Portada » Magisterio » Educación Inclusiva: Fundamentos, Estrategias y Marco Legal para una Escuela para Todos
La historia de la atención a la diversidad en educación ha transitado por diferentes modelos, cada uno con sus propias características y consecuencias:
Se refiere a la no escolarización de ciertos grupos, como por clase social, grupo cultural, género o discapacidad. Otras prácticas asociadas incluyen el internamiento masivo.
Implica la separación de alumnos en escuelas o aulas específicas según sus características. Ejemplos históricos son:
Busca incorporar a los alumnos en el sistema educativo ordinario, aunque a menudo manteniendo la idea de que el problema reside en el individuo. Ejemplos históricos son:
La categorización consiste en organizar, agrupar y clasificar a algunas personas en función de un grupo de características que supuestamente comparten. Se busca acotar con precisión qué le ocurre a una persona.
Las características personales son las que explican lo que le pasa a un alumno. Es una herencia del modelo médico y de la educación especial, donde los procesos de enseñanza-aprendizaje se vinculan, explican y justifican principal y únicamente desde las capacidades, habilidades y/o actitudes de algunos niños.
La presencia de algunos niños en las escuelas ordinarias dificulta el desarrollo ‘normal’ de las clases. Desde esta perspectiva, la mejor forma de responder a algunos niños es ‘separándolos’ de los demás (exclusión/segregación).
Se asume que hay similitud entre las personas que forman parte de la misma categoría, lo cual es problemático.
Los procesos de enseñanza-aprendizaje se vinculan, explican y justifican desde lo que hacemos en las escuelas: los valores, la gestión de espacios, la organización de apoyos, el tipo de recursos materiales, y el rol de las familias o especialistas.
Es un proceso esencialmente comunicativo que requiere el encuentro. Cualquier persona es vista como un ser humano complejo, atravesado por organizadores sociales (Pérez de Lara y Calderón).
Las diferencias están entre nosotros, entre las personas, y no en el interior o en la naturaleza de un sujeto. La aceptación de esta premisa redirige el foco de nuestra mirada (Skliar).
Las insuficiencias y limitaciones en cómo «se construye la escuela» se descubren cuando hay una discrepancia entre «la escuela tal y como es» y las necesidades de un estudiante.
Implica buscar y reconocer los caminos por los que los seres humanos muestran nuevas posibilidades en sus trayectorias.
La inclusión es un proceso, un plan abierto, que trata de la participación de todos los estudiantes y adultos (Susinos).
Promueven el desarrollo de valores inclusivos. Se busca:
Fomentan que todos trabajen y se organicen para que alumnado y profesorado sientan que forman parte de la comunidad. Esto implica:
Son las actividades que se realizan para que todo el alumnado aprenda y participe. Esto incluye:
Las pueden presentar cualquier alumno y conllevan la realización de actuaciones pedagógicas ordinarias en la escuela.
Requieren una atención educativa diferente a la ordinaria, incluyendo las Necesidades Educativas Especiales (NEE).
Es un proceso de recogida, análisis y valoración de la información sobre el alumno/a en interacción con su medio escolar, familiar y social para determinar posibles necesidades específicas.
Documento que sirve para decidir cómo (qué ayudas o apoyos específicos necesita) y dónde (tipo de escuela o aula no ordinaria es la mejor para el alumno: escolarización combinada, unidad de EE en centro ordinario o un CEE) debe estudiar un niño o niña que tiene necesidades educativas especiales.
Documento de centro que reúne las medidas y programas implementados por los centros educativos para atender las necesidades de su alumnado. Lo crea la Comisión de Coordinación Pedagógica y Atención a la Diversidad (CESPAD).
No implican cambios significativos en el currículo y son para todos.
Su objetivo es dar respuesta a las necesidades educativas del alumnado que requieren modificaciones significativas en el currículo.
Dan respuesta a las necesidades educativas del alumnado que requieren modificar significativamente el currículo ordinario.
Centrado en el niño, guiado y dirigido por expertos. Se traslada intacto a la escuela ordinaria. La intervención se dirige a compensar o paliar las dificultades de aprendizaje atribuidas a las deficiencias del estudiante. Se constituye como un elemento extra o añadido a los modos habituales en los que las escuelas articulan la respuesta educativa. Precisa de recursos extraordinarios y profesionales expertos, y ha de satisfacerse mediante estrategias y técnicas especiales. Las escuelas ordinarias han de ceder alguna parcela.
La intervención continúa centrándose en el/la estudiante con NEE o NEAE. Modifica el tipo de relaciones que se establecen entre los profesionales implicados en dicha intervención e introduce nuevas fórmulas de trabajo entre docentes, donde la colaboración y la responsabilidad compartida en la búsqueda de respuestas son clave. Se realiza con un niño entre más de un profesional.
Lo realiza un experto a nivel del centro. Ofrece una visión más institucional: la escuela ha de revisar el modo en el que articula la respuesta educativa. El foco de atención, por lo general, son las dificultades que pueden experimentar algunos estudiantes.
Actividad que se pone al servicio de la mejora de la escuela en su conjunto y demanda el ejercicio de una responsabilidad compartida por parte de todos los profesionales. El currículo es el centro de apoyo que ha de desarrollarse de manera colaborativa. Es para todos los alumnos, no para uno en específico, y es colaborativo.
Los espacios tienen significados atribuidos y expresados. Las estructuras espaciales y los lugares dentro de los paisajes proporcionan un conjunto de significados culturales que nos dicen si estamos “fuera de lugar” (Kitchin, 1998). No son anónimos: informan (de lo que acontece, personas, ideas de enseñanza-aprendizaje) y construyen ideas sobre lo que es valioso o no. Condicionan el desarrollo individual y social de las personas y contienen mensajes implícitos (como un aula de PT) y otros ocultos.
El dictamen de escolarización puede ser una barrera clara hacia la inclusión. Otras situaciones pueden actuar como barrera o facilitador en función de cómo sean utilizadas:
Vuelca la necesidad sobre el profesor. Algunos niños se plantean como un reto y son la oportunidad para reflexionar sobre lo que no estamos haciendo bien.
El “nosotros” se convierte en modelo de comparación y diferencia que responde a visiones ya constituidas socialmente como patrones de normalidad. El “nosotros” es la normalidad de la igualdad deseable. Y “los otros” son además concebidos bajo categorías que los engloban en colectivos de pertenencia.
Es una señal, el hecho de atribuir a un sujeto los rasgos que se han definido como diferencias ya establecidas. Puede definir tanto lo que es como lo que se espera de él. Se busca situar a la persona en un lugar de colectividad, dejando de ser alguien singular para ser un individuo particular de un colectivo: un caso.
Cree saber lo que verá antes de hacerlo, fija en el diagnóstico la certeza de quién es y cómo son, y en el tratamiento el cómo serán. Está llena de temor hacia aquello que no comprende.
No podemos ver seres aislados, como si estuvieran en un vacío de relaciones y circunstancias. Lo que vemos son personas que reaccionan a una situación.
Implica mirar la interrelación. No solo preguntarse quién es este, sino también por qué lo veo así y por qué reacciono así ante él. Nos sitúa de una forma más humana ante los demás, porque entonces cada uno se comunica desde su incapacidad y desde su posibilidad; desde su necesidad y desde su deseo: al menos, el de ser reconocido.
No es anular las diferencias, sino reconocerlas, pero no desde las categorías a priori, sino desde lo que permite sus conflictos y sus posibilidades, dejándose decir y tocar, dejándose sorprender.
La inclusión es un modelo educativo que nos permite impulsar sociedades más solidarias, más cohesionadas y comprometidas con la justicia social. Solo en escuelas inclusivas es posible aprender y vivir los principios de la convivencia democrática y practicar estos valores cotidianamente. Por ello, la educación inclusiva se ha reconocido como un derecho que debemos observar.
Permiten conocer otros mundos y son un espacio para aprender, disfrutar, dialogar y compartir.
Modelo teórico y práctico de alcance mundial que defiende la necesidad de promover el cambio en las escuelas de forma que estas se conviertan en escuelas para todos, escuelas en las que todos/as puedan aprender, participar y sean recibidos como miembros valiosos de las mismas.
Una escuela nunca es completamente diversa; las escuelas inclusivas son denominadas «escuelas en movimiento» porque revisan continuamente el modo en el que pueden dar respuesta a las necesidades educativas y cómo confrontar la exclusión. Se revisan a sí mismas para identificar barreras.
La inclusión es un proceso que ayuda a superar los obstáculos que limitan la participación y los logros de los estudiantes.
Se trata de un plan abierto, de carácter tentativo, que explora formas de mejorar. Es un proceso localmente situado; cada centro tiene un proyecto único e irrepetible, con un marco de referencia común establecido por las administraciones educativas. Cada escuela adopta planes y decisiones particulares en el proceso de enseñanza-aprendizaje. No se puede replicar un proyecto de una escuela en otro lugar sin adaptaciones.
Recae en la comunidad escolar (estudiantes, profesorado, equipo directivo y familiares) junto a entidades locales y administraciones públicas (que apoyan o limitan el desarrollo de políticas y prácticas que reconocen el valor de las diferencias humanas).
A la hora de identificar barreras para el estudiante, es necesario un plan colectivo entre todos los miembros de la comunidad escolar. Un liderazgo con orientación inclusiva deberá mostrar cuáles son los valores que promueve la escuela, el tipo de actividades desarrolladas por los apoyos educativos, el uso de espacios escolares, la relación con la familia y el alumnado, y las estrategias didácticas que se usan en las diferentes etapas educativas.
La LOMLOE sostiene el principio de educación inclusiva y, al mismo tiempo, mantiene la vía de la segregación escolar al reconocer la existencia de escuelas y aulas especiales.
Las barreras discapacitan e impiden el desarrollo personal de algunos estudiantes, negándoles la posibilidad de obtener un provecho similar a los demás.
La existencia de un currículo para la mayoría y otro para el alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo puede generar prácticas diferenciadoras y situaciones de aprendizaje impartidas por especialistas de pedagogía terapéutica y audición y lenguaje de manera individual o en grupos pequeños. Esto puede situar a estos estudiantes al margen de las oportunidades de aprendizaje.
Hace referencia a cómo algunos grupos apenas pueden tomar decisiones en aspectos relevantes de su propia vida o en la gestión del espacio común.
Proceso ordenado que permite a los estudiantes influir sobre el mundo real y provocar cambios materiales y/o simbólicos destinados a mejorar lo común.
Las escuelas inclusivas están comprometidas con ampliar las oportunidades para la participación de sus estudiantes, ensanchar su capacidad para elegir, proponer, decidir y diseñar todos los ingredientes que conforman la vida común de la escuela.
Reducción o eliminación de los procesos de exclusión socioeducativa que desplazan a personas al margen de la vida escolar y social.
Calderón muestra un claro interés por legislar de acuerdo con los instrumentos internacionales de derechos humanos, especialmente los referidos a derechos de la infancia, derechos de las personas con discapacidad y eliminación de toda forma de discriminación contra la mujer. Por tanto, un importante avance de esta ley es el de hacer suyos los instrumentos de derechos humanos.
La ley proclama desde su artículo primero la equidad, la inclusión educativa y la accesibilidad universal como principios de la educación. Garantizar el derecho a la educación inclusiva conlleva una transformación de la cultura, la política y la práctica en todos los entornos educativos formales e informales para dar cabida a las diferentes necesidades e identidades de cada alumno, así como el compromiso de eliminar los obstáculos que impiden esa posibilidad. El reconocimiento de la educación inclusiva como derecho humano parte de la reclamación del colectivo de personas nombradas por la discapacidad que viene siendo discriminado y segregado del sistema.
Según Anguita, citando a Bruner (1997): “Es a través de nuestras propias narraciones como principalmente construimos una versión de nosotros mismos y el mundo, y es a través de sus narraciones como una cultura ofrece modelos de identidad y acción a sus miembros”.
Martínez destaca como pilares metodológicos los proyectos, las rutinas, los rincones y los talleres.
Los ambientes de Batista son “espacios de crecimiento” que “garantizan a las niñas y niños la posibilidad de hacer cosas y, al mismo tiempo, los incitan a la reflexión sobre lo que están haciendo”. Dan cabida al placer, el juego y la diversión, y ayudan a los niños a crecer dejándoles tiempo para crecer.
Malaguzzi afirma que “el atelierista nace para entorpecer, en el sistema-escuela, la normalizante rutina educativa”. Además, Loris Malaguzzi sostiene que “el aula de Infantil debiera ser una especie de acuario transparente donde se reflejaran las ideas, las actitudes y las personas”.
Tonucci propone que cualquier material puede ser mirado “con ojos de niño”.
Se busca que los materiales respondan a diferentes cualidades: