Portada » Educación Artística » Configuraciones del Jardín Barroco en España: San Ildefonso, Aranjuez y Diseños para Madrid
René Carlier fue el realizador del proyecto. Étienne Marchand, ingeniero militar, intervino en los juegos de agua de las fuentes de La Granja, que, según algunos viajeros, eran mejores que los de Versalles. E. Boutelou era jardinero a las órdenes de los autores de los proyectos. Posteriormente, intervinieron los escultores franceses, profesores de la Academia de París: Frémin, Thierry y Bousseau.
Estamos ante el ejemplo más importante que se construyó siguiendo los pasos del barroco francés: una cuadrícula articulada que se compone de una zona de parterres próximos al palacio y rodeados de bosques. Estos serían la herencia de Le Nôtre.
No obstante, observamos anomalías y originalidades con respecto al arte de Le Nôtre:
Como originalidad, encontramos tres perspectivas principales:
Otra de las novedades que presenta La Granja es que la zona de la Plazuela de las Ocho Calles parece no someterse a la preponderancia de los ejes principales, como si tuviera una personalidad propia, y sí que tiene una coherencia espacial con el parterre.
Las zonas de las partidas reservadas son áreas de huertas utilitarias y de estufas de aclimatación de especies. «El Mar», que en algunos planos aparece como un rectángulo (lo usual), aquí se asemeja más a un elemento de jardín paisajista, porque solo se regula la parte que da hacia el palacio. La Granja era una residencia temporal que se construyó para el retiro de Felipe V; no tenía esa carga política y emblemática como podía tener Versalles.
La cuadrícula, los parterres en las zonas enarenadas y rodeadas de bosquecitos son característicos. En Francia, el palacio siempre está en la zona elevada, mientras que en este caso no es así: el palacio está en la zona más baja del terreno. En Versalles todo estaba claro, Apolo era el dios de la mitología que de alguna manera preponderaba sobre todos los temas, pero en La Granja no ocurre así.
Nos encontramos con una cascada que sube el nivel en cuanto se acaba la zona enarenada del parterre bordado de dos piezas que llevaba el palacio en su parte principal. Si traspasamos el Costurero de la Reina y nos metemos por detrás, nos encontramos que el terreno desciende y vuelve a ascender. Si seguimos ascendiendo, llegamos a «El Mar», la gran reserva hidráulica, que tiene un margen regular, pero el resto no se geometrizó, sino que parece más bien un estanque de un jardín paisajista, con la Casa de la Góndola. Hemos recorrido entonces el eje axial: cascada, Costurero de la Reina, fuentes y el eje axial que sube hasta «El Mar».
Este eje arranca con bosquecitos y tres pequeñas fuentes. Empieza a subir con toda una serie de fuentes de divinidades, limitadas en la zona izquierda por la ría (aguas encauzadas del pequeño río local), y subimos por la Cascada de Andrómeda hasta la Fuente de Perseo y Andrómeda. Este eje se denomina la «Carrera de Caballos» e influye en todos los estanques encadenados que conformaban los jardines de Caserta de Carlos III. Esta «Carrera de Caballos» está formada por:
Había un entramado de carpintería que cerraba esta perspectiva con pabellones de descanso. Esta perspectiva tenía mucha más fuerza en cuanto a la representación mitológica que la primera del eje axial, pero era más corta.
(Ya estamos fuera del segundo eje): Detrás del Patio de Carruajes encontramos la Fuente de la Selva, dedicada a Vertumno y Pomona, dos dioses de la mitología que se hacían cargo de los cultivos utilitarios. Es una fuente articulada en diferentes niveles; las divinidades bendicen y cuidan toda esa jardinería experimental y las huertas utilitarias. Al subir por el camino, llegamos al laberinto que se atribuye a E. Marchand; este diseño del laberinto viene del tratado de Dezallier d’Argenville.
Recorremos ahora la zona que ocupa el terreno donde hubo cambios, que no se somete a la preponderancia de las perspectivas principales, sino que tiene personalidad propia y una coherencia espacial con la zona del Parterre de la Fama. Desde la Plazuela de las Ocho Calles, como las fuentes están, digamos, realizadas de dos en dos, tiene también como un aire laberíntico. Entonces, vamos a ir viendo:
Todo esto nos muestra la importancia de esta zona; vemos así la renovación de las ideas de Le Nôtre y del tratado de Dezallier d’Argenville.
La Plazuela de las Ocho Calles está conformada por ocho sectores con diferentes deidades de la mitología (Saturno, Hércules, Cibeles, Marte, etc.). Las esculturas de Thierry están enmarcadas por unos arcos. En el centro hay un grupo escultórico que, según algunos estudiosos, sería Mercurio y Psique. Aparte de esta zona central de la que salen las ocho calles, nos encontramos con este aspecto laberíntico de que las Fuentes de las Tazas y Dragones están de dos en dos. Si subimos por el eje, llegamos a la Fuente del Canastillo, muy importante por los juegos hidráulicos. Finalmente, acabamos con la Fuente de Diana; esta fue acabada por Bousseau. Se elige la escena en la que la diosa va a proceder al baño y las ninfas ya están en el agua.
Coherentemente, espacialmente hablando, con la Plazuela de las Ocho Calles, se encuentra el Parterre de la Fama, completamente transformado en el siglo XIX, que llevaba dos parterres de compartimentos y dos a la inglesa.
La Granja es un Le Nôtre renovado, que sigue los términos de Dezallier d’Argenville, pero con novedades.
El Jardín del Parterre o Jardín Nuevo del Palacio es una parte de un jardín barroco, un sector solamente; el único ejemplo de proyecto general es La Granja. Este está rematado en una exedra, cerrado con una serie de temas hidráulicos. Es el proyecto que se atribuye a Étienne Marchand. El proyecto era dos piezas de parterre de bordado con dos fuentes circulares (no se tiene referencia de la iconografía de las fuentes), un tema hidráulico mixtilíneo, dos piezas de parterre a la inglesa y otra fuente circular, y el cerramiento; es un conjunto de parterres cerrado. Se transformó en el siglo XIX en un jardín paisajista bastante estereotipado. En la fuente central de contorno mixtilíneo, en el siglo XX se colocó una Cibeles que había en el Jardín del Príncipe. En la parte terminal, en esa fuente circular de gran tamaño, Isidro González Velázquez esculpió la Fuente de Hércules y Anteo, pero esto ya en el siglo XIX, que ya no tiene nada que ver con el primer proyecto. Es un jardín barroco que fue transformado. En época de Carlos III, el cerramiento se sustituyó por unas fosas.
Artistas importantes relacionados:
Sacchetti realizó dos proyectos para los jardines del Palacio Real: la Terraza Norte, sobre la que daban los apartamentos, y la baja abrupta que daba al Manzanares. En el primer proyecto, parece que idea un conjunto de parterres que pueden ser a la francesa en esa Terraza Norte, con remates influenciados por la jardinería francesa. Pero si nos fijamos en el entramado de la cuadrícula que desciende, recuerdan más a los compartimentos geométricos del Renacimiento que al parterre barroco. O sea, lo que hace es unos temas acuáticos, unos temas más afrancesados, y luego un jardín que podría resultar bastante monótono, con compartimentos geométricos y caminos en X.
Otro proyecto de Sacchetti alarga la Terraza Norte. Parece que hace concesiones a la jardinería francesa: coloca un tema acuático, triplica las dimensiones de esa terraza y luego hace un jardín de dimensiones bastantes remarcables, también con una serie de compartimentos geométricos que no parecen recordar los patrones franceses. Bajada también abrupta hacia el Manzanares.
Tras estos proyectos iniciales, se solicitaron dos propuestas a E. Boutelou (jardinero de La Granja). Lo que vemos son dos piezas de parterre de bordado, una reserva acuática, una gran reserva hidráulica, un gran estanque que se remata con bosquecitos a la francesa y luego la cuadrícula hacia el Manzanares. En el centro, una cascada que recuerda a La Granja y una serie de bosques con cámaras internas. Llama la atención que los cuadros dedicados a parterres están en las zonas más alejadas.