Portada » Ciencias sociales » Evolución de la Metodología en Ciencias Sociales: De la Antropología Clásica a la Observación Participante
Guasch establece una serie de etapas clave en su evolución epistemológica y metodológica:
Las ciencias sociales comienzan a mostrar un interés abierto por «los otros». A los relatos de exploradores se suman los informes de funcionarios y las informaciones de sociedades antropológicas o de aficionados. Es la época en que priman las propuestas de estadios de desarrollo social consecutivos (Marx, Spencer, Comte), la idea del progreso y la defensa del método comparado. Auguste Comte, padre fundador de la sociología, definió la observación como una de las cuatro aproximaciones metodológicas de la investigación social, junto a la comparación, la experimentación y el análisis histórico.
Franz Boas, fundador del primer departamento universitario de antropología en EE. UU., puso en tela de juicio el método comparado y la posibilidad de establecer leyes generales. Malinowski dio los primeros pasos de la observación participante, abogando por la completa inmersión del antropólogo en un contexto cultural ajeno como única forma posible de observar la realidad social en su conjunto. Además, la disciplina se profesionaliza y se reivindica la necesidad de desarrollar la labor antropológica en el campo.
También cabe destacar las investigaciones realizadas en la Escuela de Chicago, desde donde se utilizó la observación participante para abordar situaciones difíciles. Se destaca la línea denominada «La Nueva Etnografía», iniciada bajo la influencia de la lingüística y la teoría fenomenológica:
«La etnociencia defiende la prioridad descriptiva de los protagonistas de la acción social (perspectiva emic) frente al punto de vista del profesional que la observa (perspectiva etic)».
Desaparecen las diferencias entre sociología y antropología. Se recupera la influencia teórica marxista y se impone la concepción del individuo como proceso y la revalorización de la sociología comprensiva de Max Weber. La antropología pasa a ocuparse de las sociedades más complejas.
La subjetividad interpretativa y la retórica textual de la etnografía se convierten en el centro de interés de la antropología interpretativa, que parte del intento de aprehensión de la realidad desde el enfoque de otras personas, el cual debe ser interpretado. El trabajo de campo, por tanto, adquiere un carácter prioritariamente hermenéutico, tratando la cultura como un texto. Se agudiza el problema derivado del abandono de la distancia cultural, aun cuando se intenta construir artificialmente, concentrándose en subgrupos marginales o en culturas locales.
Unido al carácter interpretativo de la observación, adquiere especial influencia el enfoque dramatúrgico del interaccionismo estratégico de Erving Goffman, que puede aplicarse a todas las relaciones sociales y muy especialmente a la observación participante. El observador debe desarrollar un cierto grado de incredulidad, dado que los actores sociales siempre se comportan en función de la actuación social que representen.
Surgen dos cuestiones clave: el problema de la distancia con lo observado y el de la reflexividad del observador. La observación cualitativa, esencialmente naturalista, en el sentido de que la acción de observar transcurre inmersa en la vida cotidiana de los observados, logra que la distancia entendida en sentido espacial sea claramente superada.
Se ha venido insistiendo en la necesidad de mantener otro tipo de distancia cultural, cada vez más difícil de mantener. Esta se reduce básicamente a la máxima que señalan Taylor y Bogdan al aconsejar al investigador que se abstenga de abordar el estudio de escenarios en los que pueda tener una participación profesional o personal directa, pues su actitud científica podría verse desplazada con efectos negativos sobre los resultados de la observación.
En función de la dificultad de acceso a la situación social de estudio, el investigador adoptará una postura diferente en lo que podríamos considerar como un continuum entre los extremos del binomio observación-participación.
Muchos autores han desarrollado distintas clasificaciones de los posibles roles del observador participante. La más sencilla y exitosa hasta el momento nos remite al trabajo de Gold, que resume en cuatro tipos básicos: