Portada » Geografía » Dinámicas Migratorias en España: Impacto y Evolución Geográfica
Los movimientos migratorios pueden ser de dos tipos principales: interiores (dentro de un país) y exteriores (entre países). El saldo migratorio se calcula restando el total de inmigrantes menos el total de emigrantes. Si el resultado es positivo, indica inmigración neta; si es negativo, indica emigración neta.
Están marcadas por el llamado «éxodo rural», que es la emigración desde el campo hacia la ciudad. Este fenómeno fue muy intenso durante todo el siglo XX, ya que los campesinos buscaban mejorar sus condiciones de vida (sanidad, vivienda, educación, etc.). Este proceso se produjo principalmente hacia las zonas más industrializadas (País Vasco y Cataluña) y hacia las grandes ciudades.
Desde comienzos de siglo hasta 1975, España fue un país de emigrantes, es decir, la población se desplazaba a otros países en busca de una mejora económica. Los principales destinos de emigración fueron:
Desde 1975, la emigración ha tenido un volumen reducido, y podemos distinguir dos periodos:
Las consecuencias de la salida de población desde 2008 han sido mayormente negativas: por un lado, se pierde población joven (lo que contribuye al descenso de la natalidad); por otro, hay una reducción de los cotizantes a la Seguridad Social y se pierden trabajadores cualificados (formados en las universidades públicas españolas). La única ventaja es que, de nuevo, estos emigrantes envían dinero a España (divisas) y están obteniendo una formación muy cualificada en los países donde trabajan.
España, a partir de 1995, se convirtió en un país de inmigrantes, pasando de 500.000 extranjeros residentes a 4,7 millones en 2015. La evolución de la inmigración ha seguido dos etapas: