Portada » Griego » Oratoria Griega Antigua: Modelos y Estructuras de los Grandes Oradores
El canon de oradores se estableció en la época helenística, impulsado por la creación de las bibliotecas. Esta lista canónica incluía tanto obras originales como espurias. Paralelamente, existía una segunda lista que recopilaba a los oradores considerados modelos de elocuencia, lo cual ha sido fundamental para la preservación de autores y sus obras.
Los tres oradores considerados paradigmáticos son Lisias, Isócrates y Demóstenes, de quienes conservamos un considerable número de obras. A este grupo podríamos añadir a Esquines, aunque su figura quedó eclipsada por la de Demóstenes. Otros oradores de menor relevancia, pero igualmente importantes, incluyen a Antifonte, Andócides, Iseo, Licurgo e Hipérides. Además, de muchos de ellos se conservan fragmentos y citas significativas.
La oratoria es un género literario concebido como una manifestación escrita destinada a la transmisión oral. Si bien se compone por escrito, su propósito final es la declamación. Una de las razones para esta composición escrita radica en la ausencia de una clara diferenciación entre autoría y transmisión, una característica compartida con el género dramático, con el cual la oratoria guarda estrecha relación en cuanto a cronología, desarrollo y métodos de transmisión.
Los oradores profesionales, conocidos como logógrafos, vivían de escribir discursos para terceros. Aunque muchos también participaban en la vida política, su principal labor era la composición de textos para sus clientes. Esta práctica obligaba al autor a escribir en primera persona, adoptando la voz de quien pronunciaría el discurso.
Las composiciones oratorias se regían por cánones formales, más o menos estrictos, que se pueden clasificar en dos tipos:
Antifonte es considerado el orador más antiguo. Aunque nunca pronunció un discurso en público, perteneció a una familia aristocrática ateniense y formó parte del gobierno de los Cuatrocientos, lo que le valió una condena a muerte. Se sabe que pronunció un discurso en su propia defensa.
Se conservan quince de sus obras completas (tres tetralogías y tres discursos), y se le atribuye también un discurso de epitafio. En la antigüedad, se le atribuían alrededor de sesenta obras, aunque ya en la época helenística se consideraba que un número considerable (cerca de treinta) eran falsas. Su estilo se caracteriza por ser claro y simple, aunque con una notable elaboración. Incorporaba cláusulas rítmicas, estableciendo una secuencia larga-breve en ritmo yámbico al final de los párrafos.
Sus discursos ya seguían el esquema clásico: proemio, narratio, argumentación y lectura de leyes con su comentario, y peroratio o alegato final. La presencia de este esquema en Antifonte demuestra que las convenciones del género oratorio ya estaban establecidas en su época. En sus escritos abundan las contraposiciones simples, como la correlación me/n…de/ y te…te.
Existe también la figura de un Antifonte sofista, y se debate si el orador y el sofista fueron la misma persona.
Lisias provenía de una familia rica de metecos (su casa es el escenario del Banquete de Platón). Participó activamente en la política ateniense y en la ciudad de Turios, donde entró en contacto con los iniciadores de la sofística. Fue expulsado de Turios y regresó a Atenas en el 413, durante la tiranía de los Cuatrocientos, quienes desconfiaban de los extranjeros. Durante el gobierno de los Treinta Tiranos, fue perseguido y tuvo que huir nuevamente de Atenas. Con Trasibulo regresó y se le concedió la ciudadanía.
Se dedicó a la logografía durante la mitad de su vida. Se le atribuían más de cuatrocientos discursos, aunque la mitad ya se consideraban falsos en la época helenística. Conservamos numerosos discursos judiciales y algunos de otros tipos. No escribió discursos políticos propiamente dichos, aunque algunos judiciales se acercan a este género. Su estilo es sencillo, sin grandes complicaciones estilísticas o formales. Destaca como un verdadero narrador al describir situaciones y personajes. Su ideología demócrata se refleja en su convicción sobre la bondad de la población y sus derechos.
Por la simplicidad y claridad de su lenguaje, Lisias fue considerado un modelo a seguir. Dionisio de Halicarnaso y Quintiliano lo citan como su modelo preferido y el orador perfecto, comparándolo con Demóstenes, quien es descrito como más vehemente y complejo.
En la Historia de la Guerra del Peloponeso de Tucídides encontramos varios discursos de carácter político. Si bien no fueron compuestos para ser pronunciados, reflejan el estilo de Tucídides aplicado a la oratoria. Su estilo es más complejo, pero demuestra que la oratoria era accesible para cualquier persona culta. Tucídides, al intentar imitar discursos reales, conocía bien las normas de la retórica.
Uno de los discursos más célebres de su obra es el Epitafio de Pericles, considerado la cumbre de los discursos epidícticos atenienses. Este discurso, al igual que los de Antifonte, utiliza una estructura doble. Otros discursos de Tucídides abordan temas políticos, donde los representantes de las distintas facciones intentan persuadir a otros. Estos discursos emplean argumentos opuestos, una técnica que parte de la premisa sofística de que para cada idea existen dos puntos de vista diferentes.