Portada » Economía » Modelos Económicos en Argentina: Un Recorrido por el Justicialismo, Desarrollismo y Aperturismo
El presente documento describe y compara tres modelos económicos clave implementados en Argentina durante diferentes períodos del siglo XX: el Modelo Justicialista (1945-1955), el Modelo Desarrollista (1958-1972) y el Modelo Aperturista (1976-1983). Cada sección detalla sus características, el rol del Estado, los objetivos, las políticas públicas, los sectores beneficiados y sus resultados.
El Modelo Justicialista, que abarcó el período de 1945 a 1955 en Argentina, se basó en la industrialización sustitutiva de importaciones como estrategia de desarrollo.
Durante este período, la industria fue el sector económico central y objetivo principal del desarrollo. Se buscó impulsar industrias de consumo masivo, especialmente en alimentos y textiles.
El Estado desempeñó un papel activo y protagónico en el Modelo Justicialista. Fue responsable de la reasignación de recursos para la producción, mediante medidas redistributivas del ingreso y la expropiación parcial de la renta agraria a través de la nacionalización del comercio exterior de productos agropecuarios. También se nacionalizaron o crearon importantes empresas de servicios públicos.
El objetivo central del Modelo Justicialista era lograr la industrialización del país y aumentar la producción de bienes de consumo masivo para satisfacer la demanda interna. Se buscaba mejorar el nivel de vida de los trabajadores a través del aumento del salario real y promover una distribución más equitativa de la riqueza.
Los sectores sociales representados y beneficiados por el Modelo Justicialista fueron la clase obrera y los pequeños y medianos empresarios industriales. Las medidas redistributivas del ingreso impulsaron la demanda interna y la ocupación industrial, beneficiando también a los asalariados industriales.
El Modelo Desarrollista se implementó en Argentina entre 1958 y 1972.
La industria fue el sector predominante en el Modelo Desarrollista. Se buscó desarrollar y fortalecer industrias como la química, petroquímica, automotriz y metalúrgica, principalmente.
El Estado desempeñó un rol crucial en esta estrategia, apoyando el esfuerzo de capitalización y concentración económica. Actuó como productor de bienes y servicios, además de ser el agente distribuidor de los recursos sociales.
En este modelo, se beneficiaron principalmente las grandes empresas de capital concentrado, en las cuales predominaba el capital extranjero. El sector social urbano de altos ingresos también se vio beneficiado por el incremento de la demanda.
El Modelo Aperturista, implementado en Argentina durante el período de 1976 a 1983, tuvo las siguientes características principales:
Durante el Modelo Aperturista, el sector que experimentó un crecimiento destacado fue el sector de servicios, especialmente la construcción. A diferencia de períodos anteriores, la industria experimentó una disminución en su crecimiento y productividad.
El Estado desempeñó un papel de subsidiariedad en materia económica y social, transfiriendo actividades a la esfera privada. Además, se llevaron a cabo políticas de represión y cercenamiento de las conquistas laborales, interviniendo en las organizaciones sindicales.
Los principales beneficiarios de este modelo fueron los grupos económicos de capital nacional y las empresas transnacionales que lograron adaptarse más rápidamente a las nuevas condiciones de acumulación. Los asalariados, los empresarios medianos y pequeños, así como algunas grandes empresas independientes que no pudieron adaptarse, sufrieron una pérdida sustancial de ingresos.