Portada » Historia » La Descolonización Global: De Bandung a los Conflictos Postcoloniales en África y Oriente Medio
El antecedente formal de la Conferencia de Bandung (18 al 24 de abril de 1955) fue la Conferencia de Bogor (Indonesia), celebrada el 29 de diciembre de 1954 por parte de los países del Plan Colombo, integrado por India, Pakistán, Ceilán (Sri Lanka), Birmania e Indonesia. Cabe destacar también la Conferencia de Colombo (Ceilán), celebrada del 28 de abril al 2 de mayo de 1954. La Conferencia de Bandung fue una reunión, celebrada entre el 18 y el 24 de abril en Bandung (Indonesia) por parte de diversos países de Asia y África. Los principales organizadores fueron Egipto (Nasser), India (Nehru), Indonesia (Sukarno), Pakistán, Birmania y Ceilán.
El principal objetivo de la Conferencia de Bandung era impulsar la colaboración económica y cultural entre los países africanos y asiáticos que habían conseguido recientemente su independencia y librarse de sus lazos coloniales con distintas potencias europeas. Asimismo, la Conferencia de Bandung fue un paso fundamental para la creación del Movimiento de Países No Alineados (MPNA). Esas dos acciones se desarrollaron al mismo tiempo en la década de 1960; en 1964, se celebró una conferencia del MPNA en El Cairo (Egipto), que puso de manifiesto la conexión y lazos existentes entre Bandung y el Movimiento de Países No Alineados.
En Bandung, se acordaron varios principios que deberían guiar las relaciones internacionales del Movimiento de Países No Alineados. Se acordaron doce principios fundamentales. Asimismo, también se lograron acuerdos entre las naciones que tomaban parte en la Conferencia. Así, por ejemplo, se alcanzaron acuerdos entre Indonesia y China, y también entre China y Tailandia se solucionaron algunos problemas históricos. En Bandung también se trató el tema de Palestina: se abogó por una solución pacífica al conflicto de Palestina.
La Conferencia de Bandung elevó varias peticiones a la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La Conferencia solicitó que se crease un fondo especial para potenciar el desarrollo económico de los países participantes; y, asimismo, solicitó al Banco Internacional que destinara parte de sus créditos a estas naciones. Al mismo tiempo, se pedía que se impulsase una política que permitiese la estabilización de los precios. Más de un autor defiende que estas peticiones realizadas en Bandung estarían en el origen del Movimiento de Países No Alineados que se creó unos años más tarde, en Belgrado (Yugoslavia), en 1961, bajo los auspicios de Tito.
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, en el Próximo Oriente se han sucedido una serie de guerras y violentos conflictos armados. Es, sin duda, una zona de tensión continua: las cuatro guerras entre Israel y los estados árabes, las Intifadas protagonizadas por el pueblo palestino, la guerra Irán-Irak, Siria, el Kurdistán, Yemen, entre otros.
En este complicado tablero de ajedrez, el conflicto más sangriento y el que más se ha prolongado en el tiempo, es el que está enquistado en Palestina, entre el Estado de Israel y el pueblo palestino. Esta región abarca países como Irán, Siria, Palestina y Arabia Saudita.
En 1964 se creó, bajo los auspicios y apoyo de la Liga Árabe, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), cuyo máximo dirigente fue Yasser Arafat. La OLP era favorable al empleo de la lucha armada en contra del sionismo, aunque también abogaba por la vía diplomática. En 1974, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) admitió a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) como representante del pueblo palestino. En septiembre de 1970 se produjo el “Septiembre Negro”, cuando el rey Husein de Jordania lanzó un violento ataque contra los refugiados palestinos, lo que resultó en la expulsión de la OLP de Jordania. En 1975 estalló la guerra civil del Líbano. Entre el 15 y el 18 de septiembre de 1982, se produjeron las matanzas de Sabra y Shatila. La resolución 37/123 de la ONU considera estas matanzas de palestinos como un genocidio. En 1987 apareció una nueva forma de resistencia del pueblo palestino: la Intifada. Esta se prolongó hasta 1993, año en que se firmaron los Acuerdos de Oslo. En 1987, al mismo tiempo que se producían la Intifada, se creó el grupo Hamás, un movimiento de resistencia islámico. El 7 de octubre de 2023, Hamás atacó un barrio israelí cercano a la Franja de Gaza.
Hasta el día de hoy, en Palestina no se ha logrado una paz basada en la justicia. En la década de 1980, las Intifadas evidenciaron claramente que la política de Israel de ocupar militarmente Cisjordania y Gaza, en lugar de solucionar el problema, lo agravaba. En tiempos de la Perestroika, Mijaíl Gorbachov se mostró partidario de un proceso de paz entre palestinos y judíos. Pero esto trajo consigo que los grupos palestinos perdieran el apoyo de Rusia. En 1990, Saddam Hussein, mandatario iraquí, vinculó el conflicto palestino con la crisis de Kuwait.
Atendiendo a la petición de los gobiernos árabes, y una vez finalizada la Guerra del Golfo, se intentó impulsar un proceso de paz. En concreto, en Madrid, en 1991, Estados Unidos (no la Organización de las Naciones Unidas) organizó una Conferencia de Paz para el Próximo Oriente. Como consecuencia de ello, se celebraron el Tratado de Oslo (1993) y Oslo II (1995). Sin embargo, los acuerdos fracasaron. Hamás no aceptó los tratados. Un extremista judío asesinó al primer ministro Isaac Rabin. Benjamin Netanyahu, miembro del partido ultraderechista Likud, ganó las elecciones.
En 1999, Ehud Barak fue nombrado primer ministro. En las elecciones de 2001, Ariel Sharon resultó vencedor. Como prueba del fracaso de estos procesos de paz, se observaron la construcción de una inmensa muralla, la Guerra del Líbano de 2006 y los ataques militares contra Gaza en 2008. En las elecciones de 2006, celebradas en Palestina, se impuso Hamás; pero Israel, Estados Unidos (EE. UU.) y la Unión Europea no reconocieron al gobierno de Hamás, surgido de las urnas.
El caso de Libia fue particular. Siendo colonia de Italia, tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial, muerto el dictador Benito Mussolini, los países aliados vencedores ocuparon el territorio de Libia. Aunque en 1951 se le concedió la independencia a Libia, hasta 1969 continuó bajo la influencia y el poder de las potencias occidentales. El 1 de septiembre de 1969, un grupo militar liderado por Muamar el Gadafi, de 27 años, dio un golpe de Estado en contra del rey Idris I. Los golpistas, teniendo a Gadafi como líder, abolieron la monarquía e impusieron la República Árabe de Libia. En 1956, los ex protectorados franceses Marruecos y Túnez proclamaron sus independencias. Un dato histórico relevante es que, en 1777, durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos contra el Reino Unido, Mohamed III de Marruecos fue el primer gobernante, antes que los de Francia y España, en reconocer a los Estados Unidos como nación independiente.
El 27 de noviembre de 1912, España y Francia decidieron imponer un protectorado español en Marruecos. En 1921 se produjo el Desastre de Annual. En 1925, las tropas españolas y francesas desembarcaron en la costa de Alhucemas para poner fin a la revuelta de los marroquíes. Las negociaciones entre Mohamed V y el gobierno francés de René Coty finalizaron con el Acuerdo Franco-Marroquí firmado el 2 de marzo de 1956 en París, cuando Marruecos logró su independencia. El 7 de abril de 1956 finalizó el protectorado español con la firma del Acuerdo entre España y Marruecos.
Después del golpe de Estado incruento de 1987 contra el presidente tunecino Habib Burguiba, el presidente Zine El Abidine Ben Ali consiguió hacerse con el poder. Entre finales de 2010 y comienzos de 2011, se produjeron disturbios y levantamientos populares conocidos como la Primavera Árabe en Túnez, Egipto, entre otros.
En Argelia, la metrópoli francesa llevó a cabo una cruel y larga guerra colonial (1954-1962). Argelia había sido colonizada ya en 1830 por Francia, de modo que en tierras argelinas se habían establecido y adquirido una parte muy importante de las tierras más fértiles un número considerable de colonos venidos desde Francia. En este sentido se calcula que en 1900, aproximadamente el 15 % de la población era de origen francés. Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, en la sociedad argelina fue creciendo el sentimiento anticolonialista. Muchos militares argelinos que habían ayudado a liberar Francia durante la Segunda Guerra Mundial y habían combatido junto a los franceses, se replantearon su postura al ver el trato vejatorio que daba la metrópoli francesa a los habitantes argelinos. Tras la guerra de Indochina, muchos soldados argelinos del ejército francés empezaron a pensar que era el momento de lograr la independencia de su país. En un inicio fueron objetivo de los ataques terroristas los ciudadanos de origen europeo y los civiles argelinos, tanto por parte del Frente de Liberación Nacional (FLN) argelino, como por los grupos paramilitares franceses o por la Organización del Ejército Secreto (OAS).
Esta guerra despiadada y sangrienta que se desarrolló entre 1954 y 1962 tuvo importantes consecuencias:
De hecho, todavía estaban muy cercanos los ecos de la derrota militar sufrida en la batalla de Dien Bien Phu y la consiguiente pérdida de Indochina. Por ello, el 18 de marzo de 1962, Francia firmó los Acuerdos de Évian, mediante los cuales se reconocía el derecho de autodeterminación de Argelia.
En lo que respecta al África Subsahariana, Costa de Oro (actual Ghana), colonia británica, fue la primera colonia que se descolonizó en 1957. Los portugueses llegaron a esas tierras africanas en el siglo XV. Allí, entre los ríos Ankobra y Volta, encontraron una importante cantidad de oro, por lo cual bautizaron a la región con el nombre de Mina. En 1642, los portugueses fueron expulsados por los neerlandeses. Con posterioridad, suecos, daneses y brandeburgueses ocuparon Costa de Oro, hasta que finalmente se hicieron dueños de la zona los británicos. Mientras los británicos controlaban la zona costera, en el interior el Imperio Ashanti dominaba, al menos desde el siglo XVII, el comercio de esclavos, siendo el principal abastecedor de esclavos. La lucha por el control del tráfico esclavista dio lugar a varias guerras entre el Imperio Ashanti y los británicos. La agitación de los nacionalistas quedó en suspenso durante la Segunda Guerra Mundial, momento en que los ciudadanos de Costa de Oro tomaron partido en favor de los británicos. Pero, en 1945, terminada la guerra, de nuevo empezaron las reivindicaciones a favor de la independencia por parte de los nacionalistas de Ghana. Kwame Nkrumah, líder del gobierno autónomo, impulsó la redacción de una nueva constitución y en 1957 proclamó la independencia de Ghana. Ante este hecho, Gran Bretaña no tuvo más opción que reconocer la descolonización de Ghana.
Ghana se convirtió en modelo para distintos movimientos del África Subsahariana que luchaban contra el colonialismo. De modo que en los años posteriores distintas colonias británicas del continente africano siguieron el camino emprendido por Ghana. Por ejemplo, Nigeria, que en 1960 obtuvo su independencia. Nigeria ha sido históricamente, a lo largo de los siglos, el lugar de origen de diferentes reinos y antiguas etnias. Después de finalizar la Segunda Guerra Mundial, empezaron a revivir los movimientos anticolonialistas, pero cada grupo étnico tenía su propio partido político y su dirigente. Finalmente, el 1 de octubre de 1960, Nigeria proclamó su independencia. Sin embargo, desde sus inicios la evolución del nuevo estado estuvo marcada por una gran inestabilidad generada por los conflictos étnicos; así, por ejemplo, el 6 de julio de 1967 estalló la Guerra de Biafra que duraría hasta el 13 de enero de 1970. Las crueles imágenes de ciudadanos gravemente desnutridos y la impresionante hambruna generada por la contienda armada saltaron a los medios de comunicación internacionales, generando una gran conmoción global.
Semejantes procesos de descolonización tuvieron lugar en Sierra Leona y Gambia. Iniciaron un proceso de autogobierno, seguido de una negociación con la metrópoli y que finalizaría con un proceso de independencia en los años 1961 y 1965. Desde antiguo, los mercaderes musulmanes habían visitado el territorio de Sierra Leona, llevando consigo el islam. En 1447, los primeros europeos en arribar a las costas de Sierra Leona viajaron con el marino portugués Álvaro Fernandes. En 1961, Sierra Leona proclamó su independencia. Gambia, al igual que Sierra Leona, se independizó del dominio británico de forma pacífica, concretamente en 1965.
En varias colonias británicas del África Oriental, la descolonización fue más compleja y dificultosa, debido a la existencia de colonos blancos europeos que vivían desde hacía tiempo en esas tierras. En Kenia, por ejemplo, en la década de 1950 los miembros de la tribu Kikuyu organizaron la revuelta armada conocida con el nombre de Mau Mau en contra de los colonos europeos que eran propietarios de la mayoría de tierras fértiles kenianas. Tras el control del movimiento Mau Mau por parte de la metrópoli, en 1963 Gran Bretaña concedió la independencia a Kenia. La historia de Kenia como entidad colonial comenzó a finales del siglo XIX, con la implantación de un protectorado alemán en 1885 sobre las tierras costeras del sultán de Zanzíbar. Con posterioridad, en 1890, la Compañía Imperial Británica del África Oriental se hizo con el control de la zona. Siguiendo el modelo sudafricano, en 1915, la administración colonial británica impuso a toda persona negra superior a los quince años de edad la obligación de llevar colgado del cuello un certificado que demostrara su identidad y empleo. La respuesta de los kenianos fueron manifestaciones y huelgas. El 16 de marzo de 1915, 57 manifestantes fueron abatidos, el principal líder del movimiento nacionalista fue detenido y deportado, y la represión se extendió por todo el país.
Pero lo peor sucedió a partir de 1952. Entre octubre de 1952 y diciembre de 1959, como consecuencia de una nueva revuelta popular (Mau Mau), Kenia vivió una nueva situación de represión (ley marcial) por parte del gobierno británico. La guerra dejó 100.000 muertos y 320.000 presos (entre civiles y rebeldes), muchos de los cuales sufrieron torturas, malos tratos, violaciones. Jomo Kenyatta, líder de la Unión Nacional Africana de Kenia (KANU), formó el primer gobierno del país tras alcanzar la independencia el 12 de diciembre de 1963.
La guerra civil de Rodesia del Sur (Zimbabue) se dio en el marco de la Guerra Fría y acabó involucrando irremediablemente en el conflicto a varios países del entorno. Así, por ejemplo:
En 1965, un gobierno de minoría blanca conservador proclamó la independencia de manera unilateral con la denominación de Rodesia. Con la finalidad de hacer frente al aislamiento internacional, el gobierno de Rodesia realizó movimientos estratégicos. Tras quince años de guerra civil entre las fuerzas nacionalistas negras y el gobierno de minoría blanca, en abril de 1980 se acordó entre las partes impulsar el sufragio universal y establecer una soberanía de jure en Zimbabue.
Las numerosas materias primas (caucho, marfil, explotaciones mineras, etc.) existentes en el Congo, empujaron a Leopoldo II y a las compañías concesionarias a realizar una brutal explotación de todos esos recursos naturales, al tiempo que llevaron una política de máxima crueldad con los congoleños. Según diversos cálculos, entre 1880 y 1926, la población del Congo se redujo a la mitad. Varios historiadores se refieren a este período como el “holocausto olvidado”. En 1960, el Congo belga proclamó su independencia. En 1958 los congoleños solicitaron su independencia, pero la metrópoli no dio ningún paso para otorgar la autonomía. En 1959 se iniciaron los enfrentamientos y revueltas. Bélgica se enfrentaba a dos opciones:
El conflicto en Katanga acabó con el asesinato, el 17 de enero de 1961, en Elisabethville (Katanga), de Patrice Émery Lumumba, primer ministro de la República Democrática del Congo, a manos de militares y mercenarios belgas y con el apoyo de la CIA estadounidense.