Portada » Griego » Civilización Egipcia: Impacto del Nilo, Estructura Social y Creencias Religiosas
El desarrollo de Egipto estuvo intrínsecamente vinculado al río Nilo. Este cauce determinó los asentamientos agrícolas tempranos y generó una cooperación social absolutamente necesaria para poder controlar las aguas durante las crecidas del río. Por esta razón, construyeron diques y canales, lo que aumentó la superficie cultivable y la producción agrícola.
Para poder realizar estas tareas, los egipcios desarrollaron importantes avances:
La escritura egipcia, sobre todo la jeroglífica, se desarrolló ampliamente. Asimismo, el Nilo se convirtió en la gran vía de comunicación del país, y en sus orillas surgieron grandes ciudades.
La organización del Estado y de la sociedad egipcia estaba dominada por un rey, el faraón, quien poseía un poder absoluto. Para gobernar un territorio tan extenso, el faraón necesitaba servidores fieles y eficaces.
El reino estaba dividido en provincias (nomos), controladas por gobernadores (nomarcas) que, a su vez, supervisaban a innumerables funcionarios (escribas). Estos administraban el territorio y hacían cumplir las órdenes del faraón. El otro gran pilar del poder del faraón era el ejército, del que era jefe supremo.
El faraón contaba con un grupo de sacerdotes y nobles poseedores de privilegios y de enormes extensiones de tierras:
Los escribas eran esenciales para la administración eficiente, ya que estaban en contacto con los pueblos. Se caracterizaban por saber leer, escribir y ser grandes calculistas, debiendo estudiar durante cinco años.
Entre los grupos no privilegiados destacaban:
La religión egipcia era politeísta. Los egipcios adoraban divinidades zoomorfas, habiendo divinizado a los animales que les eran más útiles: cocodrilo, ibis, chacal, etc.
Cada una de las ciudades o provincias tenía sus dioses locales, y algunos de ellos eran adorados en todo Egipto. Los más venerados eran:
Aparte del culto oficial, las gentes adoraban divinidades familiares y locales y eran muy supersticiosos, protegiéndose con amuletos de la influencia de los malos espíritus. Los dioses habitaban en los templos. Los sacerdotes se encargaban de su cuidado y solo el faraón y sus allegados tenían acceso a él. El pueblo solo podía disfrutar de su presencia en las procesiones y fiestas.
Para los egipcios, la preocupación religiosa se extendía a la vida después de la muerte. Creían firmemente que, después de morir, el alma del hombre viviría feliz solo si se daba un tratamiento especial al cadáver para preservarlo de la corrupción. De esta manera, perfeccionaron el proceso llamado embalsamamiento, por el cual convertían los cadáveres en momias que colocaban en sarcófagos. Tras la momificación, se celebraban los funerales y se transportaba el cuerpo en procesión hasta la tumba.
En los tiempos más antiguos, tan solo los faraones eran considerados inmortales. Las primeras tumbas fueron llamadas mastabas. De la superposición de mastabas nació la pirámide. Las más conocidas son las de Keops, Kefrén y Micerinos, en Gizeh. El miedo a los saqueos en las tumbas hizo que los faraones prefirieran ser enterrados en hipogeos, grandes cámaras funerarias bajo tierra.
Hacia el 3100 a.C., aparecen en Egipto los elementos básicos de la cultura de este pueblo: la urbanización, la escritura jeroglífica y sistemas políticos consolidados. Egipto fue unificado hacia esa fecha, según la leyenda, por el rey Menes.
Se formó bajo el mandato de los primeros faraones estables y poderosos. La capital estaba en la ciudad de Menfis. En esta época, la escultura y la arquitectura alcanzan su máximo apogeo con la construcción de las pirámides de Gizeh. El Imperio Antiguo desapareció hacia el 2160 a.C. a consecuencia del debilitamiento del poder del faraón y el dominio de los gobernadores territoriales sobre sus provincias.
El país fue reunificado por Mentuhotep II, quien fundó el Imperio Medio, situando la capital en Tebas. Los faraones volvieron a controlar Egipto y reforzaron el comercio exterior. En este periodo, los egipcios invaden Libia y Nubia. La invasión del norte de Egipto por los hicsos, que establecieron su capital en Menfis, debilitó el poder del faraón y el Imperio Medio entró en crisis.
Este es el periodo más importante de la historia egipcia. Faraones guerreros como Amosis I y Tutmosis III expulsaron a los hicsos y extendieron los dominios del imperio hasta el Oriente Medio. En esta época se construye el Valle de los Reyes.
En el 525 a.C., Cambises II, rey de Persia, invadió Egipto, poniendo fin a la época imperial. Después, un general griego, Alejandro Magno, dominó el territorio y se proclamó a sí mismo faraón. Tras su muerte, se estableció la dinastía de los Ptolomeos hasta la dominación romana.
