Portada » Biología » Fundamentos de Anatomía y Fisiología Humana: Sistemas Esenciales
La sangre sin oxígeno llega desde el cuerpo a la aurícula derecha por las venas cavas superior e inferior. Luego pasa por la válvula tricúspide al ventrículo derecho y de ahí va a los pulmones por la arteria pulmonar, atravesando la válvula pulmonar, para oxigenarse. La sangre con oxígeno regresa por las venas pulmonares a la aurícula izquierda, cruza la válvula mitral hacia el ventrículo izquierdo y es enviada al cuerpo por la arteria aorta, pasando por la válvula aórtica.
Es el recorrido de la sangre oxigenada desde el lado izquierdo del corazón hacia todos los órganos y tejidos del cuerpo.
Es el camino que sigue la sangre sin oxígeno desde el corazón hacia los pulmones para oxigenarse y volver al corazón.
El ciclo cardíaco está formado por dos fases principales: sístole (cuando el corazón se contrae) y diástole (cuando se relaja). Primero, las aurículas se contraen y mandan sangre a los ventrículos. Después, los ventrículos se contraen y empujan la sangre hacia las arterias. En la diástole, todo el corazón se relaja y se vuelve a llenar de sangre.
La vía aérea superior es la parte del sistema respiratorio que lleva el aire desde el exterior hasta las vías respiratorias más profundas. Además de permitir el paso del aire, lo limpia, lo humedece y lo calienta. Está formada por:
Es la entrada principal del aire. Las fosas nasales permiten su paso hacia la cavidad nasal, que está recubierta por mucosa y pequeños cilios que atrapan polvo y partículas. Los cornetes (superior, medio e inferior) aumentan la superficie interna, mejorando la filtración y el acondicionamiento del aire.
Son espacios llenos de aire que rodean la nariz. Ayudan a calentar y humedecer el aire y también influyen en el tono de la voz.
Es un tubo muscular que comunica la nariz y la boca con la laringe y el esófago.
Se encuentra encima de la tráquea y contiene las cuerdas vocales. Permite el paso del aire y produce la voz. La epiglotis la protege al cerrarse cuando tragamos, evitando que pase comida a los pulmones.
Es una lámina en forma de hoja que actúa como tapa al tragar, evitando que los alimentos entren en la vía respiratoria. Protege contra atragantamientos.
La respiración externa es el intercambio de gases entre el aire de los pulmones y la sangre.
Es un proceso activo. El diafragma baja y los músculos entre las costillas se contraen, lo que expande el tórax y disminuye la presión dentro de los pulmones. Esto hace que el aire, rico en oxígeno, entre.
Es pasiva. El diafragma y los músculos intercostales se relajan, el pecho se reduce y los pulmones se comprimen. Así, el aire con dióxido de carbono sale del cuerpo.
La vía aérea inferior incluye las partes del sistema respiratorio que se encuentran debajo de la laringe. Su función principal es llevar el aire hacia los pulmones y permitir el intercambio de gases. Las estructuras son:
Es un tubo de unos 10–12 cm de largo con anillos en forma de «C» que evitan que se cierre. Conduce el aire desde la laringe hacia los bronquios. Está recubierta de moco y cilios que atrapan y eliminan partículas.
La tráquea se divide en dos bronquios: uno para cada pulmón. El derecho es más corto y más vertical, por lo que es más común que entren objetos en él. Llevan el aire a los pulmones y se dividen en bronquios más pequeños.
Cada bronquio principal se divide en secundarios, que llevan el aire a cada lóbulo del pulmón (tres en el derecho y dos en el izquierdo).
Son ramas más pequeñas de los secundarios. Dirigen el aire hacia áreas más específicas dentro de cada lóbulo.
Son tubos aún más delgados que los bronquios, sin anillos cartilaginosos. Regulan el paso del aire hacia los alvéolos. Los terminales marcan el final del sistema de conducción; los respiratorios participan también en el intercambio de gases.
Los bronquiolos respiratorios terminan en conductos llenos de alvéolos, que son pequeñas bolsas rodeadas de capilares. Aquí ocurre el intercambio de gases: el oxígeno pasa a la sangre y el dióxido de carbono se elimina.
Son órganos blandos y esponjosos que contienen los bronquios, bronquiolos y alvéolos. El pulmón derecho tiene tres lóbulos y el izquierdo dos. Están cubiertos por la pleura y permiten el intercambio gaseoso y el equilibrio del pH en la sangre.
La gran diferencia es que la angina de pecho no causa daño permanente al corazón, ya que hay una obstrucción parcial y temporal del flujo sanguíneo. En cambio, el infarto sí provoca muerte del tejido cardíaco, porque la obstrucción es total y prolongada, lo que lleva a un daño irreversible en el corazón.
La arteria está parcialmente bloqueada, pero no hay muerte de tejido.
La arteria está totalmente obstruida, lo que daña el músculo cardíaco.
El riñón tiene varias partes internas, cada una con funciones específicas para filtrar la sangre y formar la orina.
Es la capa externa, justo debajo de la cápsula. Aquí están las nefronas, que son las unidades que filtran la sangre.
Capa interna que contiene las pirámides renales y los conductos colectores, encargados de concentrar y transportar la orina hacia la pelvis.
Estructuras en forma de cono dentro de la médula, donde la orina se concentra y diluye.
Son como pequeños recipientes en forma de copa que recogen la orina que sale de las nefronas y la llevan hacia la pelvis renal.
Es un embudo central donde se acumula la orina antes de salir del riñón por el uréter.
Son las unidades básicas del riñón. Cada una tiene un glomérulo y una cápsula (llamada cápsula de Bowman), además de varios túbulos que modifican la orina filtrada para eliminar desechos y conservar sustancias útiles.
Son dos órganos con forma de frijol situados a los lados de la columna, en la parte baja de la espalda. Tienen cerca de un millón de nefronas, que son las encargadas de filtrar la sangre.
Son dos tubos finos que llevan la orina desde los riñones hasta la vejiga, mediante movimientos musculares llamados peristalsis.
Es un saco muscular que almacena la orina hasta que se llena y se necesita expulsarla.
Es el conducto que saca la orina de la vejiga hacia afuera del cuerpo. En los hombres, también transporta el semen.
Produce bilis, que emulsiona las grasas para facilitar su digestión y absorción. Además, metaboliza nutrientes, desintoxica sustancias y regula la glucosa en la sangre.
Almacena y concentra la bilis producida por el hígado. La libera en el intestino delgado cuando se necesita para ayudar a digerir grasas.
Produce enzimas digestivas (amilasa, lipasa, tripsina) que descomponen carbohidratos, grasas y proteínas. También secreta bicarbonato para neutralizar el ácido del estómago en el intestino delgado.