Portada » Geografía » Elementos Clave del Proceso Industrial y su Evolución Histórica
Los elementos que intervienen en el proceso industrial son:
La forma más habitual de clasificar las industrias es según el destino de los productos:
A mediados del siglo XVII, en algunas regiones europeas se empezó a dar el paso de la producción artesanal a la industrial. El trabajo manual se sustituye por máquinas accionadas por energía (vapor de agua). El trabajo industrial, en lugar de realizarse en talleres, se empezó a efectuar en fábricas.
En sus inicios, las fábricas estaban situadas cerca de los ríos (para aprovechar la energía de los saltos de agua). Posteriormente se trasladaron a las ciudades, cuando el carbón se pudo utilizar como fuente de energía. La industria textil de Gran Bretaña fue la primera en realizar estos cambios tan decisivos.
Las máquinas permitieron fabricar muchos productos iguales de forma rápida. Esto facilitó que el precio de los productos fuera más bajo, lo que provocó la ruina de los talleres artesanales.
El paso de la producción artesanal a la producción industrial supuso un gran cambio para los trabajadores y trabajadoras. Además de modificarse sus formas de trabajo y las relaciones laborales, también hubo enormes cambios en la forma de vida de las personas y en los paisajes urbanos.
La Revolución Industrial impulsó el capitalismo como sistema económico basado en la búsqueda del máximo beneficio, como motor de la economía, y la ley de la oferta y la demanda.
La Segunda Revolución Industrial tiene lugar hacia 1870, cuando el sistema capitalista está ya afianzado, la producción industrial se diversifica (química, eléctrica, automovilística) y cuando, además de Gran Bretaña, otros países se suman a esta forma de producción (Francia, Japón, Estados Unidos, Países Bajos, Alemania, Italia).
Los nuevos inventos y máquinas contribuyen a aumentar el ritmo de la industrialización, a la vez que se convirtieron en productos industriales y de consumo. Por ejemplo, el motor de combustión hace posible la aparición del automóvil, que será uno de los principales bienes de consumo.
En muchos países occidentales, la industria resulta la actividad económica principal, hasta el punto que condiciona también las relaciones sociales y políticas. Así, los obreros y la burguesía se convierten en las clases sociales con las que las personas se identifican y se organizan colectivamente.
Entrado el siglo XX, la industrialización se impone como un motor para el desarrollo y un indicador de progreso. No obstante, este proceso tuvo unos costes sociales y ambientales muy elevados.
El fordismo es una forma de producción industrial que toma el nombre de la empresa automovilística Ford. Esta compañía aplicó por primera vez, a principios del siglo XX, la cadena de montaje a la fabricación de coches.
Ford dividió el montaje en tareas especializadas; empleó bandas de transporte para que las piezas llegasen automáticamente al trabajador, que realizaba su parte del montaje y dejaba de nuevo las piezas en la banda de transporte; el obrero siguiente realizaba la nueva tarea del proceso de montaje.
De esta manera se consiguió una producción masiva y estandarizada y se redujeron los costes y el precio final de los automóviles. Sin embargo, el procedimiento requería de maquinaria especializada que resultaba muy cara y, por ello, las empresas dispusieron a menudo de ayudas estatales.
Esta forma de producción pronto se extendió a la mayoría de industrias. Además, favoreció el consumo masivo de los productos elaborados gracias a su bajo precio y la publicidad consumista que se hacía de ellos.
La producción industrial ha perdido el carácter rígido y estandarizado del fordismo, de manera que el postfordismo se caracteriza hoy por una gran flexibilidad en:
A medida que los procesos industriales se hicieron más complejos, se incrementó la necesidad de especializar la producción, es decir, dedicarse tan solo a una parte del proceso.
La finalidad de concentrar empresas es hacerlas más competitivas, reduciendo gastos (por ejemplo, en transporte), o repartiendo algunos de sus costes fijos (como mantenimiento o publicidad) al conseguir un volumen de producción mayor.
La concentración de empresas industriales puede ser:
La localización más conveniente para una empresa industrial es la que permite reducir gastos y aumentar beneficios.
Así, algunas industrias mantienen su localización tradicional porque disponen de buenas infraestructuras, de la colaboración de industrias complementarias y de servicios técnicos de todo tipo.
Las industrias que necesitan de muchos trabajadores pero poco especializados, como la confección, acostumbran a situarse en países con una mano de obra barata.
Las industrias que requieren tecnología e investigación se instalan allí donde la mano de obra es más especializada: cerca de las universidades y los parques tecnológicos y, en general, en las grandes ciudades occidentales.