Portada » Historia » El Sistema Parlamentario Español: Bases, Características y Funcionamiento Constitucional
El sistema político español, consagrado en la Constitución de 1978, adopta una forma de gobierno parlamentaria, en línea con otras democracias europeas. Sus bases fundamentales se encuentran en los siguientes elementos constitucionales:
Estas normas reflejan una clara subordinación del poder ejecutivo al legislativo, lo que es característico del parlamentarismo: el Gobierno emana del Parlamento y depende de su confianza para mantenerse en el poder.
La forma parlamentaria se contrapone al sistema presidencialista (como el de EE. UU.), donde el presidente es elegido directamente por el pueblo y no puede ser removido por el legislativo salvo en casos excepcionales.
El jefe del Estado es el Rey, cuya función es simbólica y representativa. No tiene poderes políticos reales, sino que actúa como árbitro y moderador (art. 56 CE). Sus actos requieren refrendo por parte del presidente del Gobierno o de un ministro (art. 64 CE), lo que garantiza su neutralidad.
El Parlamento español se llama Cortes Generales y está compuesto por dos cámaras:
Este bicameralismo es asimétrico: ambas cámaras participan en la función legislativa, pero el Congreso tiene la iniciativa y el poder decisivo.
El presidente del Gobierno es propuesto por el Rey y elegido por el Congreso de los Diputados. Necesita mayoría absoluta en primera votación o mayoría simple en segunda (art. 99 CE). El resto de ministros son nombrados por el presidente.
Este mecanismo muestra que el Gobierno emana del Parlamento y, por tanto, le debe su legitimidad.
El Gobierno debe conservar la confianza del Congreso para mantenerse en el poder. Existen dos mecanismos clave:
Si el Gobierno pierde la confianza, debe cesar. Esta relación de dependencia es central en el parlamentarismo.
El presidente del Gobierno puede proponer al Rey la disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones (art. 115 CE), como herramienta para resolver crisis políticas o desbloquear situaciones. Esta prerrogativa otorga cierto margen de maniobra al ejecutivo.
El Parlamento ejerce funciones de control político mediante preguntas, interpelaciones, comisiones de investigación, comparecencias o el debate sobre el estado de la nación. Aunque el control existe formalmente, su efectividad puede verse limitada por las mayorías parlamentarias.
El modelo parlamentario español ha funcionado como un sistema de gobierno representativo y flexible, que permite mayorías variables y acuerdos entre partidos. Sin embargo, se han planteado varias críticas:
A pesar de ello, el parlamentarismo ha permitido mantener la estabilidad democrática desde la Transición y adaptarse a diferentes contextos políticos.
El modelo parlamentario español, definido en la Constitución de 1978, se basa en la separación flexible de poderes, la primacía del Parlamento y la responsabilidad política del Gobierno ante el Congreso. Aunque presenta tensiones y retos, ha sido la base institucional del sistema democrático español y permite articular la representación, la gobernabilidad y el control del poder.