Portada » Biología » Fisiología Cardiovascular: Músculo, Potencial de Acción y Circulación
El corazón está formado por tres tipos principales de músculo cardíaco:
El corazón está formado realmente por dos sincitios:
Precarga: Cuando se evalúan las propiedades contráctiles del músculo, es importante especificar el grado de tensión del músculo cuando comienza a contraerse.
Poscarga: Especifica la carga contra la que el músculo ejerce su fuerza contráctil. La poscarga es la presión de la aorta que sale del ventrículo.
La ley de Frank-Starling del corazón afirma que, cuando aumenta la cantidad de flujo sanguíneo hacia el corazón, el aumento de volumen de sangre produce un estiramiento de las paredes de las cámaras cardíacas. Como consecuencia del estiramiento, el músculo cardíaco se contrae con una fuerza mayor, y esta acción expulsa el exceso de sangre que ha entrado desde la circulación sistémica. Por tanto, la sangre que fluye hacia el corazón es bombeada sin retraso hacia la aorta y fluye de nuevo a través de la circulación.
El impulso normalmente se origina en el nódulo sinusal. Otras partes del corazón pueden presentar también una excitación rítmica intrínseca de la misma forma que lo hacen las fibras del nódulo sinusal; esta capacidad es particularmente cierta en el caso de las fibras del nódulo AV y de las fibras de Purkinje.
El nódulo sinusal es casi siempre el marcapasos del corazón normal.
Este sistema incluye:
Durante el transcurso del potencial de acción se producen dos fenómenos que impiden dicho estado de despolarización constante:
Los extremos de las fibras del nódulo sinusal se conectan directamente con las fibras musculares auriculares circundantes. Los potenciales de acción que se originan en el nódulo sinusal viajan hacia afuera hacia estas fibras musculares auriculares. El potencial de acción se propaga a través de toda la masa muscular auricular y finalmente llega hasta el nódulo AV.
Una vez que el impulso llega a los extremos de las fibras de Purkinje, se transmite a través de la masa muscular ventricular por las propias fibras musculares ventriculares. La velocidad de transmisión es ahora de solo 0,3 a 0,5 m/s, una sexta parte de la de las fibras de Purkinje.
Los principios básicos son:
El flujo sanguíneo que atraviesa un vaso sanguíneo está determinado por dos factores:
El aumento de la presión arterial debería provocar un incremento proporcional del flujo sanguíneo en los distintos tejidos del organismo, aunque el efecto de la presión arterial sobre el flujo sanguíneo en muchos tejidos suele ser bastante menor de lo que se podría esperar.
El principal objetivo de la microcirculación es el transporte de nutrientes hacia los tejidos y la eliminación de los restos celulares.
La microcirculación de cada órgano se organiza según sus necesidades. Cada arteria nutricia se ramifica hasta seis u ocho veces antes de convertirse en arteriolas, que tienen diámetros de 10-15 µm. Estas se ramifican entre 2 y 5 veces más, alcanzando diámetros de 5-9 µm al llegar a los capilares. Las arteriolas son vasos muy musculares con diámetros variables.
La sangre no fluye continuamente a través de los capilares, sino que lo hace de forma intermitente, apareciendo y desapareciendo cada pocos segundos o minutos. La causa de esta intermitencia es el fenómeno conocido como Vasomotilidad, lo que significa la contracción intermitente de las metaarteriolas y esfínteres precapilares y a veces también en arteriolas muy pequeñas.
La difusión a través de la membrana capilar es el medio más importante de transferir sustancias entre el plasma y el líquido intersticial. Cuando el flujo sanguíneo recorre la luz capilar, un gran número de moléculas de agua y partículas disueltas entran y salen a través de la pared capilar, lo que permite la mezcla continua entre el líquido intersticial y el plasma. Electrólitos, nutrientes y productos de desecho del metabolismo se difunden con facilidad a través de la membrana capilar.
La mayoría del líquido que se filtra desde los extremos arteriales de los capilares sanguíneos fluye entre las células y, por último, se reabsorbe de nuevo hacia los extremos venosos de los capilares sanguíneos.
La alta permeabilidad de los capilares linfáticos terminales es esencial para el transporte eficiente de la linfa.
La linfa deriva del líquido intersticial que fluye en los linfáticos, por lo que la linfa que entra primero en los vasos linfáticos terminales tiene casi la misma composición que el líquido intersticial. La concentración de proteínas en el líquido intersticial de la mayoría de los tejidos alcanza un promedio de 2 g/dl, y la concentración de proteínas del flujo linfático que procede de estos tejidos es aproximada a este valor. La linfa formada en el hígado tiene una concentración de proteínas hasta de 6 g/dl, y la linfa formada en el intestino tiene una concentración de proteínas hasta de 3-4 g/dl. Como aproximadamente dos tercios de toda la linfa procede normalmente del hígado y los intestinos, la linfa del conducto torácico, que es una mezcla de linfa de todas las áreas del organismo, tiene una concentración de proteínas en torno de 4-5 g/dl.