Portada » Filosofía » Fundamentos y Manifestaciones del Poder Político y Social
Existen distintas concepciones del poder:
Foucault entiende al poder “como una situación estratégica compleja de una sociedad dada” y la metáfora que utiliza para definirlo es la de red.
Hannah Arendt, politóloga contemporánea, sostiene que la característica de la política es la libertad y que el límite del poder es la violencia. Además, afirma que la pluralidad es una condición indispensable para la política.
El poder en sí representa varias manifestaciones, de las cuales una es el poder público. Las sociedades recurren a este poder para organizarse políticamente y así reconocer una autoridad que les permita mantener una coherencia interna.
La legitimación del poder se establece en distintos momentos: uno con respecto al origen del poder, que busca la aceptación de una autoridad (un nuevo régimen político), y otra respecto al ejercicio del poder, que persigue la aceptación para que la autoridad permanezca en el poder.
Para la legitimación del poder, existen tres teorías principales:
El poder de Dios: En la época medieval, Dios estaba por sobre todo. Esta idea se refuerza con la teoría del origen divino de los reyes, donde el monarca justifica su poder a través de Dios. Los pensadores asociados a esta teoría son San Agustín y Tomás de Aquino.
El poder de la fuerza: Asociada a la idea de un poder absoluto e ilimitado frente a cualquier otro poder semejante.
El poder del consenso: Sería la escuela contractualista que introduce el contrato social, el cual busca plasmar la adhesión libre y voluntaria de los integrantes de la sociedad a la autoridad política.
Cuando se establece una relación en la que alguien manda y el otro está dispuesto a obedecer, se habla de dominación. Para estar dispuesto a obedecer, se debe creer que el poder del que domina es válido, y la condición que le da validez al poder se llama legitimidad. (La legitimación del poder es la aceptación de quien está siendo sometido).
En los sistemas democráticos, la legalidad dada por las leyes le otorga legitimidad al poder político.
La legitimidad se refiere a la aceptación de la sociedad sobre quien ejerce el poder, mientras que la legalidad se refiere a la aceptación de las normas.
El poder también se construye con signos y símbolos, por ejemplo, el signo de un auto lujoso, las marcas de ropa, etc.
En el sentido social, el poder es la relación entre dos o más sujetos y la influencia de unos sobre otros. No es una característica de una persona o algo que se posee, sino que surge de un vínculo entre personas o grupos.
El poder de unos sobre otros no es necesariamente negativo y a veces es necesario para el funcionamiento de un grupo social.
En cada una de las esferas o grupos de la sociedad hay relaciones de poder:
Estas relaciones de poder son positivas para el cuidado de las personas, pero no siempre son correctas.
Existen diferentes formas de ejercer el poder:
Una de las relaciones que une a toda la sociedad es el Poder Político, que es la posibilidad que tiene una persona o grupo de personas para mandar y ser obedecido por un conjunto masivo de población, en temas de interés general. En este tipo de poder se incluye el ejercicio de las autoridades de gobierno (país, provincia, localidad) y también los partidos políticos, las organizaciones internacionales, los grupos de interés como sindicatos y los medios masivos sobre la población.
El Estado es la entidad que concentra el poder político y tiene la facultad de imponerse aplicando coerción de manera legítima. Goza de este poder porque las sociedades se lo otorgan para organizar y regular las relaciones de la población y garantizar el orden social. Para ello, el Estado utiliza la ley y puede recurrir a la coerción. El Estado puede persuadir a los ciudadanos, pero también puede obligar y castigar a quienes no cumplen con la ley. Cuenta con medios de coerción legítimos, reconocidos por la población, como los jueces, inspectores, policías, etc., porque tiene el monopolio de la fuerza legítima.
El Estado puede ejercer la violencia para proteger el interés general, pero en un Estado democrático estas acciones deben estar respaldadas por la ley y la justicia.
El poder es una relación, y la persona sobre la que se ejerce el poder debe aceptarlo por alguna razón. Esa razón se considera basada en la legitimidad. La legitimidad de un gobierno que dirige un Estado deriva del consentimiento que los gobernados le otorgan, en un principio por el voto en las elecciones y luego apoyando al gobierno. Cuando los gobernados dejan de creer en el gobierno, este pierde legitimidad y puede dejar de ser obedecido, generando crisis sociopolíticas.
Aunque en una sociedad democrática la ley se ejerce en igualdad, las personas de menor capacidad económica o cultural tienen dificultades para influir en el poder económico y político. No todos tienen las mismas posibilidades para desarrollarse. El Estado puede influir en esto tomando medidas, por ejemplo, sacando recursos a los sectores más favorecidos para equilibrar la situación.
En cualquier sociedad hay diferentes grupos y no todos tienen el mismo poder ni los mismos intereses, por lo que se originan conflictos:
En las diferentes épocas se elaboraron respuestas sobre por qué se acepta una entidad que concentre el poder político.
Antigüedad y Edad Media: Predominaba la idea de que el poder provenía de Dios. Los pensadores eran San Agustín y Tomás de Aquino.
Inicio de la Edad Moderna (Siglo XV): Se buscaron explicaciones más racionales. Nicolás Maquiavelo analizó las relaciones de poder y política separadas de la religión y la fe. Sostenía que para mantener el orden, el Estado debía tener más poder que los otros grupos sociales y llamó a esto razón de Estado.
Siglos XVII y XVIII (Contractualismo): Algunos pensadores justificaban al Estado como un contrato que hacen los hombres para organizarse y cederle el poder a esta entidad. Filósofos contractualistas como Thomas Hobbes, John Locke y Jean-Jacques Rousseau tenían la idea de que un poder general era necesario para la defensa del bien común.
Siglo XIX (Marxismo): Karl Marx sostuvo que el poder del Estado derivaba del poder económico. El marxismo afirmó que el Estado era producto del propio capitalismo y que su función era proteger la propiedad de la burguesía.
Siglo XX (Hegemonía): Antonio Gramsci instaló el concepto de hegemonía, que es la dominación ideológica de una clase sobre otra, y que la clase dominada acepte sin violencia el poder de la otra porque cree que es en su propio beneficio.
Maquiavelo, pensador italiano, dice que el poder del Estado tiene como objetivo garantizar el orden social y para ello tiene que ser más fuerte que los otros grupos o personas que integran la sociedad.
Para Maquiavelo, el fin justifica los medios. No importan los medios que se utilicen, como pueden ser los castigos o la coerción legítima o ilegítima; lo importante es mantenerse en el poder, no el orden social.
Esta frase se relaciona con el concepto de razón de Estado porque para mantener el orden se necesita poder sobre los grupos sociales.
Hobbes piensa que el hombre es malo por naturaleza y su egoísmo y violencia lo llevan a un estado de guerra permanente, de todos contra todos, que solo se supera si cada uno cede el poder a un Estado absoluto que se imponga sobre las personas y garantice el orden. Para Hobbes, existe un estado de naturaleza que es superado por un contrato, que da origen al Estado y la vida en sociedad.
Para superar la guerra se necesitan límites y un marco social organizado.
Las sociedades del siglo XXI están atravesadas y son interpretadas por múltiples medios de comunicación.
Gracias a los medios de comunicación, accedemos a los hechos importantes que tienen lugar en el país o en el mundo.
Los medios de comunicación muestran un fragmento de la realidad social, dado que por una cuestión de tiempo y espacio no pueden mostrar todo. Es decir, los mensajes nos llegan con un recorte de la realidad, y en ese recorte cabe analizar los medios y debatir sobre el poder que ejercen en la sociedad y sus repercusiones en la política.
Los medios son formadores de la opinión pública; son actores sociales que, a través de la divulgación de sus contenidos, pueden moldear los pensamientos del público.
Los medios ofrecen puntos de vista que no son totalmente objetivos, ya que dependen de la subjetividad e intereses de quien elabore el mensaje.
Los medios pueden ejercer controles sobre los poderes del Estado, al poner su atención en la transparencia de las acciones del Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Pero también se concentran en forma selectiva, favoreciendo a determinados partidos políticos y a otros no, sacando a la luz ciertos temas y ocultando otros, manipulando la opinión pública.
En época de elecciones son importantes por su llegada masiva al electorado.
Los medios son herramientas útiles para luchar contra los prejuicios sociales, pero también para reproducirlos sin ninguna ética. Estereotipos, modelos a seguir, publicidades encubiertas, estándares de belleza y consumo se reproducen sin advertencia para el público.
Nos muestran un corte de calle como una reivindicación de los derechos o como un atropello a la circulación de tránsito.
El concepto de Agenda Setting muestra la capacidad que tienen los medios para instalar temas de los que se habla y se discute socialmente, así como el orden, la importancia y el tiempo que estarán reflejados.
La ley regula el funcionamiento de los medios radiales y televisivos, declarándolos de interés público y esenciales para el desarrollo sociocultural de la población, por lo que se promueve investigar y difundir informaciones e ideas sin ninguna censura.
La ley dispone que la televisión abierta debe emitir el 60% de producción nacional e informativos locales, evitando la concentración de noticias desde Buenos Aires.
La ley limita la concentración de señales de radio y televisión para evitar monopolios que controlen el acceso a la información.
