Portada » Español » Alfabetización Mediática y Desarrollo de Habilidades Lectoescritoras en la Era Digital
Como han señalado García-Ruiz, Ramírez-García y Rodríguez-Rosell (2014: 22), hoy:
«Nos encontramos en una situación privilegiada en cuanto a las oportunidades que nos brinda la tecnología y las posibilidades educativas que de ellas se desprende, para acometer la apremiante tarea de introducir la educación mediática en el currículo escolar.»
La competencia mediática se define como la consecución de una actitud crítica ante los medios de comunicación desde una perspectiva participativa y responsable.
En este sentido, es crucial entender que:
«Educativamente es un error seguir identificando de manera unívoca conocimiento, cultura y pensamiento puramente conceptual, alejado o incluso independiente tanto del mundo de la imagen como del nuevo entorno audiovisual, comunicativo e interactivo que ha irrumpido entre nuestros niños y jóvenes: redes sociales, videojuegos, blogs, WhatsApp. Estos medios interactivos posibilitados por las nuevas tecnologías suman nuevas formas de comunicación audiovisual a las ya tradicionales (cine, televisión, radio y prensa), las cuales tienen un gran potencial educativo que justifica su incorporación en centros de enseñanza.»
Mediante la competencia mediática se potencia la actitud crítica ante los medios de comunicación desde una perspectiva participativa y responsable. Sus objetivos principales son:
Tanto la lectura como la escritura han sido tratadas, en casi todos los niveles educativos, de un modo mecánico: la lectura como decodificación del lenguaje de signos y la escritura como transcripción literal de los mensajes orales.
La definición tradicional de leer es “decodificar” un texto. Sin embargo, leer es la capacidad humana para ordenar los signos sensoriales —que nos llegan a través de los sentidos— implicando en ello nuestra emotividad. En el siglo XXI, un buen lector no es necesariamente la persona que devora más libros, sino aquel que se muestre más receptivo a los mensajes, que podrán llegarle en cualquier tipo de soporte.
La «alfabetización» o «conquista del código escrito» es, por otro lado, «acceder a un dominio de conocimiento», y desde luego no es un proceso lineal ni uniforme.
Hay aspectos clave a tener en cuenta en la definición del proceso lector:
Existen dos tipos de información para la lectura (entendida como «pensamiento estimulado por el texto»):
Leer es, por supuesto, recibir ideas, conocimientos e información. Pero también es «participar»: la lectura acciona el conocimiento que uno ya tiene, y el lector ayuda a construir el significado. Asimismo, la información tiene sentido si el lector tiene conocimientos previos (de ahí el distinto interés por unas lecturas u otras, por ejemplo).
La lectura es, en definitiva, un proceso transaccional (lector y lectura forman parte de una «situación total»). El significado ocurre durante la transacción entre el lector y el texto.
Dos posibles posturas ante el proceso lector son:
La escritura es un poderoso instrumento del pensamiento. Como se ha dicho:
«Mediante el acto de escribir, los escritores aprenden sobre sí mismos y sobre el mundo y comunican a los otros sus percepciones. Escribir confiere el poder de crecer como persona e influir en el mundo.»
Además, es importante considerar que:
«La lengua oral y la escrita son dos sistemas lingüísticos arbitrarios, creativos, productivos y transmitidos culturalmente, pero distintos en su modo de adquisición dadas las características que los diferencian. Mientras que el lenguaje oral es una actividad lingüística primaria, se requiere la conciencia lingüística de ciertos aspectos de esta para el desarrollo de la expresión escrita de las lenguas, lo que exige una enseñanza sistemática.»
La definición tradicional de escribir tiene que ver con la producción de un texto: escribir es producir un texto. Pero, para acercarnos a la definición de “escribir”, hay que tener en cuenta la importancia de la relación del proceso de escritura con la imagen, su relación con la oralidad y el hecho de que «los niños poseen conceptualizaciones sobre la naturaleza de la escritura mucho antes de la intervención de una enseñanza sistemática».
En todo caso, tenemos al menos una doble acepción de “escritura”.