnicas narrativas de la novela realista
Tradicional aunque con múltiples tanteos (novela psicológica, heroica, poética,
Simbólica…). Tampoco en la estructura interna se deja sentir un enérgico
ánimo renovador y algunos narradores continuaron con los moldes
Tradicionales.
Las obras más representativas de la nueva novela realista son las siguientes novelas
Inaugurales de la década de los 40 de estos autores. Camilo José Cela, premio Nobel de Literatura en 1989, Premio Príncipe de Asturias
De las Letras en 1987, y Premio Cervantes en 1995 .Era gallego. Comenzó varias
Carreras sin acabar ninguna, tuvo varios oficios hasta que se dedicó por entero a la
Literatura. Con
Después del éxito de su primera novela, la escritura de Cela se caracterizó por
La tendencia al tremendismo (narrar historias muy pesimistas, en la que el hombre es
Sometido a situaciones límites y donde se aprecia los aspectos más degradantes del
Ser humano); su gran destreza en el idioma (amplísimo vocabulario, manejo
Extraordinario de la sintaxis); un gran conocimiento de la tradición literaria española; y
Un continuo afán de renovación, que se aprecia en el diseño de personajes y, sobre
Todo, en la estructura de la novela.
Además de La familia de Pascual Duarte, destacan dentro de su producción La
Colmena (relata un gran número de personajes que se entrecruzan en el Madrid de la
Posguerra) y Viaje a la Alcarria.