Portada » Ciencias sociales » Fundamentos del Lenguaje y la Lógica: De la Comunicación Natural al Razonamiento Formal
El lenguaje es un fenómeno social basado en la capacidad de nuestra especie para comunicarnos mediante símbolos. Los símbolos son un tipo de signos. Un signo es todo aquello que evoca otra cosa en algún respecto para alguien. Para que algo sea un signo, debe cumplir los siguientes requisitos:
Los signos se pueden clasificar, según su relación con el significado, en tres tipos:
Para la lógica, es muy importante la distinción entre lenguajes naturales y lenguajes artificiales.
Los lenguajes naturales son productos de la evolución inconsciente de las poblaciones y están vinculados a grupos étnicos o comunidades específicas. Es el lenguaje que utiliza una comunidad lingüística y se adquiere mediante aprendizaje sociocultural. Se les considera naturales porque su aprendizaje es espontáneo en los primeros años de nuestra vida.
Los lenguajes naturales constan de un número finito de símbolos y un número determinado de reglas para la formación de oraciones. La lingüística nos enseña que las posibilidades de uso de nuestra lengua son prácticamente ilimitadas. El dominio de una lengua consiste en mezclarla constantemente para producir nuevas oraciones en diferentes contextos. Nos servimos del lenguaje para los más diversos propósitos, entre ellos para anunciar hechos o descubrirnos también a nosotros mismos.
Los lenguajes artificiales son productos de diseños conscientes, acuerdos o convenciones más o menos arbitrarios establecidos por comunidades de especialistas. Requieren un aprendizaje deliberado y planificado.
La distinción entre lenguaje natural y artificial parece muy sencilla, pero fijándonos bien, comprobamos que los lenguajes naturales también han sido construidos a lo largo de la relación del hombre con su medio. Su riqueza, su ambigüedad, sus matices son el reflejo de esta relación. También los lenguajes artificiales son producto de esa relación con el medio y resultado de la necesidad de controlar científicamente. Son lenguajes de precisión construidos por los científicos para darles rigor a sus ciencias respectivas.
Se da una curiosa paradoja: mientras que los lenguajes naturales, basados en una característica universal de nuestra especie, tienden a fragmentarse y diversificarse, los lenguajes artificiales se convierten en lenguajes universales, como por ejemplo las matemáticas. El lenguaje natural, si bien abre un enorme campo de posibilidades expresivas y comunicativas, también está lleno de ambigüedades e imprecisiones que lo hacen poco riguroso.
No hay correspondencia biunívoca entre las palabras y su significado. Esto lleva a la polisemia y hace necesario el contexto para entender lo que se quiere decir. Los términos de nuestro lenguaje pueden ser:
Las reglas de la sintaxis también pueden producir imprecisiones porque nos permiten construir oraciones sin sentido, enunciados confusos o combinaciones redundantes. También es propio de los lenguajes naturales caer en paradojas insolubles. Un ejemplo es la paradoja del ahorcado. La paradoja se produce porque el lenguaje natural es el único capaz de referirse a sí mismo, de manera que podemos distinguir lenguaje objeto y metalenguaje. Al lenguaje que empleamos para hablar acerca del lenguaje lo llamamos metalenguaje de ese lenguaje, que es un lenguaje objeto con respecto al anterior.
En conclusión, el lenguaje natural resulta poco apropiado para las construcciones teóricas de las ciencias o para la expresión de razonamientos complejos que exigen exactitud. Por eso son necesarios los lenguajes artificiales. Un lenguaje artificial es un lenguaje bien definido que se construye para superar las deficiencias del lenguaje natural, siguiendo dos pasos clave:
La razón es un proceso mental, como imaginar o recordar, por el cual entendemos conclusiones a partir de ciertos datos que tenemos. Tanto las conclusiones como los datos se expresan en enunciados, de manera que razonar es extraer o inferir ciertos enunciados (conclusiones) de otros enunciados (premisas). Así, el razonamiento es el proceso en el que se da el paso de uno o de más enunciados a otro posterior que se deriva necesariamente de ellas. Razonar es una característica propia y espontánea del pensamiento, pero no siempre razonamos correctamente porque no llegamos a la conclusión que se deriva de las premisas; es decir, no siempre realizamos una inferencia correcta.
La psicología estudia el conocimiento como acto de razonar, como una actividad del sujeto. A la lógica, en cambio, le interesa como resultado o producto del razonar; por eso, estudia la estructura del razonamiento formalmente válido. Lo que constituye un razonamiento es la relación entre premisas y conclusiones. Según esa relación, los razonamientos son válidos o inválidos, pero nunca correctos o incorrectos. Un razonamiento es válido cuando, si sus premisas son verdaderas, necesariamente su conclusión también lo es. La validez o corrección de un razonamiento es independiente de la verdad o falsedad de sus premisas y su conclusión. Lo decisivo es comprender que es imposible que un razonamiento válido tenga premisas verdaderas y su conclusión sea falsa.
X → Y Y → Z ----- X → Z