Portada » Magisterio » Programas de Educación Sexual para Adolescentes: Diseño, Contenido e Impacto en la Prevención
Una revisión realizada por Kirby, Laris y Rolleri (2005) de 83 evaluaciones de programas de educación sexual y VIH, llevadas a cabo en países desarrollados y en vías de desarrollo, identificó 17 características comunes eficaces en la reducción de las conductas sexuales de riesgo. Estas características se agrupan en tres dimensiones principales:
Esta fase abarca cinco de las diecisiete características clave de un programa efectivo:
Compuesto por personas de diversa formación, incluyendo especialistas en desarrollo adolescente, competencia cultural, desarrollo curricular, investigación de conductas de riesgo, salud y evaluación. El desarrollo del currículo se vio reforzado por la inclusión de los educadores de salud como miembros activos del equipo.
El currículo se fundamenta en la teoría sociocognitiva (Bandura, 1986) y la teoría de la inoculación (McGuire, 1964, 1972).
Propone que la conducta es consecuencia de la interacción de variables personales, ambientales y conductuales:
También conocida como procesos de influencia social, ocurre siempre que una persona cambia su comportamiento como resultado de la inducción por parte de otra persona o grupo (el agente de influencia). Los mecanismos de influencia social incluyen normas sociales, redes sociales y el modelado. Esta teoría enfatiza las expectativas conductuales y las normas sociales presentes en un determinado ambiente, y prepara al sujeto para anticipar y resistir la presión que lo impulsa a implicarse en conductas de riesgo.
Uno de los primeros pasos incluyó la revisión de datos sobre la conducta sexual de los adolescentes y el estudio de datos procedentes de la región donde se implementaría el proyecto. Se realizaron entrevistas con grupos focales, segmentados por sexo y por grados, a fin de lograr una mejor comprensión de:
Durante los tres años que duró el programa, los escolares del estudio tenían entre 10 y 13 años. A pesar del amplio apoyo que ha encontrado la educación sexual en las escuelas, algunos padres y escolares se sienten incómodos cuando se tratan estos temas. Los escolares de sexto grado tenían dificultades para pronunciar incluso la palabra «sexo». Sin embargo, se encontró que alrededor del 5% de los escolares de sexto grado confesaban haber mantenido relaciones sexuales, lo que indicaba que los estudiantes eran muy diferentes en cuanto a sus necesidades y experiencias. En octavo grado, se encontró que muchos de los escolares creían que la mayoría de sus compañeros ya habían mantenido relaciones sexuales, a pesar de que los datos sugerían que era solo el 20%.
El contenido del currículo abarca ocho características clave:
Incluye actividades que propician el desarrollo de un clima que favorece la participación, lograr acuerdos en la clase y discutir temas confidenciales.
El programa se diseñó para reducir las conductas sexuales de riesgo que pueden conducir a contraer el VIH y otras enfermedades de transmisión sexual, o el embarazo no deseado.
El mensaje central del currículo consiste en advertir que posponer el inicio de la actividad sexual es la mejor opción para adolescentes.
Las modalidades del aprendizaje interactivo se adaptaron a los diferentes estilos de aprendizaje de los estudiantes.
Para comprender la realidad y motivar a los estudiantes a evitar conductas que los pueden colocar en riesgo de infección, se tomó contacto con una organización local para invitar a una persona con VIH, entrenada para hablar de sus experiencias a estudiantes. La mayoría de los escolares confesaron en público haber desarrollado un sentimiento de mayor compasión hacia las personas con VIH.
El currículo se desarrolló teniendo en cuenta la cultura a la que pertenecen los escolares, su edad y su experiencia sexual. Para incrementar su relevancia, el material utilizado era altamente interactivo y, en la medida de lo posible, siempre utilizaba una aproximación basada en alguna historia real.