Portada » Psicología y Sociología » Bienestar Docente y Psicología de la Instrucción: Claves para una Enseñanza Efectiva
Se refiere tanto a la incertidumbre de las exigencias de las tareas, métodos o formas, como a la falta de información sobre los continuos cambios educativos. Incluye la insuficiente formación inicial, los cambios de centro, la temporalidad, los cambios sociales y educativos drásticos, y la redefinición de valores y objetivos educativos.
Proviene de la coexistencia de exigencias opuestas y contradictorias. El profesor vive en una constante contradicción entre su actuación diaria en clase y sus expectativas en el ejercicio profesional, lo que puede desarrollar ansiedad derivada de estas contradicciones, autodesvalorización, culpabilidad y depresión.
Aquí hay que diferenciar entre el exceso de trabajo (sobrecarga cuantitativa) y la excesiva dificultad del trabajo (sobrecarga cualitativa). La falta de medios y recursos ante los constantes cambios puede generar desinterés, falta de implicación e inhibición en el profesor.
La psicología de la instrucción nace vinculada a la práctica educativa, es decir, a la psicología de la educación. Los límites entre estas dos ciencias no son precisos y algunos las consideran sinónimas, aunque se tiende a considerar la psicología de la instrucción como una rama de la psicología de la educación.
La psicología de la instrucción tuvo un gran desarrollo a partir de la aparición del conductismo operante de B.F. Skinner, considerando la relación entre conducta y su consecuencia a través del refuerzo. De aquí se desprende la importancia que tienen los factores ambientales para la instrucción, hasta el punto de que lo determinante en la instrucción es el ambiente.
Desde este momento, los libros de texto empiezan a publicarse con el formato de instrucción programada, con contenidos y objetivos conductuales.
De esta forma, se podía individualizar la enseñanza para responder a cada necesidad con recompensas tangibles que mejoran la conducta académica y social.
Pero las críticas surgieron desde otros modelos como el cognitivismo o la psicología constructivista. El procesamiento de la información se convierte en clave para comprender las conductas más complejas.
Los psicólogos cognitivos defienden el papel activo del estudiante a la hora de interpretar los refuerzos y de establecer relaciones con las respuestas. Es decir, el refuerzo para los cognitivistas sirve como fuente de información que el alumno utiliza para construir un plan de acción.
Se descubren los procesos cognitivos elementales que actúan para controlar la resolución de problemas. Los teóricos cognitivos presentan el procesamiento de la nueva información como dependiente de los conocimientos previos y de los procesos que posee la persona, dando importancia a los contenidos y a la instrucción.
A partir de los años 80, temas como el coste, los controles de calidad, la tecnología de los ordenadores, la comunicación y el control han llegado a ser claves en el desarrollo de la Psicología de la Instrucción y la enseñanza individualizada.