Portada » Latín » Historia y Mitología Romana: Pasajes Clave del Latín Clásico
Estos pasajes, inspirados en textos latinos clásicos, ofrecen una visión concisa de momentos cruciales en la historia de Roma, desde su fundación hasta el fin de la República.
Fundada la ciudad, a la cual llamó Roma a partir de su propio nombre, llevó a cabo más o menos estas cosas. Recibió una multitud de pueblos vecinos de la ciudad. Eligió a cien de los más ancianos, a los que llamó senadores a causa de su vejez. Entonces, al no tener el mismo y su propio pueblo, invitó para un espectáculo de juegos a la ciudad de Roma y raptó a sus doncellas. Y surgió de repente una tormenta; al no haber aparecido, fue consagrado en el séptimo año de su reinado.
Siendo cónsules Lutacio Catulo y Aulo Postumio, en el año vigésimo tercero de la Guerra Púnica, la guerra contra los africanos se encomendó a Catulo. Marchó con trescientas naves hacia Sicilia; los africanos prepararon contra él cuatrocientas. Nunca se luchó en el mar con tantas tropas. Catulo subió a la nave enfermo, pues había sido herido en una lucha anterior.
Después se emprende la Tercera Guerra Púnica contra Cartago en el año 602 desde la fundación de la ciudad. Siendo cónsules Censorino y Manilio, en el año cincuenta y uno después de que había sido finalizada la Segunda Guerra Púnica. Estos, marchando, atacaron Cartago. Escipión, entonces nieto de Escipión el Africano, militaba allí como tribuno. A través de este, muchas cosas fueron llevadas a cabo exitosamente por los cónsules.
Luego, el cónsul Quinto Pompeyo, vencido por los numantinos, hizo una paz vergonzosa. Después de este, el cónsul Mancino hizo de nuevo una paz ignoble con los numantinos. Así pues, después de una venganza tan grande, Publio Escipión Africano, hecho cónsul, fue enviado a Numancia. Finalmente, acorraló a la propia Numancia, sitiada durante largo tiempo por el hambre.
En ese mismo tiempo, Atalo, rey de Asia, hermano de Eumenes, murió y dejó al pueblo romano como heredero. Así, accedió al Imperio Romano a través de testamento.
Siendo cónsules el orador Marco Tulio Cicerón y Gayo Antonio en el año seiscientos ochenta y nueve desde la fundación de la ciudad, Lucio Sergio Catilina, un hombre de muy noble linaje pero de una naturaleza muy perversa, conjuró contra la patria con hombres ilustres. Fue expulsado por Cicerón de la ciudad. Detenidos los socios de este, fueron estrangulados en la cárcel. El mismo Catilina fue vencido y asesinado en la guerra por Antonio, el otro cónsul.
En el año seiscientos noventa y tres después de fundarse Roma, Gayo Julio César, que después gobernó, fue nombrado cónsul con Lucio Bíbulo. Galia y diez legiones se les decretaron. Este venció primero a los Helvecios, los cuales ahora se llaman Secuanos; luego avanzó a través de guerras gravísimas continuamente. Hasta el ascenso británico, dominó casi toda Galia en nueve años.
Regresa de allí a Roma, asimismo cónsul con Marco Emilio Lépido, quien había sido su maestro de los jinetes en el año anterior. Se marchó a África, donde había reparado la guerra con Juba, el rey de Mauritania.
César, regresando a Roma, después de un año se hizo cónsul por cuarta vez y se marchó al instante a Hispania, donde Gneo Pompeyo y Sexto Pompeyo habían preparado una gran guerra. Hubo muchas batallas, la última junto a la ciudad de Munda, en la cual César venció de tal manera.
De allí, César volvió a Roma. Apaciguándose la guerra civil en todo el mundo, se conjuró contra él. Los principales entre los conjurados fueron los dos Brutos, de ese linaje de Bruto, el primer cónsul en Roma que había expulsado a los reyes. Al haber venido a la Curia entre los demás en día de Senado, fue atravesado por veintitrés puñaladas.
Siendo cónsules Publio Escipión Nasica y Lucio Calpurnio Bestia, la guerra fue llevada a Yugurta, rey de los Númidas. Porque había matado a Adherbal e Hiempsal, hijos de Micipsa, sus propios hermanos, reyes y amigos del pueblo romano. El cónsul Bestia, corrompido por el dinero del rey, enviado contra este, hizo la paz muy vergonzosamente con este, la cual fue deshonrada por el Senado. Después, Albino fue enviado contra aquel en el siguiente año. Fue enviado en el tercero. El cónsul Quinto Cecilio Metelo venció a Yugurta en batallas variadas. Tomó o mató a los elefantes de este; tomó él mismo muchas ciudades en rendición.
Entrando César a una ciudad vacía, se hizo dictador. De allí se va a las Hispanias. De allí, regresando, cruzó a Grecia y luchó contra Pompeyo. En el primer combate, fue vencido y puesto en fuga; sin embargo, huyó, porque, cayendo la noche, Pompeyo no quiso seguirlo. Luego, en Tesalia, junto a Farsalia, reunidas grandes tropas por ambas partes, se enfrentaron.
Explora los relatos legendarios que forjaron la identidad de la Antigua Roma y las figuras que marcaron su transición de monarquía a república.
Rómulo y Remo, representados tradicionalmente como bebés amamantados por una loba, son los legendarios fundadores de Roma. Eran hijos de Rea Silvia, descendiente de Eneas y vestal por obligación de su tío Amulio, quien había usurpado el trono de Alba Longa a su hermano Numitor. Rea Silvia fue violada por el dios Marte y dio a luz a los gemelos. Amulio, temeroso de ser destronado por ellos, ordenó arrojarlos al Tíber, pero la cesta quedó atrapada en la orilla.
Los niños fueron alimentados por la loba Luperca en la cueva Lupercal, cerca de una higuera sagrada (ficus ruminalis). El pastor Fáustulo los encontró y los entregó a su esposa Laurencia, quien los crió. Algunos relatos sugieren que «lupa» podría referirse también a Laurencia, ya que en latín también significa «prostituta».
Al crecer, Rómulo y Remo descubrieron su origen, mataron a Amulio y devolvieron el trono a su abuelo Numitor. Luego fundaron una ciudad en el lugar donde habían sido abandonados. Sin embargo, una disputa entre los hermanos terminó con Rómulo matando a Remo y completando la fundación de Roma.
En la pintura de Rubens, se muestra a Fáustulo hallando a los gemelos con la loba, mientras Rea Silvia y una figura del río Tíber los observan, y un pájaro carpintero simboliza a Marte.
Después de fundar Roma, Rómulo entendió que, para asegurar el futuro de la ciudad, necesitaba garantizar descendencia. Envió mensajeros a las poblaciones vecinas para buscar alianzas matrimoniales, pero todas rechazaron la propuesta por miedo al crecimiento del poder romano.
Entonces, Rómulo organizó unas fiestas en honor de Neptuno e invitó a los sabinos y a otros pueblos cercanos. Durante las celebraciones, a una señal acordada, los jóvenes romanos raptaron a las mujeres sabinas y expulsaron a sus familiares. Este acto provocó que los sabinos declararan la guerra a Roma.
Durante la batalla, las mujeres sabinas, ya casadas y con hijos, intervinieron entre los dos bandos para evitar perder tanto a sus padres como a sus maridos. Suplicaron por la paz, y finalmente sus ruegos fueron escuchados: los dos pueblos se unieron, con Roma como capital. Rómulo y Tito Tacio, rey de los sabinos, gobernaron juntos hasta que Tito murió en circunstancias extrañas.
En la pintura, Hersilia, hija de Tito Tacio y esposa de Rómulo, aparece entre ambos, suplicando que no separen a las mujeres de sus familias. Otras sabinas la acompañan en su petición.
Lucrecia, noble romana y esposa de Colatino, fue atacada por Sexto Tarquinio, hijo del rey Tarquinio el Soberbio. Aprovechando la ausencia del esposo, Sexto entró en su habitación e intentó seducirla. Ante el rechazo de Lucrecia, la amenazó con matarla junto a un esclavo para hacer creer que había cometido adulterio. Sin salida, Lucrecia cedió.
Al día siguiente, llamó a su padre y esposo, les contó lo sucedido y, tras hacerles jurar venganza, se suicidó clavándose un puñal. Este hecho provocó la revuelta popular, dirigida por Junio Bruto, que derrocó a la monarquía y fundó la República romana, con Bruto y Colatino como primeros cónsules.
En la pintura de Rubens, Sexto Tarquinio amenaza a Lucrecia con un puñal; detrás, aparecen Eros con una antorcha (símbolo del deseo) y una Furia con una serpiente (símbolo del pecado).