Portada » Química » Principios y Aplicaciones de la Cromatografía y Electroforesis Capilar
La cromatografía engloba un conjunto de métodos analíticos utilizados para la separación de los componentes de una muestra, mediante su diferente distribución entre una fase fija y otra fase móvil.
La fase móvil o eluyente es un disolvente que engloba los componentes de la muestra (analitos) que se pretenden separar y los arrastra a lo largo de la fase fija. La fase fija o estacionaria es un producto que ejerce una retención en grado distinto sobre cada uno de los componentes de la muestra.
En la cromatografía, los diferentes componentes de la muestra son vehiculizados y arrastrados por el eluyente a lo largo de la fase estacionaria, que, al interactuar con cada uno de ellos, retiene más a unos que a otros. Por lo tanto, cada uno de los componentes progresa a lo largo de la fase estacionaria con una velocidad distinta, produciéndose una separación de los mismos.
Se conoce como poder de resolución de la técnica cromatográfica a la capacidad que tiene esta para separar los diversos componentes de la muestra sometida a estudio.
Podemos decir entonces que la cromatografía es un método de separación; sin embargo, mediante la incorporación de detectores e integradores a los aparatos que sirven para hacer algunos tipos de cromatografías (cromatógrafos), se puede mejorar la identificación de las sustancias separadas e, incluso, es posible su cuantificación.
Se basa en la interacción entre los analitos y un adsorbente, que es usado como fase fija. El adsorbente es un sólido poroso que posee grupos activos capaces de atraer y retener a los analitos en su superficie, mediante fuerzas electrostáticas, puentes de hidrógeno, etc. El adsorbente más frecuentemente utilizado es el gel de sílice (sílica-gel).
La cromatografía de adsorción puede ser líquido-sólido o gas-sólido. Puede realizarse en columna o en capa fina.
Se basa en la separación de los analitos a consecuencia de su diferente distribución entre dos fases inmiscibles. La fase fija consiste en un líquido que se extiende uniformemente sobre la superficie de un soporte sólido constituido por partículas inertes.
La cromatografía de partición suele ser de tipo líquido-líquido, pero también puede ser de tipo gas-líquido. Puede realizarse en capa fina o en columna.
Este tipo de cromatografía se basa en la afinidad de iones en disolución por iones de carga eléctrica contraria (contraiones), que están presentes en la fase estacionaria. La principal fuerza de interacción es la electrostática.
La fase estacionaria consiste en unos grupos iónicos covalentemente unidos a un soporte sólido poroso, generalmente una resina. El eluyente suele ser una solución acuosa tamponada. Se produce una competición entre el analito y los iones de la fase móvil por su unión a los sitios iónicos de la fase fija.
Las cromatografías de intercambio iónico son sólido-líquidas y normalmente se realizan en columna.
La cromatografía de exclusión molecular, de filtración por gel o de penetrabilidad, se basa en la difusión selectiva de las moléculas de los analitos a través de los poros de la fase fija, debido al diferente tamaño molecular de cada una de ellas.
La fase estacionaria siempre es químicamente inerte. Si el eluyente es acuoso, la fase fija es un gel hidrófilo; si es orgánico, es un gel hidrófobo. El grado de retención depende del tamaño relativo de las moléculas respecto al tamaño de los poros de la fase fija.
Las moléculas grandes no penetran por los poros y salen primero. Las moléculas pequeñas penetran profundamente y son retenidas, eluyendo al final de la prueba.
Las cromatografías de exclusión molecular son líquido-sólido y normalmente se realizan en columna.
Se utiliza para separar sustancias utilizando interacciones biológicas muy específicas, como las de enzima-sustrato, antígeno-anticuerpo y hormona-receptor. La técnica requiere que el compuesto que se quiera separar se una reversiblemente a un ligando específico que se ancla a una matriz insoluble.
Para eluir la sustancia se cambia el pH, o se añade otro ligando por el que la fase estacionaria tenga mayor afinidad.
Las cromatografías de afinidad son líquido-sólido y se realizan en columna.
La cromatografía en capa fina se desarrolla sobre un soporte plano. Los mecanismos de separación más comunes son la adsorción (fase estacionaria sólida) y la partición (fase estacionaria líquida). Los adsorbentes más utilizados son la alúmina y el sílica-gel, y como soporte sólido, suelen emplearse láminas de aluminio, de vidrio o de plástico.
Si la muestra es un líquido complejo (por ejemplo, orina o suero) debe realizarse una extracción previa. El extracto se aplica sobre la capa fina. El eluyente asciende por capilaridad a lo largo de la capa fina y arrastra simultáneamente los analitos con diferente intensidad.
Los analitos separados se aprecian como manchas redondeadas (spots). Si no son coloreados, pueden observarse mediante un visor de fluorescencia o mediante la aplicación de reveladores (productos químicos capaces de producir un color, como el iodo).
La cromatografía en capa fina se emplea para separar e identificar multitud de analitos como drogas y aminoácidos (aa.).
En este tipo de cromatografía, la fase fija se sitúa en el interior de un tubo de vidrio o de plástico. Puede ser una microcolumna. Los mecanismos más frecuentes son el intercambio iónico, la exclusión molecular y la afinidad.
La fase móvil es un líquido que es capaz de disolver la muestra, pero que no reacciona con los analitos. El procedimiento permite liberar los analitos que se fijan con menos fuerza y forzar la salida de los más retenidos mediante el vertido de otro eluyente con mayor capacidad de desplazamiento.
Si se agregan, sucesivamente, varios eluyentes con capacidad de desplazamiento progresivamente mayor, se puede obtener una serie de fracciones líquidas que contienen los analitos adecuadamente separados. Se puede acoplar un colector automático de fracciones. La cuantificación se determina por espectrofotometría VV-UV.
En el laboratorio de análisis clínicos, esta técnica se emplea para obtener y cuantificar la hemoglobina glicosilada y la hemoglobina A2, y como técnica de separación en la purificación de ácidos nucleicos.
En este tipo de técnicas, el eluyente, junto con los analitos, entra a presión a través de la columna, disminuyendo el tiempo de análisis. A la salida de la columna existe un detector que detecta cada componente eluído.
La respuesta gráfica adopta la forma de un pico más o menos Gaussiano y se denomina CROMATOGRAMA. La separación es tanto más eficaz cuanto más resueltos aparezcan los picos. Se ha de distinguir el inicio, el fin y el máximo.
La HPLC es un tipo especial de cromatografía en columna en la que la fase móvil es impulsada a lo largo de la columna a una presión muy alta. Permite la separación, además de su identificación y cuantificación.
Para evitar que las impurezas disminuyan la eficacia, se utilizan métodos de clean-up de la muestra: la filtración, la centrifugación, la precipitación, la extracción con disolventes o la purificación con cromatografías preparatorias.
La HPLC se emplea en múltiples procesos analíticos clínicos (aminoácidos, hemoglobina glicosilada, catecolaminas) y en estudios toxicológicos.
La cromatografía de gases es útil para la separación de analitos gaseosos o compuestos volátiles que no pierdan sus características físico-químicas al entrar en estado gaseoso.
Es una técnica analítica que sirve para separar las moléculas en relación con su carga eléctrica neta (la suma de las cargas positivas y negativas de sus grupos ionizables). En el curso pasado se pudo estudiar la electroforesis de zona.
Existe una fuerza que se opone a la movilidad electroforética: el flujo electrosmótico o electroendósmosis. Es una corriente de cationes hidratados hacia el cátodo, contraria al flujo de migración de los componentes de la muestra que se dirigen al ánodo (aniones).
Se produce por la adhesión de los cationes del tampón a radicales OH⁻ y COO⁻ que se encuentran en la superficie del soporte. Esta “contracorriente” arrastra a todas las moléculas presentes, independientemente de su carga.
El flujo electrosmótico es la clave de la Electroforesis Capilar. En lugar de una lámina o un gel, se utiliza un capilar hueco de sílica gel, que tiende a estar cargado negativamente. Presenta la ventaja de que se pueden utilizar altos voltajes, permitiendo separaciones rápidas ya que el calor generado se disipa fácilmente.
En esta técnica, las muestras se sitúan en el cátodo, y es el efecto electrosmótico el que las desplaza al ánodo, retrasando a los componentes de la muestra con carga negativa y favoreciendo a los de carga positiva. De esta manera se produce la separación.
Es de fácil automatización y pueden utilizarse detectores de todo tipo (fluorimétricos, espectrofotométricos, etc.) que realizan la medida directamente a través de la pared del capilar.