Portada » Otras materias » Endodoncia Integral: Interconexión con Especialidades y Avances Tecnológicos
La endodoncia y la periodoncia se relacionan íntimamente por su anatomía, puesto que una está prácticamente dentro de la otra. El diente está cubierto por sus tejidos de soporte, y la afectación de uno repercute en el otro y viceversa.
Existen conductos pulpares que se comunican con el tejido periodontal. Cualquier afectación en el tejido pulpar puede propagarse rápidamente al tejido periodontal, y viceversa (aunque es menos frecuente que una afección periodontal impacte el tejido pulpar).
La pulpitis rara vez produce cantidades suficientes de irritantes capaces de ocasionar lesiones severas en el periodonto adyacente. Sin embargo, en la necrosis pulpar, los microorganismos encuentran condiciones favorables para su crecimiento mientras el tejido se descompone dentro del conducto. Es en este punto cuando se puede observar una imagen radiolúcida (RL) a nivel apical.
Al realizar un tratamiento endodóntico, también se puede causar daño al periodonto en casos de:
Son menos frecuentes. La acumulación de placa bacteriana en raíces expuestas debido a retracción gingival y pérdida del aparato de inserción puede afectar el tejido pulpar. Sustancias y productos microbianos liberados por el proceso inflamatorio periodontal pueden contaminar la pulpa a través del foramen apical y otros conductos, ocasionando una lesión del órgano pulpar. Esto ocurre por la exposición de la superficie cérvico-radicular debido a la migración gingival, dejando túbulos dentinarios expuestos, y requiere la presencia de enfermedad periodontal avanzada y acumulación de placa bacteriana en las raíces descubiertas.
Comprende procedimientos quirúrgicos para eliminar agentes causales de la enfermedad radicular y perirradicular, con el objetivo de restablecer la función normal de estos tejidos. Se basa principalmente en tres tipos de tratamientos:
Se realiza cuando el exudado inflamatorio atraviesa la lámina cortical y se dirige hacia los tejidos blandos, formando un absceso. Su objetivo es aliviar el dolor y la presión, eliminar el exudado purulento y estimular la cicatrización.
Al momento de realizar esta técnica, es importante considerar:
No toda imagen radiolúcida (RL) requiere cirugía; la decisión depende de la magnitud de la lesión. La preparación incluye:
Se realiza una ventana con fresa N.º 6 u 8 en el sitio de la lesión. Para localizar el ápice, se puede colocar una lámina de plomo en la punta de una lima, ubicarla y tomar una radiografía.
Se logra con una cureta quirúrgica. Primero se debe aflojar la cápsula donde se encuentra el material purulento, y luego se retira todo el tejido inflamatorio con el mismo instrumento.
Resección de la porción más apical de la raíz de forma perpendicular. Se emplea una fresa N.º 6 u 8. Debe seccionarse de 4 mm a 5 mm de la porción apical para evitar contaminación.
Eliminación de gutapercha con fresa redonda pequeña o ultrasonido. Profundidad de 2 a 3 mm en el centro de la raíz.
Establecer un sello hermético del conducto preparado. Se utiliza MTA o Súper EBA. Se desplaza con un porta-amalgama pequeño y con la ayuda de un condensador.
Procedimiento en el cual se elimina una raíz débil o enferma, permitiendo la conservación de las raíces sanas y la corona completa.
Técnica en la cual se separa el diente y se extrae la parte afectada.
En molares y premolares maxilares, debe realizarse en sentido mesiodistal. En molares mandibulares, debe realizarse en sentido vestíbulo-lingual. Se utiliza una sonda periodontal para identificar la localización de la furca. Se emplea una fresa troncocónica para seccionar el diente. Luego, se introduce un elevador entre las dos mitades para completar la división, y si están completamente separadas, se extrae la porción afectada con el mismo instrumento.
Se elimina solo la lesión a nivel de la furca. Implica la transformación de molares inferiores en dos estructuras similares a premolares, especialmente indicada para lesiones de furca.
El tratamiento endodóntico culmina con la restauración del diente.
Los componentes clave para la restauración son:
Existen dos razones fundamentales para utilizar un perno o poste:
Son fabricados en el consultorio dental o en el laboratorio a partir de una reproducción en negativo. Se utiliza cera o resina de polimerización para obtener estos moldes. Tienen la ventaja de conformarse de forma exacta a la configuración del conducto preparado.
Existe una amplia gama de diseños para satisfacer los objetivos de retención y protección.
Lo ideal es colocar el perno en la raíz de mayor tamaño (palatina en el maxilar superior, distal en el maxilar inferior). Debe ocupar dos tercios (2/3) de la profundidad de la raíz para asegurar una retención adecuada.
Al cementar el poste, este debe quedar ajustado, es decir, ni trabado ni suelto. Debe extenderse hasta la corona, pero en un punto bajo del plano oclusal. Se fija con un cemento permanente a base de resina. El cemento puede introducirse en el conducto con una lima y luego se cubre el poste con el cemento.
Con el paso del tiempo, la tecnología ha avanzado significativamente, dando lugar a la invención de diversos dispositivos que facilitan la ejecución del tratamiento endodóntico. Es importante destacar que esto no altera la finalidad del tratamiento, sino que optimiza y simplifica su realización.
Es un sistema de imágenes digitalizadas cuyo componente principal es un grupo de sensores sensibles a los rayos X, que reemplazan las películas radiográficas convencionales. Una vez tomadas las radiografías, se pueden observar de inmediato en la computadora sin necesidad de utilizar líquidos de revelado.
La Tomografía Computarizada de Haz Cónico (CBCT) ha permitido añadir una tercera dimensión (profundidad) a las radiografías convencionales. Este sistema capta imágenes en diferentes planos, como distintas ‘rebanadas’, y luego las reconstruye para formar una imagen tridimensional. Permite identificar con exactitud el número y la forma de los conductos radiculares, sus curvaturas y eventuales perforaciones que podrían pasar inadvertidas en imágenes 2D.
También conocido como lupas estereoscópicas, es un sistema que permite la magnificación y proporciona una mejor iluminación al campo de trabajo. Es un instrumento de aumento óptico que permite visualizar estructuras anatómicas con diferentes niveles de magnificación mientras se trabaja sobre ellas. Cuando se realizan intervenciones quirúrgicas con este instrumento, se denomina ‘microcirugía’.
Son aparatos que funcionan con base en una corriente eléctrica, permitiendo determinar la longitud de trabajo y, con su uso, evitar la necesidad de una radiografía de conductometría.
Presentan dos cables: uno con un clip que se engancha a una lima, y otro con un clip que se engancha a la mucosa bucal (generalmente el labio del paciente). Al encenderse, se establece un circuito eléctrico que debe atravesar toda la raíz del diente hasta el otro cable. El aparato mide la resistencia y la impedancia de los tejidos a esta corriente eléctrica.
Desde su invención, han evolucionado a través de seis generaciones. Las primeras generaciones utilizaban corriente eléctrica continua, mientras que los modelos actuales emplean corriente alterna. Los tejidos duros ofrecen mayor resistencia o no transportan la corriente eléctrica tan fácilmente como los tejidos blandos.
Para su uso, es ideal que no haya restos pulpares ni solución irrigante dentro del conducto (aunque los modelos más recientes funcionan en conductos húmedos). Se colocan los clips en la lima y en la boca del paciente, y se introduce la lima en el diente. El aparato emite un sonido intermitente que se acelera a medida que la lima se acerca a la constricción apical, volviéndose permanente si se sobrepasa. La longitud de trabajo deseada puede graduarse, permitiendo ajustar la medición a 1 mm o 0.5 mm de la constricción apical para mayor exactitud.
Es fundamental tener un conocimiento profundo del aparato y su correcto manejo para aprovechar todas sus ventajas.
El sonido se define como ondas elásticas que se propagan en un medio (líquido, sólido o gaseoso). Cuando se propagan por el aire, pueden ser captadas por el oído humano.
El ultrasonido consiste en las mismas ondas, pero con una frecuencia de vibración significativamente mayor, imperceptible para el oído humano. Existen diversos diseños de puntas, adaptados a sus múltiples usos.
Consiste en el uso de varias limas de distintos calibres, que se acoplan a un micromotor similar al de uso cotidiano. Las limas están diseñadas de níquel-titanio para ofrecer mayor flexibilidad y resistencia a la fractura. Estos motores son rotatorios, haciendo girar las limas dentro del conducto en sentido horario a una velocidad controlable por el odontólogo (generalmente entre 150 y 350 rpm).
Existen sistemas rotatorios que indican un límite de torque durante el trabajo. Si la lima alcanza su máxima resistencia al aproximarse a la constricción apical, el aparato emite un sonido o se detiene para prevenir la fractura. Otros equipos, al llegar al límite de torque, no solo se detienen, sino que invierten el sentido de giro para facilitar la retirada de la lima. Algunos incluso integran un localizador apical que emite un sonido si se sobrepasa la constricción apical.
Son sistemas que irrigan el conducto durante la limpieza, pero a diferencia de los sistemas convencionales que solo introducen el líquido antiséptico, estos lo remueven activamente, es decir, lo aspiran. De esta manera, aseguran que el líquido se mantenga confinado dentro del conducto, sin extenderse a otras áreas.
Su principal ventaja es que, a medida que se inyecta la solución irrigante, una microcánula simultáneamente la absorbe, evitando que la solución se extienda más allá de los tejidos apicales o se desborde. El sistema de irrigación comúnmente utilizado en las facultades es el de presión positiva, que conlleva el riesgo de inyectar la solución irrigante más allá del ápice, afectando los tejidos perirradiculares.
Esta técnica es considerablemente más rápida que la condensación lateral y ofrece una mejor adaptación a las paredes del conducto. Se utilizan tres condensadores verticales: uno que alcanza aproximadamente 4 mm del ápice, otro para el tercio medio y un tercero para el tercio coronal. Dentro de esta técnica, se distinguen dos variantes:
Esta técnica se basa en la colocación del cono de gutapercha y su posterior compactación mediante aplicaciones sucesivas de calor. Para ello, se seleccionan varios condensadores de diferentes diámetros, adaptados a las distintas partes del conducto.
Esta técnica consiste en inyectar la gutapercha, que sale en un estado alfa (blando), y a medida que se inyecta de forma retrógrada, se utilizan los mismos condensadores para compactarla verticalmente. Se inyecta y se compacta el tercio medio, y luego se continúa inyectando y compactando el tercio coronal.