Portada » Geografía » El Paisaje Urbano en España: Historia, Retos y Planificación
La urbanización en España comienza con la urbanización preindustrial, destacando el desarrollo de ciudades en la Antigüedad, la Romanización y la Edad Media, tanto en el espacio musulmán como cristiano. En la Edad Moderna, se observa un crecimiento urbano en el siglo XVI, un estancamiento en el siglo XVII y una reactivación en el siglo XVIII con los Borbones. Durante la industrialización (siglo XIX hasta 1975), la urbanización se aceleró debido a la industrialización y la mejora de los transportes, formando áreas metropolitanas. La etapa del desarrollismo (1960-1975) vio un gran crecimiento urbano impulsado por la industria y el turismo. En la urbanización postindustrial, tras la crisis de 1975, la tasa de urbanización sigue siendo alta, aunque la industria pierde peso y se expande hacia ciudades medias y pequeñas. Entre 1980 y 2016, el crecimiento urbano fluctuó debido a factores como la natalidad, la inmigración y la crisis económica, con un aumento de las actividades terciarias en grandes ciudades y regiones turísticas.
Encontramos numerosos problemas de aglomeración en las ciudades españolas, destacando:
También se mencionan los problemas de tráfico y movilidad, proponiendo planes de movilidad sostenible. En cuanto a los problemas económicos y sociales, se señala la terciarización económica y el deterioro de ciertos barrios, así como los desafíos demográficos, la desigualdad en el acceso a servicios, la pobreza y la segregación social. Se sugieren medidas como la diversificación de actividades, la revitalización de áreas urbanas y programas de integración. Finalmente, se abordan los problemas medioambientales, como el alto consumo de recursos naturales, la alteración de la atmósfera y el microclima urbano, la contaminación acústica y lumínica, y la generación de residuos. Se proponen soluciones como el ahorro de agua, la movilidad sostenible, el uso adecuado de iluminación y el reciclaje.
En la ordenación del espacio urbano en España, destaca la influencia del Estado de las Autonomías en la descentralización del urbanismo, donde cada comunidad autónoma gestiona su propio desarrollo territorial mediante planes generales y especiales. Se enfatiza la importancia de la participación ciudadana en la planificación urbana, buscando reducir desigualdades y mejorar la calidad de vida, así como la necesidad de abordar problemas medioambientales como la contaminación y el consumo de recursos naturales. La globalización ha impulsado la revitalización de áreas urbanas y la creación de infraestructuras sostenibles, aunque a menudo con altos costos de mantenimiento. Se menciona la Agenda Urbana Española 2019, que establece un marco para implementar políticas urbanas sostenibles alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Además, se destacan las ciudades inteligentes, que utilizan tecnología para mejorar la gobernanza, la movilidad y la cohesión social.
Se describe el sistema urbano español caracterizado por la concentración de ciudades alrededor de núcleos como Madrid, que actúa como el principal centro económico y funcional del país. Luego tenemos los ejes urbanos periféricos donde destacan:
El sistema urbano español está compuesto por ciudades interrelacionadas que varían en tamaño y funciones. Según la regla rango-tamaño, destacan grandes aglomeraciones como Madrid y Barcelona, seguidas por numerosas ciudades medias. Madrid se localiza en el centro peninsular, rodeada por las principales aglomeraciones en la periferia. Las funciones urbanas se dividen en tres tipos:
Estas funciones convierten a las ciudades en centros que abastecen de bienes y servicios a áreas más amplias. En cuanto a las relaciones interurbanas, se registran flujos económicos y de personas, siendo las conexiones más intensas entre Madrid y Barcelona, y con el cuadrante nordeste, mientras que otras interrelaciones son más limitadas.
Las ciudades del sistema urbano se organizan jerárquicamente según su tamaño demográfico, funciones y relaciones interurbanas:
El sistema urbano español se caracteriza por la concentración de ciudades alrededor de Madrid, el principal centro económico del país. Los ejes urbanos periféricos incluyen el eje atlántico gallego entre Ferrol, A Coruña y Vigo, el eje mediterráneo que conecta Girona y Cartagena, y el eje del Valle del Ebro que incluye Vitoria-Gasteiz y Tarragona.
Desde los años 80, el sistema urbano en España está en transformación, con cambios aún no solidificados. La instauración del Estado de las Autonomías ha promovido subsistemas urbanos regionales, destacando el aumento de la relevancia de las capitales autonómicas y de las interacciones entre ciudades de la misma comunidad. Estos subsistemas incluyen:
La adhesión de España a la Europa comunitaria en 1986 facilitó la integración de sus ciudades en la jerarquía y el sistema urbano europeo. Esta jerarquía se basa en el tamaño demográfico, funciones avanzadas, accesibilidad y área de influencia, clasificando las ciudades en metrópolis globales (Madrid), europeas (Barcelona), nacionales o transnacionales, y ciudades con proyección regional o local. El sistema urbano de la Unión Europea incluye un núcleo principal y ejes urbanos con diferentes niveles de dinamismo, situando a las ciudades españolas en una posición periférica en Europa.
La integración de España en la globalización ha implicado la inclusión de sus ciudades en el sistema urbano global. Este se organiza en función de la proyección exterior: política, económica, cultural e informativa. Se identifican metrópolis globales, nacionales y ciudades sin proyección internacional. Solo Madrid destaca como conexión con grandes ciudades globales, con Barcelona en menor medida. Para aumentar su proyección, las ciudades deben asegurar accesibilidad, servicios y calidad ambiental.