Portada » Economía » Transformaciones Económicas en España: Crisis, Políticas y Recuperación (1970-2008)
Se le llamó también crisis del petróleo porque esta crisis se originó por una subida elevada de los precios del petróleo a nivel mundial. Los precios subieron tanto debido a las represalias que tuvieron los países árabes contra los estadounidenses por la ayuda que estos últimos prestaron a los israelíes en la guerra árabe-israelí.
A esta crisis le acompañó una crisis monetaria como consecuencia de la quiebra del sistema de tipo de cambio fijo.
En la Conferencia de Bretton Woods en 1948 se fijó el tipo de cambio fijo. A mediados de los 70, este sistema se rompió como consecuencia de la muerte de Franco, lo que implicó la transición de un sistema dictatorial a uno democrático.
En España, se tenía un crecimiento del consumo de un 8% y la inversión creció un 14%. La inversión creció dos dígitos y, como consecuencia, la inflación era altísima.
Cayó la relación real de intercambio, que representa los precios de las exportaciones en relación con los de las importaciones (una caída del 20-25%).
El IPC dio lugar a una subida del 20% de la inflación, generando una inflación de demanda, a la que se sumó una inflación de oferta (aumento de los costes de producción). Se añadió también el encarecimiento de las importaciones. Todo esto produjo una espiral inflacionista, ya que subía la producción y, como consecuencia, subían los precios. Los trabajadores lucharon por su renta y aprovecharon ese cambio político para crear sindicatos, Comisiones Obreras, etc.
El Estado, para evitar conflictos, concedía esos cambios. Los salarios se fijaban con un sistema de indexación salarial. Indexación salarial significa que los salarios aumentarían en función del IPC.
S77 = S76 + (Tasa de crecimiento * IPC76 / Inflación) + otros costes (Ss)
Se produjo una inflación de demanda y de costes. Como consecuencia de esto, aumentaron los precios, al igual que los precios de los productos que se vendían, y por tanto, se vendía menos. Esto generó un déficit en la balanza de pagos.
Con la crisis económica, cayeron la inversión y el consumo, y se inició una política económica restrictiva. Las empresas empezaron a caer en quiebra y se produjo una elevación del endeudamiento. A finales de los 70, hubo un aumento de los tipos de interés que provocó que las necesidades de financiación se redujeran y las empresas invirtieran menos.
Parte de los sectores de la construcción, astilleros y siderurgia cayeron, y se produjo, como consecuencia, una crisis industrial. España era un país dedicado a la industria y, con la llegada de los 70, muchas empresas tuvieron que cerrar, lo que provocó una masa de paro muy elevada. El impacto de la crisis en España fue más importante debido a un mayor crecimiento de los costes laborales que en la OCDE.
En esta primera fase, se pensaba que la crisis era pasajera y de carácter temporal. Las razones eran de tipo político porque los economistas pensaban que la crisis iba a ser muy corta e impusieron medidas rápidas, pero se equivocaron.
Las medidas que establecieron fueron:
Reconocieron que la crisis era de carácter duradero, pero sin embargo, no cambiaron de política. Controlaban los aumentos de precios, seguían subvencionando el precio de la energía y la política salarial no cambió.
Siguió habiendo una subordinación de la economía a la política, se siguió manteniendo el precio de la energía y, además, empezaron a aplicar una política monetaria y fiscal expansiva.
Hubo un fomento de las exportaciones (vía devaluación). Con esta política no se solucionó la crisis; al contrario, la situación se agravó por las políticas que se aplicaron.
Este olvido de lo económico produjo una profundización de los desequilibrios de la crisis. Tras las elecciones de 1977, se aplicaron los Pactos de la Moncloa, que fue la política económica que se aplicó en España tras el consenso de todos los partidos políticos que tuvieron representación parlamentaria.
Política de consenso: Durante la autarquía, ganó las elecciones Adolfo Suárez y en su oposición estaban el Partido Socialista, el Partido Popular y el Partido Comunista. Entre todos decidieron que tenían que aplicar una política económica, los Pactos de la Moncloa, para solucionar los problemas de los españoles y también crearon un marco de libre mercado y un marco de competitividad (sin intervencionismo por parte del Estado).
Se produjo un cambio total en la política económica. Se pusieron de acuerdo para aplicar esa nueva política económica. Se aplicaron dos tipos de políticas:
Son cambios estructurales y sus objetivos eran:
Para conseguir estos objetivos, eran necesarios:
Se trata de aspectos coyunturales y su objetivo era reducir la inflación y mejorar el equilibrio exterior.
Para conseguir los objetivos de la política de saneamiento:
Disminuyó la inflación y se produjo un superávit en la balanza comercial.
Hubo una mayor tasa de paro porque se produjo una reconversión industrial y se aplicó una política restrictiva. También hubo un mayor déficit público porque se produjo una descentralización del Estado, se crearon las comunidades autónomas y porque a partir de la democracia se creó un Estado de bienestar.
Se firmaron el Acuerdo Marco Interconfederal y el Acuerdo Nacional de Empleo, donde se establecieron las condiciones de trabajo. El gobierno de Suárez gobernó hasta 1981, y a partir de ese año lo sustituyó Calvo Sotelo. Posteriormente, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) llegó al gobierno. Durante este periodo, se aplicó una política restrictiva.
En 1982, se produjo una devaluación de la moneda y el objetivo era un crecimiento autosostenible que disminuyera el diferencial con Europa. Como resultado, la política aplicada fue muy parecida a la política de los Pactos de la Moncloa.
En 1982, España tenía una diferencia de inflación de 6 puntos con respecto a Europa, y el déficit ascendía a un billón de pesetas. En 1983, se llevó a cabo una reconversión industrial, se produjo un aumento de la presión fiscal y un incremento del gasto público superior al de los ingresos.
El déficit público empezó a financiarse de forma ortodoxa, es decir, una financiación que no generaba déficit.
La política monetaria restrictiva, junto con el aumento de los salarios, produjo un estancamiento de la demanda y, junto a ello, una elevada tasa de desempleo.
La recuperación empezó en 1995. A partir de esta época, la economía europea comenzó a expandirse y España empezó a crecer después de la economía europea. El sector exterior empezó a recuperarse en esta época; los países empezaron a salir de la crisis y a consumir más. Todo ello influyó en el crecimiento de la demanda interna.
Esto se acompañó en España de cinco indicadores débiles en relación con la UE: inflación, déficit público, tipos de interés, desempleo y déficit comercial.
La crisis comenzó a nivel internacional en agosto de 2007. Los bancos centrales se reunieron para intervenir en los mercados subprime, que son hipotecas basura que se les conceden a personas sin tener suficientes garantías. La crisis hipotecaria (subprime) se extendió a todo el sistema, es decir, no solo al sistema financiero, sino que también se extendió al sistema real. Esta crisis de confianza empezó a expandirse y se produjeron quiebras de empresas importantísimas de EE. UU.
En España, a la crisis financiera y a la subida de precios de la energía y materias primas, hubo que añadir: