Portada » Biología » Fundamentos Esenciales de Biología: Fotosíntesis, Biotecnología e Inmunología
La fotosíntesis es un proceso anabólico fotoautótrofo mediante el cual la mayoría de los organismos autótrofos captan la energía luminosa del sol y la transforman en energía química, mediante la reducción del CO2. La energía se almacena y se aprovecha en la síntesis de principios inmediatos como la materia orgánica que utilizan los organismos fotosintéticos. Para que la energía de la luz pueda ser utilizada, debe ser absorbida. Las sustancias que absorben la luz son los pigmentos que, en las células eucariotas, se localizan en las membranas tilacoidales.
Los cloroplastos contienen unas 300 moléculas más de clorofila de las requeridas para la fotosíntesis. Esto significa que esas moléculas actúan juntas como una unidad fotosintética donde se produce la captación de luz y la liberación de electrones.
En las membranas tilacoidales de los vegetales existen dos tipos de fotosistemas: Fotosistema I y Fotosistema II.
La fotosíntesis consta de dos fases:
Se produce en las membranas de los tilacoides. Genera energía en forma de NADPH y ATP.
Se produce en el estroma del cloroplasto. Utiliza el NADPH y el ATP producidos en la fase lumínica para producir materia orgánica. En esta fase se fija el CO2 que actúa como fuente de carbono.
Empieza cuando la luz incide sobre el Fotosistema II. Su centro de reacción, que son dos moléculas de clorofila, pierde un electrón que empieza a moverse a través de los transportadores. La plastocianina pierde este electrón que había recibido y el electrón llega al Fotosistema I. Cuando el Fotosistema I recibe luz del sol, las dos moléculas de clorofila que forman el centro de reacción pierden un electrón que es cedido a un átomo de hierro. El átomo de hierro pierde este electrón y lo cede a una molécula de NADP+ que, gracias a ese electrón y a la ganancia de un protón, se convertirá en NADPH.
La energía generada por el paso de los electrones a través de los transportadores permite bombear protones H+ al interior del tilacoide a través del transportador Citb-c6. Se acumulan una gran cantidad de protones en el interior del tilacoide que quieren salir al estroma. A la vez que ocurre todo esto, cuando la luz incide en el Fotosistema II, el agua se rompe por un proceso llamado fotólisis y genera O2, los protones H+ que quedan en el interior del tilacoide y los electrones que reponen la pérdida de electrones que sufre el centro de reacción del Fotosistema II.
La fotólisis se produce en el interior del tilacoide cerca del Fotosistema II.
Se utiliza solo en algunas ocasiones e interviene solo el Fotosistema I. Se produce ATP, pero no se produce ni O2 ni NADPH.
En la fase oscura o de biosíntesis, la energía del ATP y el poder reductor del NADPH sintetizados en la fase lumínica se utilizan para reducir el carbono y sintetizar glúcidos sencillos. Las reacciones de esta fase se producen sin necesidad de luz (de ahí el nombre). La reducción del carbono tiene lugar en el estroma de los cloroplastos de células eucariotas y en el citoplasma de las bacterias fotosintéticas, gracias a una serie de reacciones cíclicas llamadas ciclo de Calvin.
6 CO2 + 12 NADPH + 18 ATP ——> 1 Hexosa + 12 NADP+ + 18 ADP
En los ecosistemas, la fotosíntesis juega un papel fundamental en el proceso de fijación de carbono.
Obtienen energía al oxidar sustancias inorgánicas como NH4+, H2S, NO2- y Fe2+.
Conjunto de procedimientos y tecnologías que permiten manipular las moléculas relacionadas con la herencia para obtener nuevos productos y servicios. Algunas de las principales técnicas desarrolladas son la clonación molecular, la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), la secuenciación del ADN y el complejo CRISPR-Cas9.
Cortan las moléculas de ADN cuando reconocen una secuencia de nucleótidos específica en el ADN.
Un proceso de clonación molecular que utiliza plásmidos como base para la recombinación y bacterias como organismos “receptores”, se realiza siguiendo una serie de etapas:
Los anticuerpos son moléculas producidas por los linfocitos B como respuesta a la presencia de un antígeno, y destinadas a unirse específicamente a él. Los anticuerpos pueden permanecer adheridos a las membranas de los linfocitos o bien ser liberados hacia la sangre. Los anticuerpos son proteínas que reciben el nombre de Inmunoglobulinas (Ig). Están compuestas por cuatro cadenas de aminoácidos:
Las cuatro cadenas se mantienen unidas por una combinación de enlaces covalentes y adoptan en el espacio una estructura tridimensional en forma de Y. Un anticuerpo dispone de una región constante integrada por el tallo y una parte de ambas ramas, y de dos regiones variables compuestas por los extremos de estas. La región variable constituye el sitio de unión al antígeno, denominado parátopo, y permite la unión de dos moléculas de un mismo antígeno.
Es toda sustancia ajena al organismo capaz de desencadenar una respuesta inmune. Aunque los antígenos son fundamentalmente proteínas, algunos son polisacáridos y lípidos complejos que tienen también capacidad antigénica. Esta característica se debe a una pequeña parte de la estructura de estas macromoléculas, mediante la cual se unen a los anticuerpos. Esta región se denomina determinante antigénico o epítopo y es la zona inmunológicamente activa de un antígeno.
La reacción inmune es el proceso que tiene lugar cuando los anticuerpos que intervienen en la respuesta inmune se encuentran con el antígeno. La reacción antígeno-anticuerpo es totalmente específica: un anticuerpo es capaz de reconocer entre miles de determinantes antigénicos aquel que es su complementario.
La respuesta inmune es el conjunto de procesos que se desencadenan cuando una sustancia penetra en el organismo y este no la reconoce como propia. La respuesta tiene lugar mediante la fabricación de anticuerpos o a través de la formación de células, pero el fin es el mismo: neutralizar al agente invasor y dotar al organismo de inmunidad frente al mismo. La respuesta inmune es específica; la resistencia a un antígeno no implica resistencia a otro distinto. Y se produce siempre que existe contacto con el patógeno invasor, pero tras el primero de ellos, el organismo “recuerda” y en contactos sucesivos, la respuesta puede llegar a ser tan intensa y rápida que la enfermedad no siempre vuelve a manifestarse.
El término inmunidad es la condición de alguien que está libre de padecer una enfermedad. El estado inmune lo propician tanto el sistema inmunitario innato como el sistema inmunitario adaptativo.
Un suero es un preparado artificial que contiene anticuerpos extraídos de la sangre de animales o de personas a las que previamente se les administró el antígeno. La administración de sueros es un método curativo.
Una vacuna es un preparado que se introduce en el organismo sano e induce al sistema inmunitario a producir anticuerpos. La vacunación es un método preventivo. Los compuestos introducidos en las vacunas carecen de poder patógeno, pero incluyen o generan moléculas con capacidad antigénica. De esta manera, no se sufren los efectos de la enfermedad, pero se crean anticuerpos específicos y células de memoria que pueden volver a actuar en posteriores infecciones.