Portada » Filosofía » Fundamentos de la Persona y Principios de la Doctrina Social Cristiana
La persona es el centro de toda ética y de toda organización social; toda norma existe para protegerla. Se realiza siempre en relación con otros, no en aislamiento. Vive una tensión entre individualismo y colectivismo (la insociable sociabilidad).
Está definida por una antropología integral, siendo:
Es portadora de derechos y deberes. Su libertad puede humanizar o deshumanizar. Incluye la dimensión de fraternidad: el otro es un hermano y no un rival.
Los principios fundamentales que rigen la vida social son:
Fundamento de toda vida social; valor absoluto que nunca puede ser usado como medio.
Conjunto de condiciones que permiten el desarrollo integral de todos; es indivisible y obliga tanto al Estado como a los ciudadanos.
Compromiso firme por el bien de todos; es virtud moral y principio social que transforma estructuras.
Las instancias superiores deben ayudar, no sustituir, a las inferiores; protege la iniciativa social.
Derecho y deber de intervenir activamente en la vida política, social y económica.
Los bienes están destinados a todos; la propiedad privada se justifica solo si sirve al bien común.
Independencia y colaboración entre Estado e Iglesia para promover la dignidad humana.
Los valores inmutables que sostienen la DSC son:
La DSC distingue jerárquicamente las leyes:
Proviene de Dios y orienta al fin último del ser humano.
Inscrita en la razón humana, constituye la base objetiva de los derechos fundamentales.
Normas civiles derivadas de la ley natural; solo son legítimas si respetan la dignidad y el bien común.
El PSC sostiene que una ley injusta no obliga moralmente y se debe obedecer antes a la dignidad humana que a cualquier ordenamiento positivo.
Hannah Arendt explica que el peligro moderno es que el ser humano se vuelva superfluo, lo cual es raíz del totalitarismo. Este surge de la soledad y la pérdida de identidad.
Solo la acción permite la verdadera libertad, pluralidad y vida pública. Coincide con la DSC en:
Implica un giro humanista donde el hombre pasa al centro; se dan avances científicos, crisis del feudalismo y una nueva visión de la dignidad humana.
Iniciada por la crítica de Lutero a abusos eclesiales; promovió la libre interpretación de la Biblia, lo que resultó en fragmentación religiosa y fortalecimiento del poder político secular.
Respuesta católica que reafirmó doctrina y autoridad mediante el Concilio de Trento.
Exaltación de la razón, la ciencia, la libertad y el progreso; crítica al absolutismo. Surgimiento de ideas clave como la división de poderes (Montesquieu), el contrato social (Rousseau) y la tríada libertad-propiedad-mercado (Locke, Hume, Smith).
La economía debe servir al ser humano y favorecer su desarrollo integral. Toda actividad económica implica responsabilidad moral. Se exige unir eficiencia económica y solidaridad.
Se rechaza un crecimiento que excluye, empobrece o vulnera derechos. Todos tienen derecho y deber de participar en la vida económica.
Se valora el mercado competitivo como herramienta útil solo si está orientado al bien común y regulado éticamente. El Estado debe intervenir mediante los principios de subsidiaridad y solidaridad, garantizando un marco jurídico justo y la protección de los más vulnerables.
El ser humano es social y político por naturaleza; la política existe para el bien común. La persona es fundamento, centro y fin de la vida política. El pueblo es el titular de la soberanía.
La democracia es el sistema más adecuado porque protege la dignidad, permite participación y limita el poder mediante división de poderes y Estado de derecho. Se rechazan el totalitarismo y cualquier forma de poder que viole derechos humanos.
La sociedad civil es esencial para la construcción del bien común. La autoridad debe ser moral y orientada únicamente al servicio de la persona y la comunidad.
