Portada » Economía » Fundamentos Empresariales: Competitividad, Estrategia y Organización Corporativa
Definición según la R.A.E.: “Fabricar, edificar, hacer de nueva planta una obra de arquitectura o ingeniería, un monumento o en general cualquier obra pública”.
Bienes que permiten realizar transacciones o fabricar otros bienes, y el dinero del que se puede obtener, en el futuro, una serie de ingresos. Ejemplos considerados por una empresa como capital son: la tierra, los edificios, la maquinaria, los productos almacenados, las materias primas que se posean, así como las acciones, bonos y los saldos de las cuentas en los bancos que permiten producir.
El suelo y los recursos naturales que contiene.
Además, se considera relevante la Competitividad.
Algunos autores, como Michael Porter (1981), postulan un cuarto factor de productividad que aumenta la competitividad: la innovación tecnológica.
En el modelo del diamante interactúan cuatro elementos que deben funcionar adecuadamente para lograr el éxito competitivo de los sectores. Estos cuatro determinantes básicos son:
En conclusión, las Empresas Constructoras se relacionan principalmente a través de un contrato. La contraparte es el mandante, denominado “primer cliente” o “cliente directo”. El acceso a estos contratos puede ser por trato directo o mediante una propuesta.
Es un ofrecimiento que persigue concretar la firma de un contrato de construcción. La oferta o “propuesta” se inserta en un procedimiento de selección ante una junta o cuerpo que resolverá en representación del mandante.
Para definir las estrategias adecuadas, es fundamental:
Es el conjunto de dos o más personas que laboran reunidas para conseguir un conjunto de objetivos comunes.
El todo es mayor que la suma de las partes; es decir, unir o mancomunar energías para conseguir un beneficio común.
El ser humano busca satisfacer sus necesidades (fisiológicas, seguridad, sociales, estima, autorrealización). Para ello, se organiza en grupos, manteniendo así el equilibrio social.
Identificar una necesidad en un cliente (persona natural o jurídica) y ofrecer un servicio o producto para satisfacerla. El fin último es satisfacer las necesidades existentes en la sociedad.
El hombre moderno conoce los beneficios del trabajo y la empresa. Se esfuerza (estudia, se organiza) esperando que su desempeño conduzca a resultados deseados (recompensas), basándose en su experiencia y expectativas.
Existen tres motivadores clave:
Son personas jurídicas formadas exclusivamente por una persona natural, con patrimonio propio y distinto al del titular. Realizan actividades de carácter netamente comercial (no actividades de segunda categoría, según la Ley de Impuesto a la Renta).
Reguladas por la Ley 18.046 (1981) y su Reglamento. Se definen como: “una persona jurídica formada por la reunión de un fondo común, suministrado por accionistas responsables sólo por sus respectivos aportes y administrada por un directorio integrado por miembros esencialmente revocables”. El artículo 2º indica que pueden ser abiertas o cerradas. En ambas, los socios se denominan accionistas.
Incorporadas por la Ley 3.918 (1923). A diferencia de las anónimas, son sociedades donde la consideración de la persona de los socios es esencial (intuitu personae). El “contrato de constitución de sociedad” y sus modificaciones son solemnes: deben constar en escritura pública, cuyo extracto ha de inscribirse en el Registro de Comercio correspondiente al domicilio social y publicarse en el Diario Oficial. Estas sociedades no pueden tener más de 50 socios.