¡Ay, mísero de mí, ay, infelice! Apurar, cielos, pretendo, ya que me tratáis así, qué delito cometí contra vosotros, naciendo. Aunque si nací, ya entiendo qué delito he cometido: bastante causa ha tenido vuestra justicia y rigor, pues el delito mayor del hombre es haber nacido. Solo q