Portada » Educación Artística » Evolución del Diseño: Del Oficio Artesanal a la Revolución Industrial y la Bauhaus
El diseño no surgió de forma repentina en el siglo XIX. Es el resultado de un proceso histórico donde confluyen avances técnicos, cambios sociales y nuevas formas de pensamiento.
Un punto clave fue el siglo XV, con la invención de la imprenta de tipos móviles por Gutenberg. Antes, los libros se copiaban a mano en los monasterios, lo que ralentizaba enormemente la transmisión del conocimiento. La imprenta permitió reproducir libros de forma masiva, difundir el pensamiento clásico de Grecia y Roma, e impulsar el Humanismo, que valoraba la razón y el pensamiento crítico. Este cambio provocó una revolución del saber, sentando una base cultural que más adelante influiría en el diseño y en el arte.
En el Renacimiento, se aplicó la razón a las artes. Se desarrollaron conceptos como la perspectiva, se definieron proporciones y cánones, y se buscaron bases metodológicas para representar la realidad. Esto supuso un primer paso hacia un pensamiento de diseño estructurado. También comenzó a surgir una nueva clase social, la burguesía, que jugaría un papel clave como futura consumidora de objetos diseñados.
La Revolución Industrial transformó completamente la sociedad. La producción en masa, la mecanización y la aparición de nuevas materias primas como el acero, el hierro fundido y el hormigón marcaron el inicio del diseño tal como lo entendemos hoy. Antes, quien diseñaba un objeto también lo fabricaba. Con la industrialización, se rompió esta unidad: surgió la especialización entre diseñador y productor. En el primer tercio del siglo XIX, el diseño se volvió impersonal y masivo, con productos superficiales, excesivamente decorativos y de estética pobre, imitando estilos antiguos con un exceso de ornamento. Frente a esta tendencia, aparecieron voces críticas como la de Henry Cole, quien entre 1849 y 1852 fundó el Journal of Design y defendió la funcionalidad por encima del adorno. Cole también organizó la Exposición Universal de Londres de 1851, para la cual se construyó el Crystal Palace, un edificio de hierro y vidrio fabricado con piezas prefabricadas, símbolo de la nueva arquitectura industrial.
Varios pensadores criticaron el impacto deshumanizador de la industrialización en el diseño. Gottfried Semper defendió que el diseño debía estar ligado a los materiales y a las técnicas tradicionales. John Ruskin consideró que la industria había destruido la creatividad y la dignidad del trabajo artesanal. Promovió un arte con valores éticos y sociales. William Morris, influido por Ruskin, lideró el movimiento Arts and Crafts, que apostó por objetos bellos, útiles y hechos a mano. Aunque rechazó la industria, sus ideas influyeron en el diseño moderno por su énfasis en la funcionalidad y la calidad.
A finales del siglo XIX apareció el Modernismo (o Art Nouveau), un estilo decorativo pero innovador. Se caracterizó por líneas curvas, formas orgánicas, inspiración en la naturaleza y la unión entre arte, arquitectura y objetos cotidianos. Aunque decorativo, utilizó materiales industriales y se produjo en serie, por lo que representó un puente entre el diseño artesanal y el moderno.
En 1859, Michael Thonet creó la famosa silla n.º 14, hecha con madera curvada al vapor. Era ligera, resistente, económica y fácil de desmontar y enviar en partes. Fue un ejemplo pionero de diseño industrial funcional y se vendieron millones de unidades.
En 1851, Isaac Singer perfeccionó y comercializó la máquina de coser Singer, que revolucionó la industria textil y la vida doméstica. Fue uno de los primeros productos industriales pensados para el hogar, producido en masa y vendido con técnicas modernas de marketing y pago a plazos. Es un claro ejemplo de cómo el diseño y la industria se integraron para cambiar la vida cotidiana.
El Modernismo surgió como una reacción estética frente a la Revolución Industrial y la producción en masa. Su enfoque fue individualista y exclusivista, dirigido principalmente a la burguesía. Buscaba integrar las artes en la vida cotidiana, pero con una visión elitista. El diseño debía ser artístico además de funcional, proponiendo un ideal estético más refinado y ornamental.
Frente a la industrialización, el movimiento Arts and Crafts, liderado por William Morris y John Ruskin, abogó por recuperar el valor de la artesanía y la producción manual. Su enfoque fue colectivista y socialista, orientado a mejorar las condiciones de vida de los trabajadores a través de un diseño accesible, funcional y de calidad. A diferencia del Modernismo, su objetivo fue democratizar el diseño.
A principios del siglo XX, en Alemania se fundó el Deutscher Werkbund con el fin de elevar el nivel profesional del diseño, mejorando su calidad, educación y difusión. Esta asociación promovió dos enfoques principales:
Peter Behrens fue un referente clave en la transición del Modernismo al diseño funcionalista. A través de su trabajo con la empresa AEG, Behrens no solo diseñó productos, sino también edificios, tipografías y la identidad visual de la marca, siendo uno de los primeros diseñadores industriales integrales. Sus innovaciones sentaron las bases del diseño corporativo y funcional, influyendo en figuras como Walter Gropius y Le Corbusier.
El concepto de Arte Total surgió como una propuesta de diseño integral que abarcaba todo, desde objetos pequeños hasta grandes edificaciones. Su objetivo fue integrar arte, funcionalidad y estética en todos los aspectos de la vida, promoviendo la mejora social y laboral. Esta visión influyó en el estilo internacional y en el diseño de viviendas obreras, como las de Pierre Oud y Theo van Doesburg, orientadas a mejorar las condiciones de vida de las clases trabajadoras.
El Deutscher Werkbund también impulsó dos corrientes principales en el diseño:
La Bauhaus fue una escuela de arte, diseño y arquitectura que se fundó en 1919 por Walter Gropius en Weimar, Alemania. A lo largo de sus 14 años de existencia, la Bauhaus revolucionó la manera en que se entendían el arte y el diseño, integrando la artesanía con la producción industrial y buscando una estética funcional. La escuela operó hasta 1933, cuando los nazis la cerraron debido a sus ideales progresistas y su enfoque interdisciplinario.